1. ANTECEDENTES: SITUACIÓN GEOGRÁFICA DEL BARRIO DE PAJARILLOS EN EL PLANO URBANO DE VALLADOLID.
Valladolid es una ciudad de 350.000 habitantes, más entorno: es decir, medio millón. La ciudad está claramente dividida en tres zonas bien delimitadas de sur a norte por el río Pisuerga y la vía del tren:
-el oeste, del otro lado del Pisuerga: con barrios residenciales y de trabajadores más o menos normalizados (de los 80 como Parquesol -enorme pelotazo urbanístico para la inmobiliaria del mismo nombre-, Huerta del Rey, La Victoria y Girón, algo anteriores) y algún barrio marginal en sus exteriores (Cuesta de la Maruquesa, Arturo Eyries).
- el centro: centro de la ciudad, por un lado, cuyos ejes son El paseo Zorrilla y el Pº Isabel La Católica, ambos cercanos al río) residenciales o burgueses (Puente Colgante, Pº Zorrilla, Campo Grande) y por el sur barrios más o menos obreros (La Farola, La Rubia y los barrios de nueva creación).
Ambas zonas ofrecen perfectas condiciones para su control policial, a pesar de que la zona centro, como suele ser habitual presenta un entramado de calles que sí puede ser propicio.
La tercera zona, de la que venimos, es la Zona Este, cuya frontera natural es la vía del tren y que comprende los barrios de Las Delicias, San Isidro, Pajarillos –bajos y altos-, Buenos Aires; Las Flores y La Pilarica.
La expansión urbanística de viviendas se encuentra focalizada en el Sur y Oeste de la ciudad porque eran zonas limpias, desiertas, nadie podía oponerse a sus planes desarrollísticos. En el Este, con barrios como Delicias surgido con el ferrocarril decimonónico o Pajarillos con los desechos de la industrialización de los sesenta, las cosas no van tan bien. En toda esta zona, se está ejecutando un proceso de urbanización periférica (Delicias-carretera Segovia), Pajarillos-Pilarica y, paralelamente, varios procesos de gentrificación (que son uno solo en realidad) y lo que llamaremos “aclarado urbanístico”: es decir, por un lado, degradan zonas, las compran baratas y las derriban; y por otro, mediante ejes viarios y destrucción de "zonas oscuras", reorganizan y “aclaran” el entramado urbano característico de épocas pasadas.
De este modo, la construcción y el clareado urbanístico van “reajustando” el plano para conseguir mejores rendimientos a efectos policiales, burocráticos y administrativos.
2. LOS PROCESOS DE GENTRIFICACIÓN Y LA ACUMULACIÓN DE CAPITAL:
Para el que no se haya parado a pensar en estos procesos de gentrificación (utilizamos un término que leímos hace años en un Ekintza Zuzena) vamos a intentar explicarlos brevemente:
Zonas urbanas que anteriormente estaban destinadas a unos usos (viviendas obreras, poblamiento marginal), debido al desarrollo incesante que el capital necesita para reproducirse (crecimiento urbanístico, creación-destrucción de tejido industrial, etc.) se prefieren destinar a otros (viviendas de clase acomodada o media alta, porque ahora el centro está más cerca; a centros comerciales, "porque pillan aquí al lado": corredores de tráfico o ejes viales que alejan al vecino del vecino, al proletario del proletario, al hombre de la mujer y del hombre. Para conseguir este "pequeño cambio", el proceso más habitual consiste en degradar la zona que se quiere reconvertir hasta que el vecindario se harta y se va o le echan o exige, incluso, las propias reformas que el capital necesita (esto último puede parecer raro pero es lo más frecuente).
Todo este proceso suele realizarse de tal modo que ninguno de los afectados es consciente de los pasos dados ni del fin que el poder persigue.
Así, como ha ocurrido en Pajarillos los vecinos se unen y luchan contra las consecuencias (traficantes, degradación social) pero no contra las causas (política urbanística y especulativa, reordenación urbana de acuerdo con el interés del capital y del control social total al que aspira). Nuestra tarea en el conflicto desde el primer momento fue demostrar con actos y palabras esta línea que une a los diversos "poderes" (policías, traficantes, constructores, políticos: todos ellos son los especuladores que hay que desalojar).
Los ejes viarios y de mercancías como el planteado para el AVE en Valladolid (vale un puerto como pueda ser el caso de Valencia) estructuran el espacio rural y urbano a su medida. La construcción de puerto secos, ejes ferroviarios, talleres, etc., está única y exclusivamente destinada a la acumulación de capital y al movimiento de mercancías que el capital necesita para reproducirse. Esto parece muy simple (o se suele simplificar en exceso) pero conlleva toda una serie de reformas "sustanciales" como las planteadas en Pajarillos y la Zona Este.
3. ANÁLISIS SOCIOLÓGICO E HISTÓRICO DE LA POBLACIÓN DE PAJARILLOS.
El barrio de Pajarillos (San Isidro, Pajarillos Altos, Pajarillos Bajos y Buenos Aires) es un barrio proletario situado en la zona este de la capital castellana. Con entre 25000 y 30000 vecinos cuenta entre su población con minorías destacables entre las cuales la comunidad gitana sobresale con cerca de 5000 vecinos repartidos por las diversas zonas del barrio. Junto a estos cabe apuntar la presencia de inmigrantes (del Este, del Sur, del Oeste), población nueva que no ha participado de las movilizaciones salvo excepcionalmente. Frente a esto, los gitanos y los payos llevan decenas de años conviviendo (con todos los sentidos que esto implica) y ambos han sido los que se han visto envueltos en las movilizaciones.
Desde su nacimiento (décadas de los 50 y 60) el barrio ha estado separado físicamente de la ciudad por la vía del tren. Esto marca: en los 50 se pedían pasos subterráneos, desde los 70 el soterramiento, ahora que el soterramiento parece decidido con la llegada del AVE, muchos "progres" van a ver cumplido su sueño de la manera más funesta.
Esta barrera es tanto física como psicológica: los viejos de Vadillos (el otro lado ya) lo llaman "la frontera". Provoca marginación y crea, al tiempo, una autoconciencia colectiva de esa marginación. La situación geográfica de Pajarillos ha hecho que siempre se sintiera en el barrio de un modo u otro la diferencia de clases: existe una división marcada por la vía del tren que determina donde están los que tienen y dónde los que no. A esto hay que añadir que sólo se puede pasar del barrio (y de toda la zona este) al resto de la ciudad por túneles, lo que crea sensación de marginación, miedo y control.
El origen de los primeros asentamientos en Pajarillos (generalmente ilegales) reforzó en el pasado este sentimiento con el que muchos hemos crecido. En Pajarillos, desde su propia fundación, han existido asentamientos en chabolas (ahora, aparentemente, no los hay, pero hay cosas peores). El primer poblado fue desmantelado a finales de los 70. Se construyeron adosados para las familias realojadas en el que se llamó "Poblado de La Esperanza" que acabó convirtiéndose en el poblado más grande de Castilla y León y en el principal foco de venta de drogas en una parte del norte de la península (Castilla-León-Cantábrico, subsede de mafias gallegas y madrileñas: es el centro entre ambas). Este poblado fue desmantelado entre 1998 y 2003. El anuncio de que se iba a desmantelar se realizó en 1989. Para su desmantelamiento hubo una subvención de la Unión Europea de más de 800 millones de pesetas que gestionaron la Junta de Castilla y León (PP), el Ayuntamiento de Valladolid (PSOE al principio, PP, después), bancos y algunas asociaciones de vecinos (La Unión y La Esperanza).
Su desmantelamiento condujo a:
a) Nuevas viviendas donde antes estaba el poblado -algunas Viviendas de Protección Oficial, otras de más alto nivel- que aportan nueva población que no se identifica ni con el barrio ni con sus conflictos presentes o pasados,
b) Nuevos "poblamientos" (en chabolas, pisos, casas) repartidos por varios barrios pero mayoritariamente en la Zona Este: Pajarillos, Pilarica y Delicias.
Es decir, podemos afirmar que existió un primer proceso de gentrificación que se cerró e inmediatamente ha conducido a un nuevo proceso que es el que ahora está en marcha en Pajarillos: zona de la barriada del 29 de octubre (ver en el anexo la foto 1) con pisos de 3 y 4 alturas y viviendas de 40 m2, construidas en la época de Franco. Alguien dirá que esas casas no son dignas (y no lo son) pero sí lo es el entorno de calles peatonales y ajardinadas que ofrece espacios de gran libertad fuera de ojos indiscretos. Hoy en día se pueden construir viviendas de 40 m2, pero no zonas oscuras como a la que nos estamos refiriendo.
4. LAS LUCHAS EN PAJARILLOS.
4.1. Movilizaciones previas: contra el poblado de la esperanza y otras miserias.
Antes de que el poblado desapareciera se habían iniciado protestas en varios barrios de Valladolid (Belén, Las Flores, Pajarillos, Delicias) por el realojo de familias provenientes de aquel. Pajarillos ha recibido 29 familias (una pequeña parte es la relacionada con la droga), Delicias otras tantas, etc... Los barrios del centro y sur de la ciudad no han recibido ninguna familia demostrándose así el doble rasero en lo que al tratamiento de los barrios se refiere. Es este un punto importante para entender las protestas (alguno de los gritos en las concentraciones: “Alcalde cabrón, llévalos a tu rincón”). Una vez que la última casa del poblado fue desmantelada (principios de enero) el movimiento de furgonetas se acrecienta en la zona conocida como Barriada del 29 de octubre (Pajarillos Bajos). El movimiento de yonquis empieza a generalizarse en ese mes de enero. Algunos vecinos empiezan a vender su casa, otros se quieren ir del barrio (los pisos de esa barriada tienen menos de 50 m2 y están en un estado bastante pésimo). La policía hace acto de presencia llamada por la asociación de vecinos, en principio, y por la APA del colegio situado en esta barriada (un colegio de primaria) que ven como sus hijos van al colegio entre traficantes, yonquis y policías y recogen firmas para que una dotación policial esté presente en las salidas y entradas de los niños al colegio. Unos jóvenes del barrio que ven como en el portal en el que nacieron se está vendiendo droga y que no pueden ni pasar por su calle se encaran a los traficantes y a los yonquis, rápidamente algunos gitanos que viven de siempre en esta zona se encaran también y se produce una primera concentración espontanea, ocupan la sede de la Asociación y el presidente de esta dice que va a hacer algo: se reúne con el subdelegado del gobierno. A los dos días de esta concentración, la Junta de Castilla y León (con competencias en educación) decide que los niños del colegio Pavo Real serán traslados a otro colegio del barrio en la C/Cigüeña ante el aumento del tráfico de drogas. esto provoca aún más indignación: ¿el problema es el tráfico de drogas y por eso se cambia a los niños de sitio en vez de combatir el tráfico? la pregunta se repite de boca en boca, los vecinos hablan de la presencia policial que se mantiene siempre en los coches y sólo hace controles a los viandantes y registros a los coches que pasan por esas calles (es decir, a los vecinos, sobre todo a los jóvenes). Aparecen hojas contra el ayuntamiento, los constructores y la policía a los que se acusa de cómplices y últimos beneficiarios de la droga.
4.2. Las movilizaciones.
Desde nuestra perspectiva -toda una vida en el barrio- hemos conocido diversas situaciones con el tráfico de drogas y las protestas vecinales. Las primeras protestas realizadas por el colectivo difuso jóvenes descontentos se remontan al año 2000, una concentración contra la miseria y la presencia policial atosigante en el barrio en la que unos 30 o 40 concentrados desplegaron pancartas contra la policía (Menos Policía, Más Cultura; Basta de cacheos, policía no). Estas movilizaciones se debían a los constantes cacheos a jóvenes del barrio y las continuas multas por tenencia de hachis. La siguiente protesta fue una concentración contra la miseria de nuestro entorno y la ausencia de cualquier tipo de centro social (ni cívico siquiera) y otras carencias culturales y de espacio. Fue una protesta centrada en la marginación de los barrios proletarios. En dicha acción se colgó una pancarta en el túnel de Pajarillos en la que se leía “Trabaja, consume, muere”.
Posteriormente, se participó de diversas formas en las protestas contra la forma en que el ayuntamiento estaba gestionando los realojos y la desaparición del poblado. Hubo una manifestación de 1000 vecinos en la que se repartieron multitud de hojas y en la que se sacó una pancarta en la que se leía “Las razas no nos separan, nos separa la clase social”.
En el barrio, hace tiempo, un pequeño grupo de jóvenes iniciamos una revistilla llamada “Levantar el vuelo” para difundir lo que nos parecía oportuno e implicarnos en las luchas barriales de una forma autónoma. El boletín se firma como “algunos jóvenes del barrio pajarillos”. Se han realizado desde su inicio 12 números con una periodicidad variable. El primer número explicó lo que era el F.M.I y esas mafias justo antes de la protesta de Praga. El 2º número fue sobre el trabajo. El 3º contra la policía, con textos sobre la policía 2000 y denuncias fotográficas de cacheos ilegales en el barrio. El 4º fue sobre la vivienda y la okupación, que coincidió con el desalojo de una vivienda recién okupada en el barrio de las Delicias. El 5º fueron textos de mujeres, sobre la liberación humana genérica y antipatriarcal. El sexto fue un solo texto que se repartió con ocasión del acojonamiento del alcalde del P.P. (la situación: el alcalde tenía que venir a un concejo abierto a Pajarillos y San Isidro, pero en el último momento se cagó y no vino; cerca de 1000 vecinos se reunieron en asamblea en la calle en la que se repartieron todas las hojas con un análisis de los diversos problemas del barrio). El séptimo número estaba formado por un solo texto (“Quien te crees que eres”) y un despotrinque del maquetador al que dejamos solo con ese número.
Los posteriores números han dejado el carácter monográfico para centrarse en publicar análisis de los actuales problemas del barrio así como de los distintos movimientos vecinales y barriales que ha habido en los últimos tiempos en Valladolid. Y así llegamos a febrero del 2003: inicio del movimiento vecinal.
La formación de organizaciones propias y autónomas en barrios o curros es un hecho más que posible, real. El análisis práctico de los conflictos actuales y de los hechos históricos arroja luz sobre las dificultades de que estas formas de organización se conviertan en organizaciones revolucionarias de clase.
En Valladolid, como ejemplo, se formó una asamblea de vecinos del barrio de Pajarillos a partir de las incipientes luchas contra el narcotráfico. Vemos, desde dentro, este movimiento. Varias voces individuales –de vario signo también- comienzan a alzarse contra la creciente proliferación de tráfico de drogas en una zona determinada del barrio. Jóvenes y mayores se ven afectados por esta situación. Hay que repetir una vez más, que el grueso de la población del barrio es proletario y, en ciertos grupos, en esa rara línea que separa al proletariado de sus márgenes, lumpen proletariado por un lado, pequeña burguesía comerciante y afines por otro. En este contexto, en el que los ataques por parte de los cuerpos represivos son constantes: en torno a 20.000 registros individuales, 10000 vehículos, más de un millar de aprehensiones de drogas o armas, medio centenar largo de detenidos por tráfico de droga, una treintena de vecinos multados con cantidades entre 600 y 2500 euros por cortar calles, insultar a la policía, dos vecinos condenados a penas de cárcel por resistencia a la autoridad, etc.
La chispa prende en forma de manifestaciones ilegales, numerosas, contundentes (violentas en sí, por la negación de ley y orden que generan). Empecemos por “un principio”.
Un buen día, un grupo de dos centenares de vecinos de etnia gitana se juntan en la citada zona. Tras esta manifestación "espontánea" (que, bien mirada, no lo es tanto), se dirigen a la sede de la Asociación de Vecinos. No pasemos de largo estos primeros pasos: las condiciones objetivas de supervivencia se hacen más difíciles, un grupo que se reconoce como tal (todos sabemos del sentimiento colectivo de los gitanos) decide protestar. ¿Cómo lo hace? Primero, mediante un acto colectivo ilegal -medida de fuerza-; segundo, acudiendo al representante de las instituciones más cercano. La respuesta de la Asociación es evidente: "hablaremos con los responsables". Todo podía, perfectamente, haberse quedado aquí.
A raíz de estos hechos (denuncias individuales y movilización gitana) un grupo disperso de gente "con conciencia de clase" asume el conflicto como propio y decide realizar acciones en torno a esta problemática. Primero: se convoca una concentración junto al lugar donde se trafica. Segundo: se inician determinadas acciones de propaganda encaminadas a difundir la verdadera realidad del conflicto (la no separación de lo económico y lo político, dijéramos).
Como ejemplo un Panfleto repartido en las semanas previas a la primera concentración:
AYUNTAMIENTO, CONSTRUCTORES Y POLICÍAS = TRAFICANTES.
El nuevo punto de venta de droga existente en el barrio (junto al Colegio Pavo Real) es un ataque a nuestra forma de vida en el barrio y a toda nuestra gente.
El ayuntamiento ha realojado en esa zona a varios camellos del antiguo Poblao.
Al igual que sucede en las Viudas (en las Delicias) las constructoras con el apoyo del ayuntamiento están comprando estas casas para tirarlas y construir nuevos pisos.
La venta de droga es un hecho. La policía no sólo lo sabe sino que protege a los camellos y a los yonquis en vez de a los vecinos. Cuando un policía hace la vista gorda ante este tipo de hechos está siendo cómplice de la destrucción de nuestro barrio y de muchas familias y chavales que se ven envueltos en la mierda de la droga.
¿Qué es entonces lo que ocurre? Los camellos y yonquis hacen el juego sucio a los constructores: devalúan la zona, echan a los vecinos, obligan a cerrar comercios... Los constructores compran los terrenos y construyen pisos nuevos que venderán bien caros (nosotros seguro que no podremos comprarlos). Y la policía y el ayuntamiento hacen el juego a la especulación: la apoyan, la encubren y sacan tajada tanto del negocio de la droga como de la recalificación y venta del suelo.
VECINO, VECINA, LUCHA POR LO NUESTRO. DESENMASCAREMOS A LOS VERDADEROS CULPABLES Y BENEFICIARIOS DE LA DROGA.
Estos hechos producen un inmediato resultado por parte de los aliados de la burguesía: la asociación de vecinos dice que no comparte la iniciativa y que es una barbaridad porque va a haber tiros y la hostia; la prensa magnifica la aparición de unas pintadas contra el ayuntamiento, la policía y las constructoras por su relación con la gentrificación y la especulación inmobiliaria mediante el recurso del tráfico de drogas.
En algunas zonas del barrio, desde los primeros realojos se está produciendo una huida soterrada, las viviendas están pasando a manos de constructoras e inmobiliarias. Los precios, frente a lo que ocurre en la mayor parte de nuestras ciudades, se estancan e incluso bajan sus precios (Interviú publicó una noticia sobre el tema de Pajarillos en la que decía que era uno de los pocos barrios del Estado español donde los pisos bajaban en vez de subir. )
A raíz de estos hechos, el colectivo se encuentra en una disyuntiva: realizar la protesta "con los cuatro amigos" o suavizar la convocatoria que les tildaba, de antemano, de violentos mediante un nuevo comunicado a los vecinos. La segunda opción es la que se decide: se realiza un nuevo cartel del que se pegan 500 copias la mañana y la tarde antes de la concentración y se organiza un sistema de contacto, información y seguridad para nosotros mismos, por lo que pudiera pasar. Esta iniciativa contrarresta la acción de la asociación y de la prensa: 1000 vecinos se reúnen en la concentración apoyando a los jóvenes convocantes y presentando, en diversos aspectos, posturas más radicalizadas que ellos mismos. Este es el segundo movimiento del conflicto. Hay que reseñar que en esta momento el enfrentamiento es rehuido por todos (manifestantes, policía, “resto”).
Tras esto, la asociación y la prensa reculan: la asociación convoca una "asamblea informativa" sobre el problema y la prensa llama “vecinos” a los que el día antes denominaba "jóvenes contra todo y contra todos". Es interesante esta maniobra porque demuestra su capacidad camaleónica de adaptarse a las circunstancias y de tensar la cuerda "sólo lo necesario", como forma de provocar que la masa social no se reconozca en las intenciones, actos e ideas de los revolucionarios. Pero su maniobra tuvo un escaso éxito en lo que se refiere a ponerse “en cabeza” del movimiento. En dicha asamblea se señala públicamente a la asociación como una de las causas importantes de la situación. Se convoca una nueva concentración el día que dicen los jóvenes (el martes) y no el viernes que decía la asociación. Se decidió el “martes” porque no hay nada que hacer en martes. Hoy por hoy, para los vecinos y vecinas la manifa del martes es todo un evento. Para toda la ciudad, el martes es el día H: a Pajarillos no se puede ir ese día con el coche.
La concentración convocada se realiza y se decide convocar una nueva asamblea en fecha posterior a la concentración. Media hora antes de la concentración, un grupo de asociados y simpatizantes se presentan con una pancarta en la que pone “droga no” y dicen que ellos han legalizado la concentración y que no se van a mover de allí. Los vecinos arrancan por su cuenta dejando tirada a la Asociación (que se queda con 39 personas allí parada) y siguiendo la pancarta que portan los jóvenes. Por primera vez, el barrio funcionó autónomamente dejando de delegar en sus supuestos representantes. Este avance todavía hoy da frutos y posibilita una cierta libertad de acción.
El miércoles, casi mil vecinos se reúnen en asamblea, rodeados por un dispositivo policial de cagarse (varias furgonetas antidisturbios y policías con peloteras, etc.). Lo que en principio hubiera sido una asamblea informativa de la asociación pronto se convierte en otra cosa. Los vecinos acusan a la misma de no hacer nada y de echar mierda contra los jóvenes que son quienes se están moviendo. El 80 % de la asamblea apoya las propuestas de los jóvenes y sus movilizaciones. La asociación en un intento desesperado por controlar la situación propone una concentración pacífica unitaria el viernes de esa semana. Los vecinos dicen que el martes que es lo que se ha decidido en la calle en la anterior concentración. Mientras el presidente de la asociación se mofa del comunicado leído por un chaval que se cortaba por la presencia de tanta gente, los vecinos aplauden casi al completo su lectura. Las acusaciones contra la asociación se repiten desde muy diversos ángulos. Muchos vecinos toman la palabra y salen de la asamblea sintiendo que los políticos les quieren vender pero que la asamblea es el órgano de decisión del barrio y de control sobre esos políticos. La asociación tiene que ceder y seguir el ritmo de las protestas por miedo a verse todavía más hundida: no pueden dejar de hacer su papel.
La siguiente concentración es un éxito de nuevo, con el doble de asistencia que la anterior. La propuesta de realizar una asamblea de los jóvenes ha sido recogida por la asociación (si la hacen ellos no se quedan fuera). Algunos vecinos dicen que hay que echar a su presidente, otros apoyan pero dicen que tiene que haber unión sobre el tema del tráfico de drogas para hacer verdadera fuerza. En esta segunda concentración (manifestación no legalizada por muchas calles del barrio) se decide de boca en boca que una de las próximas concentraciones termine en el ayuntamiento, para plantear el problema a toda la ciudad. Los cánticos más coreados fueron: convivencia sí, traficantes no; pueblo unido jamás será vencido, policía sobornada droga asegurada, alcalde cornudo te lo metes por el culo, alcalde fascista tú eres el racista, alcalde cabrón llevalos a tu rincón, esto nos pasa por un alcalde facha, justicia social, etc. Algunas señoras gritaban drogas no, mientras la cabecera de la manifestación (vecinos, payos y gitanos) portaba una pancarta en la que se leía: “si son enfermos que lo venda la farmacia” (v. Anexo, foto 2).
A partir de aquí, hemos luchado (y seguimos luchando) por que esta movilización popular profundice cada vez más en la desigualdad (la sociedad de clases), la especulación (droga-degradación-construcción), la crítica de la política (el ayuntamiento, pero también la asociación de vecinos y los partidos de izquierda que la mediocontrolan). Nuestra posición de “retaguardia” tras la retirada de la coordinadora parte de la propia lógica de nuestra lucha.
4.3. Posición de las asociaciones de vecinos y demás entidades del barrio.
En Pajarillos existen varias agrupaciones y asociaciones que están teniendo que ver en las protestas (o que podrían tener que ver en su futuro):
La Asociación de vecinos “La Unión” sería la asociación de vecinos del barrio pero su representación no es mayoritaria (400 vecinos sobre 25.000). El gran problema de la misma (a parte de la función de controlar las protestas que todas las asociaciones de vecinos suelen tener) es que tiene muy poca legitimidad porque ha estado comandada por un intolerante que lleva 22 años de presidente y todo el mundo ha visto como en estos 22 años no se ha hecho nada bueno por el barrio. La Asociación de vecinos en los años 90 estaba controlada por I.U., en la actualidad la presidenta, Mª José Larena es candidata de IU, pero no hay que olvidar tampoco la presencia de familiares de policías y jubilados. Como muestra un botón:
"Panfleto repartido en la concentración del 18 de febrero.
La Asociación de Vecinos se autoproclama como organizadora de las concentraciones contra el narcotráfico (cuando todos sabemos de dónde han salido y cómo las han atacado en un primer momento). Lo último es de traca: sacan carteles convocando a la concentración (algo legítimo) con el lema “Di no a la droga”. PUES NO SEÑOR. Lo que se está diciendo desde un principio es “NO A LA MIERDA que estamos viviendo, no al tráfico de drogas en nuestras calles, no a la presencia policial masiva y atosigante que cachea e intimida a los vecinos y vecinas, no a la destrucción de nuestro barrio utilizando la ilegalidad de la droga para marginar, no a la especulación salvaje con nuestras vidas y nuestras casas, no a la criminalización de todo un pueblo.
Lo que no se puede permitir ni tolerar es que la gente que vive en las casas de la barriada del 29 de octubre tenga que vender sus casas por 3 millones de pesetas (¿dónde te vas a meter en un piso con eso?). Lo que no se puede aguantar es la prepotencia de una policía que cachea a vecinos y “controla” a los yonquis y a los traficantes sin intervenir e ningún momento (eso sí, te pueden vaciar el coche en cualquier momento o pararte por menos que canta un gallo). Lo que no se puede tolerar es una asociación (más que una asociación unos órganos directivos de la misma) que acusa a los jóvenes de ser radicales y violentos y luego se agencia las protestas como que hubiera hecho algo a parte de insultar y poner zancadillas.
Los constructores utilizan la droga para joder este barrio y sacar tajada. El ayuntamiento tiene muchos intereses inmobiliarios (y bancarios: ¿no será Caja Duero quien blanquea todo el material?). Mientras la droga sea ilegal seguirá produciendo marginación y miseria. No se trata de que la droga esté aquí o allí, se trata de normalizar el consumo y la convivencia.
Que todos los vecinos y vecinas de este barrio salgan a la calle por sí mismas, porque quieren vivir en un entorno digno. Por un barrio digno. Libres e iguales.
LA DROGA A LA DROGUERÍA.CONVIVENCIA SÍ, TRAFICANTES NO.
pueblo unido funciona sin partido."
La asociación gitana “La Esperanza” tiene gran peso y está formada por todas las familias de determinados clanes (en Valladolid hay tres patriarcas y cada uno domina una zona, en Pajarillos vive uno de ellos). Su implicación en las protestas es menor, aunque fueron los que iniciaron la primera concentración espontánea y han dado verbalmente su apoyo a la protesta. Pero existen problemas de miedos y amenazas entre clanes que controlan la droga y los que no quieren verse envueltos en eso y sí seguir viviendo donde lo llevan haciendo años. El racismo, uno de los problemas mayores que una protesta como la presente puede engendrar, no ha aparecido en ningún momento (aunque en algunos vecinos está latente). Uno de los cánticos de la última concentración fue: “alcalde fascista, tú eres el racista”.
La Coordinadora contra el narcotráfico surge a raíz de las primeras asambleas que se organizaron al hilo de las concentraciones y manifestaciones. Esta fundamentalmente formada por vecinas y vecinos del barrio y cuenta con gran respaldo pues su base es lo que queda de la asamblea del barrio en la que se dio continuidad a las movilizaciones promovidas desde los descontentos. La fracción con más fuerza en ella (debido a nuestra salida y al abandono de los antiprohibicionistas) es la que apoya la Izquierda Castellana.
Las Asociaciones de Padres de Alumnos (hay tres institutos en Pajarillos y tres colegios públicos) que en principio se están implicando en las protestas en contra del plantemiento de la Asociación y apoyando nuestras iniciativas. Es claro que su apoyo está condicionado al tema exclusivo del narcotráfico por el momento, pero podrían apoyar iniciativas sociales.
A estas asociaciones hay que sumar la Agrupación de sordos (bastante buena gente que colabora a su manera), el CEAS (una mierda), etc. Y, aunque no están exactamente en el barrio, hay que tener en cuenta a la Asociación de Vecinos de San Isidro (independentistas dentro del barrio: provocan división), la Asociación de Vecinos de Pilarica (claramente a favor de movilizaciones, pero sólo pacíficas y legales, y en contra, desde hace años, de “La Unión”). También es importante reseñar la existencia en Pilarica de un local de ACLAD (ayuda a drogodependientes, prostitutas, etc., que hacen una labor integradora importante).
Otro punto a reseñar son los dos Centros Sociales que ha habido en Pajarillos hasta el momento. En primer lugar estuvo el local de Cannabicum (asociación antiprohibicionista) y Por los Suelos (malabaristas). En este local se han movido multitud de multas por tenencia ilícita de hachis de las efectuadas en el barrio, por lo que la mayor parte de la juventud de este barrio sabe lo que es la droga y quién se beneficia de ella. También desde aquí se participó en protestas del barrio, fiestas y actos culturales, así como se apoyó las concentraciones primeras de los descontentos. En la actualidad, este centro se ha trasladado al barrio de las Delicias (también en la Zona Este). El segundo centro social fue el centro Social de la Polilla (en San Isidro) desde el que se ha venido realizando una importante labor de difusión en el barrio en torno al FIES y la situación de los presos en lucha, contra el capital-estado, por la unidad y la autonomía obrera, contra los centros de menores, contra la represión, etc. Hay que decir que desde el local se han repartido multitud de hojas de propaganda variada por el barrio, carteles, y otros muchos medios de propaganda y acción. Esto, así como la libre iniciativa de los chavales del barrio (el barrio con más subversivos por metro cuadrado seguramente), han hecho de Pajarillos y a pesar de los eficientes servicios de limpieza del ayuntamiento, el barrio con más pintadas, carteles y pegatinas políticas de la ciudad y uno de los más implicados en las movilizaciones obreras y populares.
A esto hay que sumar la existencia de bares afines en alguno de los cuales se han realizado charlas, videos, conciertos, actuaciones, etc., sobre diversos temas: charla-presentación de un libro sobre okupación (tras la que se intentó okupar un local en el barrio sin lograrlo y de la que surgió en otra parte la actual okupación que hay en Valladolid que lleva alrededor de 3 años ocupada y se llama “La Casa”), charlas contra el TAV, asambleas contra la represión, charla sobre las cárceles de menores, etc.
Hoy por hoy, no existe Centro Social y el mítico bar el Bierzo cerró con lo que los descontentos y afines ya trabajamos en nuevos espacios.
4.4. Ayuntamiento. Constructoras. Policía.
“La mejora en la distribución del espacio viario y la recalificación del mismo (arbolado, mejora de la pavimentación, elementos de mobiliario...) tiene una fuerte repercusión en la mejora de la calidad de vida en el barrio. El objetivo no es reducir el suelo destinado al vehículo, sino garantizar una calidad mínima del espacio destinado a los peatones”. Estas son las bases sobre las que el estudio elaborado por la Universidad fundamenta la necesidad de intervenir en casi todos los viarios de Pajarillos. La realidad es muy otra, aunque en su ilusión ellos mismos se creen lo que cuentan.
Los expertos consideran necesario reorientar el Paseo de Juan Carlos I ‘hacia una vía de tráfico más moderado, que facilite las conexiones del barrio y el Centro de Equipamientos Integrado y los parques adyacentes’. Al igual que con la calle cigüeña, se propone reducir el número de carriles de circulación.
Otra de las propuestas es ensanchar y arbolar la acera edificada de la calle La Salud, una actuación ‘compatible con las propuestas sobre la futura avenida del corredor ferroviario’. La barrera como se puede ver se mantendrá sean cual sean las circunstancias, pero su sentido puede ser otro. El plan está perfectamente trazado.
El estudio también se fija “en las denominadas calles de coexistencia, proponiendo intervenciones en las calles Urraca, tramos de Perdiz y Avestruz, La Esquila, Flamenco, Oca, Trepador, Anade, Estornino, Oriol, las dos calles patio existentes entre Pelícano, Salud, Martín Pescador y Zorzal, así como Rincón de Esgueva”. Esto es sólo una muestra de la profunda modificación que los expertos anhelan y que el ayuntamiento ha venido a corroborar recientemente planteando el derribo escalonado de parte del barrio (v. Anexo, foto 1) siguiendo experiencias similares como la realizada en Baracaldo.
A la mayoría de la gente nos gusta nuestro bario aunque veamos miles de defectos y lo que nadie quiere es lo que ya está pasando: obras en las calles del barrio, pisos que se cierran, pisos que caen, pisos que se levantan, obras en las salidas del barrio, sensación de provisionalidad y aislamiento colectivo y generalizado, etc.
Hay que tener claro un principio en lo que respecta a este tipo de modificaciones urbanísticas: se debe luchar con todos nuestros medios contra medidas que vayan encaminadas a mejorar el control social (intervenciones para facilitar el trabajo policial y de control urbano) y aquellas que sirvan, exclusivamente, para que las constructoras engorden sus bolsillos (ponen toda la calle de árboles pero a la vez tiran manzanas de pisos para construir pisos nuevos).
4.5. Algunas prácticas interesantes:
Se han producido infinidad de actos de protesta en estos tres años, algunas más interesantes, otras menos, ahí va una muestra:
+ lo primero que hay que destacar es que mediante la convocatoria de la primera concentración iniciamos una práctica constante de manifestaciones ilegales que hoy en día se mantiene. Las manifestaciones se iniciaban sin recorrido predeterminado y daban mil vueltas que descolocaban la acción policial, con cortes de calles continuos sin que la policía pudiera preparar un dispositivo para desviar el tráfico. Esto fue posible porque las primeras manifestaciones (de entre 800 y 2000 personas) forjaron una práctica de ilegalidad masiva.
+ manifestaciones al centro de la ciudad de 8000 o 10000 personas.
+ pintadas contundentes (policía, ayuntamiento, constructores = traficantes), pegatinas explicitas (se vende cocaína. tlf. 091), propaganda escrita constante en los actos de los vecinos, con posiciones revolucionarias suficientemente claras, buzoneo habitual, carteleo, etc...
+ actos de solidaridad de otros colectivos dentro y fuera del barrio como saltos contra la especulación, ataques a entidades del capital, como Caja Duero y Caja España que manejan parte del cotarro financiero de la zona, etc.
+ boicot a los actos municipales que se han producido en el barrio con iniciativas de los vecinos de muchos tipos.
+ protestas más o menos imaginativas como “cabalgata de reyes sin camellos ni reyes”, protestas en el pregón de fiestas, en la inauguración de la Seminci, en la Audiencia Nacional, en el Congreso de los Diputados... ya sabéis que a los vecinos les gusta hacer turismo.
+ una huelga general de 3 horas en el barrio contra el narcotráfico, la corrupción y la especulación con un 90 % de seguimiento y una gran actividad de todo el vecindario.
Hay otras muchas prácticas, pero sólo reseñamos las más interesantes, como ejemplo.
4. La situación actual (2006).
En los últimos dos años las manifestaciones contra el narcotráfico, la especulación y la corrupción han sido constantes: una manifestación semanal (todos los martes) y manifestaciones nocturnas quincenales dos viernes de cada mes. Esta movilización popular surgió como ya hemos dicho de la iniciativa de grupos autónomos juveniles. Pronto se organizó una asamblea del barrio.
“El tema de pajarillos se está complicando enormemente” (concejal del PP en Valladolid). El tema de Pajarillos está complicado desde el principio. La corrupción política (el ayuntamiento está dirigido por Javier León de la Riva, del PP), policial y judicial (juzgado Nº 5 de Valladolid) es la clave de esta “complicación”. La especulación y la construcción es el engranaje de todo este tinglado: Corsam.Corviam, FCC, Parquesol, Diurna, Dragados-Zarzuela, Ferrovial-Agroman, Urvalsa (Ceigrup), Teconsa-Proinsa, Covipro, etc...
En las últimas semanas se ha producido el juicio contra una docena de miembros del “clan de los Monchines”: la cara pública del clan de la droga en Valladolid y Castilla y León (puesto que Valladolid distribuye al resto en lo que a cocaína y heroína se refiere). Este juicio ha dictaminado penas de prisión para todos ellos. Como dicen en mi barrio “en lo que tal” ya se han fugado en masa. Hoy mismo (viernes 29 de abril) se ha producido un registro en casa de otros cuatro familiares del dicho clan: nuevas aprensiones de droga. ¿Y adónde nos lleva todo esto?
A ningún lado: la policía está haciendo muy bien su papel, persigue a los que mueven fardos y menudean pero en su propio seno se esconde la gangrena más despreciable. O como rezan unos hermosos adhesivos que se ven por ahí: “Se vende cocaína: tlf. 091”.
Y en estas estamos.
Lxs desconcentxs de Pajarillos y Sin Isidro queremos denunciar la complicidad de la policía, los jueces, los constructores y los narcotraficantes en la marginación y el exterminio de la vida comunitaria en el barrio, sin olvidar otras zonas de la Zona Este como las Viudas en el Barrio de las Delicias donde se está reproduciendo la situación.
Lxs descontentos gritamos que la cárcel no es la solución a ningún problema y que la única solución posible pasa por la guerra social y de clases contra todos los rostros de la burguesía. Los vecinos continúan con sus movilizaciones. Nosotros seguimos con las nuestras.
En una de las veladas de los viernes (27 de julio) se produjeron algunos incidentes con Monchines y con toxicómanos. En la posterior asamblea realizada el 7 de agosto, 200 personas convocadas por la Coordinadora contra el Narcotráfico de Pajarillos decidieron rechazar a aquellas personas que se metan con los toxicómanos e intentar evitar problemas de ese tipo, así mismo se ratifican en la medida: cada dos viernes se concentrarán de 20’00 a 3’00 para cortar el tráfico de drogas. Esto provoca el masivo traslado (temporal) del tráfico de drogas a las Viudas en las Delicias., Ante la presión vecinal el poder acelera el proceso de degradación en otras zonas. Utiliza lo que le jode para lo que le conviene.
Por otro lado, la Coordinadora pretende personarse como acusación particular en el juicio contra los Monchines -la familia más conocida de traficantes de Valladolid- para lo que necesitan 24.000 euros. La coordinadora pretende sacarlo de la buena voluntad de la gente (con bonos). Parece algo imposible pero ya veremos como sigue la historia.
Se han colgado por Pajarillos los carteles que ha realizado para los balcones la Coordinadora con el lema de siempre: “Convivencia sí, traficantes no” en un círculo como una chapa y en el medio “Pajarillos”. En alguna zona del barrio hay muchos, en otras unos pocos y en otras ninguno.
El problema, de un conflicto como este al que queremos servir como ejemplo, reside en provocar un conflicto que nosotros / vosotros no vamos a poder / querer gestionar, o que va a tener una continuidad en el tiempo (todo el tiempo) y nosotros / vosotros sólo vamos a poder incidir en momentos precisos y puntuales.
Este es el problema. La solución no es no hacer nada. Esto es dejar el problema como está. Lo que hay que plantearse es, en esta situación, por dónde abordar el problema.
La experiencia de Pajarillos demuestra: los vecinos no han sido capaces de lograr la autonomía suficiente. Han vuelto a delegar cuando lo tenían todo en sus manos. Y lo curioso del caso es que sin darnos cuenta nosotros mismos rompimos el delegacionismo pero también, de otra forma [forma asamblea] lo estábamos creando al mismo tiempo. Las condiciones reales de comunicación horizontal no se han dado en la asamblea sino en la calle, en las manifestaciones sin permisos de cada martes. Esa ilegalidad de masas genera las condiciones para la comunicación.
En otro punto: los diversos partidos, sindicatos y organizaciones del capital-estado en general tienen perfectamente trazados sus posibles papales (no sólo tienen uno, sino que tienen ‘uno para cada ocasión’). No hay ningún esquema pero es así. Entre todas ellas se consigue aunar toda forma de reivindicación, petición, etc., de tal modo que parece que lo que uno pide es lo que ellos piden. Es decir, no por repetido menos sabido y menos cierto: “la reivindicación es un elemento recuperador hasta en sus contenidos más radicales”. En conflictos puntuales en los que las reivindicaciones, inevitablemente, son parciales, no queda otra opción que:
a) negar la reivindicación por el absurdo desde el primer momento hasta el último (ej. Manifestación contra todos... y luego una lista de la hostia con todas las cosas que se quieran añadir)
b) plantear reivindicaciones a dos niveles: unas asumibles y otras imposibles salvo por una revolución social (ej. “que se vayan los cuerpos represivos de Pajarillos y que cese la especulación urbanística”).
Los ejemplos no nos parecen demasiado buenos pero las conclusiones sí. Es la forma de que incluso en la reforma se sienta la revolución, y de que la reforma definitiva y necesaria se identifique con la revolución social.
Por otro lado: conviene demostrar coherencia de actuación y discurso con los que se habla y a los que se habla en la calle y en las movilizaciones. Cuando nosotros planteamos la primera concentración éramos coherentes, cuando ahora decidimos no continuar apoyando a la coordinadora lo hacemos en los mismos términos. Que algunos de nosotros vayan o no por otros motivos no significa que el discurso y el movimiento que generemos potencie esa coherencia implícita. Los partidos que ahora están recuperando la situación (Izquierda Castellana) después tendrán que apechugar con las consecuencias. Se les acaba la coherencia lo que provocará inevitablemente una ruptura con ellos.
5. Nuestra posición:
La labor de agitación en los barrios proletarios se demuestra cada día más imprescindible.
La reordenación del capitalismo en décadas pasadas ha significado la fragmentación de la fábrica y, como resultado de la misma, la extensión de la proletarización anunciada por La sociedad del espectáculo: el urbanismo, y todo lo que su expansión a todos los niveles conlleva, provocan la proletarización del espacio urbano.
La geografía urbana se ha convertido en el más claro exponente de la dominación capitalista en nuestros días. Las grandes avenidas, las vías férreas, los muros y otras muchas “fronteras físicas” llevan a crear una situación de división de las ciudades en barrios y zonas con su finalidad claramente delimitada (zona comercial, zona residencial, barrio dormitorio, barrio pobre). En este sentido, la lucha en los barrios proletarios deja de enmarcarse en las típicas luchas sectoriales por los derechos sociales o la mejora de las condiciones de supervivencia para centrarse en la lucha contra la proletarización del espacio y el resultado, más que visible, de la dominación sobre nuestros lugares de vida, tránsito, reunión, paseo, etc. Nuestros barrios son estercoleros de la historia.
La problemática de los barrios, de este modo, tiende a centrarse en las más que diversas formas de la guerra capitalista contra el proletariado: desde la destrucción de casas y barrios enteros (como la destrucción de La Punta en la década pasada), a la expulsión de los sectores más desfavorecidos “cada día un poco más lejos” del centro de la urbe (“y sobre todo que los obreros no lleguen al centro de la ciudad, que se pudran de desesperación e impotencia en sus suburbios”), hasta la venta masiva de droga como método de bajar o subir los precios del suelo al libre antojo de los poderosos... (este es el ejemplo que estamos viviendo en Pajarillos, Valladolid, y en tantos barrios de Madrid y otras ciudades) son variadas las formas que adquiere la guerra capitalista en los barrios en los que, obligatoriamente, tenemos que sobrevivir.
En este sentido (el análisis realizado sólo apunta unas breves líneas que deben ser desarrolladas por extenso), la agitación y la propaganda de las minorías proletarias debe ir encaminada a “centrar los conflictos puntuales y los ataques de cualquier tipo en la lógica de la guerra capitalista y de la lucha de clases”. Cualquier conflicto puntual que ocurre en un barrio es un reflejo de la lucha de clases como cualquier respuesta a esta situación que en los barrios se produzca es un reflejo del rechazo de la totalidad.
Los métodos para extender nuestra idea son muchos, y es de esto de lo que quizás debamos hablar más largo y tendido con los nuestros: buzoneo, reparto de hojas, pintadas, pegatinas, carteles, panfletos en los parabrisas de los coches, mensajes en los periódicos de los bares, propaganda en los centros cívicos, pintadas en los suelos de las calles, en las aceras, pancartas en las carreteras y túneles, .... miles de formas que puede adquirir la propaganda. La labor de propaganda además de generar unos contenidos y extender nuestras ideas, posibilita la creación de un ambiente social en el que se desarrolla nuestra vida. No es lo mismo crecer en un barrio con grandes avenidas limpias y cientos de policías que en un barrio con calles estrechas y miles de pintadas contra la policía. En esta dirección, la propaganda debe ser constante. Más importante que las grandes “hazañas” son los hechos cotidianos que se repiten todos los días, la propaganda que generaliza, día a día, la imagen del conflicto real en nuestro entorno. La agitación debe acompañarse de todas estas formas y de las propias de la agitación armada[1] y proletaria: hay que extender el conflicto, hay que romper cuando la rotura se entiende, hay que reventar cuando todo el mundo quiere reventar lo mismo que nosotros. No debemos perder nunca de vista la necesidad de situar las acciones en el conflicto. Es esta seguramente la mejor manera de que nuestras acciones no caigan en saco roto.
Descontentxs de Pajarillos y San Isidro (Valladolid)
[1] La simplificación lucha armadista ha llevado a confundir “agitación armada” con armas de fuego y explosivos. Es evidente que las armas para luchar son miles y que todas deben ser utilizadas en la medida en que sean necesarias.