(Notas de una charla sobre “Las luchas obreras en FASA-Renault, Valladolid”).
La historia de los hechos sirve de ejemplo. La situación en los 70, para nuestra perspectiva de clase, parecía propicia, tanto en sus condiciones objetivas como subjetivas. Queremos, sin
embargo, realizar una reflexión que sirva al presente.
Las experiencias del pasado.
Desde 1964, se asiste a una represión bestial por parte del régimen franquista. Las bases trabajadoras no tienen nadie en quien confiar. Todo estaba prohibido. La represión, aparte de generar un clima asfixiante, había hecho nacer la solidaridad entre los proletarios. Había una gran convivencia en los barrios, se daba el apoyo mutuo y el sentimiento de clase estaba muy extendido. La situación que se vivía hacía que cualquier lucha que se iniciase adquiriera en seguida contenido político.
Así, se empezó a dar una confluencia de planteamientos entre diversas tendencias (desde socialdemócratas a comunistas, anarquistas, autónomos, etc.) sobre la base de dos puntos:
1. El combate contra la dictadura.
2. El combate contra el sindicato vertical.
Frente a las masas trabajadoras se encontraba, por tanto, todo el entramado del régimen franquista. Aparentemente pues, el enemigo estaba claro.
Asimismo se dio también una confluencia en el modelo combativo: el planteamiento asambleario prima. La asamblea manda pues no había ninguna representatividad en los organismos del régimen ni tampoco en las fuerzas de la oposición.
Al identificar todos a un mismo enemigo se dio coincidencia también en las actividades reivindicativas: disolución de cuerpos represivos, disolución del sindicato vertical, disolución del Tribunal de Orden Público…
Modelo combativo.
La base del modelo combativo venía forzada por el proceso asambleario. Se daba una solidaridad en sentido amplio: solidaridad con los trabajadores en lucha, huelgas en solidaridad con otras huelgas, acciones, ayudas,… Se funcionaba en la clandestinidad se fuera más duro en el discurso, medio, suave o blando. Toda esta actividad asamblearia sufría constantemente el intento de control por parte de partidos y sindicatos. Así, podemos decir que había tres bloques:
- Reformistas: la Democracia Cristiana, Social-demócratas, PSOE, PCE,… defendían la reconciliación nacional, la amnistía para los dos bandos y un pacto con el régimen. En este grupo también se situaban los sindicatos mayoritarios: UGT, CCOO, y USO.
- Rupturistas: fundamentalmente los diversos grupos comunistas (ML, Maoístas, PC(r), MC, trotskistas, algunas locales de CNT…
- Revolucionarios: algunos grupos anarquistas, ciertos consejistas, autnómos, comunistas revolucionarios…
FASA-Renault.
En este contexto se inician las luchas en FASA, unas luchas que llegarán hasta el punto de la creación de los consejos de fábrica. Los primeros paros en las fábricas de Valladolid se produjeron en solidaridad con los trabajadores de los astilleros asturianos en donde la policía había asesinado a varios obreros. Esta primera huelga tuvo un impacto bestial. Se realizó con métodos de total clandestinidad y paró toda la fábrica. La dirección no se lo esperaba. Justo entonces se daba una renovación del convenio. Se elaboraron listas de reivindicaciones. Todo a partir de las asambleas: de las 10 asambleas de las 5 fábricas (una por turno). Las asambleas se convierten poco después en permanentes, con delegados revocables y comisiones representativas. Se consigue así legitimarlas mediante la lucha. El encadenamiento de luchas (huelga en solidaridad, reivindicaciones por el convenio, legitimación de la asamblea) hace que se produzcan avances: el día de la negociación del convenio, en la puerta tras la que se negocia se concentran 6000 obreros. La policía carga a hostias. A partir de ese instante se suma otra nueva reivindicación a la lucha: contra la represión policial, por la disolución de los cuerpos represivos.
A pesar de estas fuertes luchas, el sindicato vertical negocia y saca adelante el convenio. Se inicia entonces la lucha contra los acuerdos firmados, fábrica por fábrica. Se consigue así crear un vacío completo al sindicato vertical y luchar verdaderamente contra sus acuerdos.
Cada factoría, además, tenía su problemática propia. Justo tras esta lucha contra los acuerdos adoptados, se convocan elecciones sindicales. Excepto Comisiones Obreras (que planteaba el entrismo en las estructuras del sindicato vertical) todas las demás fuerzas optan por el boicot. El resultado fueron unas votaciones ridículas, llegando a salir algún representante elegido por su único voto. La situación no se la tragaba nadie.
Se plantea la continuidad de la lucha: la gente se pasaba por el forro las decisiones del sindicato vertical. No representaba a nadie. La empresa, finalmente, se ve obligada a recibir a los representantes de la asamblea para poder poner fin al conflicto.
Las huelgas se proponían en la asamblea. La asamblea la planteaba, siempre, como huelga indefitida (hasta la solución del problema) y dentro de la fábrica. Desde la asamblea se convocaba por tanto siempre como huelga ilegal, indefinida y sin preaviso. Solo la asamblea decidía cuando empezaba y cuando terminaba. La asamblea era el órgano de decisión, y aunque no toda la gente fuera a la asamblea, si se decidía hacer huelga se “hacía la culebra” y en fila se sacaba a la gente del puesto de trabajo: el 90 % participaba de un modo u otro en la asamblea y sus decisiones. Si se llegaba a un acuerdo, se desconvocaba la huelga. Que no: prolongación de la asamblea y de la huelga. Así hasta llegar en dos ocasiones a la ocupación completa de las factorías.
Con cada encierro y cada huelga la solidaridad se disparaba. La lucha en la calle ponía en movimiento a las fuerzas de orden público. Otra vuelta más de tuerca: más represión, más solidaridad. El debate saltaba a la calle.
El movimiento era fundamentalmente independiente de cualquier fuerza política, aunque es cierto que CCOO era el sindicato que más llegaba a dominar la situación. No en FASA completamente, sí en otras como Michelín donde el exsecretario general de CCOO Antonio Gutiérrez enseñó sus armas de “sindicalista”.
Como FASA (una lucha asamblearia, autónoma y de acción directa) no hubo muchas, pero sí otras muchas luchas obreras de diverso carácter y todas predominaba el modelo asambleario. Se elegían representantes puntuales y revocables para cada cosa (ya no solo por “dirigismo”, incluso más por seguridad).
Toda esta situación se agrava con la crisis del petróleo (1973…). Los trabajadores de la construcción, en una situación análoga a la que hemos vivido en estos últimos meses de despidos y cierres de empresas, luchaban por sus puestos de trabajo y contra los despidos. En FASA se luchaba por mejoras en las condiciones de trabajo y por el salario: subida del 14 % del salario para todos más un 2% más para los sueldos más bajos.
Desde la FASA se proponía “intentar” coincidir con todas esas luchas que se estaban produciendo en otros sectores. En ese año (1975) la Universidad estaba cerrada. En las calles de Valladolid había 40000 obreros y estudiantes en lucha. Cuando más se alargaba la situación, más se extendía el desmadre, hasta alcanzar cada vez límites nuevos (por iniciativa tanto individual como colectiva). Las pérdidas en la fábrica eran astronómicas. Se metían en la oficina y la expoliaban, se realizaban sabotajes… Casi todo de mono espontáneo. La empresa, sin embargo, iba aprendiendo cada vez más. Ante la ocupación de la fábrica, la empresa responde con el cierre patronal: Lock out de 28 días. Las asambleas se realizan en la calle, en las iglesias aborratadas. Todo el día en la calle: piquetes, concentraciones, asambleas…
Las empresas hoy en día han aprendido mucho de aquellos momentos. Y el Gobierno también, si no recordad lo de los controladores aéreos y su militarización.
Las acciones eran múltiples: manifas, comandos, piquetes, enfrentamientos violentos con la policía… Valladolid era un gran cacao. Pero todo acaba: la comisión coordinadora (que coordinada las luchas de Nicas, Aceites, Michelín, FASA,…) tiene una última reunión de escándalo. CCOO plantea la liquidación. No se mataron allí entre todos de milagro. A botellazos, con palos… CCOO quiso liquidar la lucha y lo consiguió. La gente volvió a currar. Pero las asambleas siguieron.
El comité de huelga, en principio, era algo muy sencillo. Surgía del proceso asambleario; se elegían representantes, la comisión, si la lucha se alargaba, ya estaba elegido el comité de huelga. Y todo en la clandestinidad más absoluta. El proceso era relativamente sencillo pues el comité tenía carácter transitorio y todo se realizaba en asamblea.
A SAN BLEA…
Que continúa… a pesar de lo sucedido. Las reivindicaciones que se planteaban sobre el control obrero no llegaron a conseguirse, justamente por algo que casi todos celebraron: la muerte de Franco. Los sindicatos fueron legalizados, los grupos de la tercera opción, revolucionaria, quedaron fuera del panorama de representación legalizado por el nuevo régimen. El nuevo sindicato vertical se instituyó así. La gente confió en ellos porque habían estado en los anteriores combates. Este es el momento en el que se inicia la gran campaña sindical anti-asamblea, anti-consejista, etc.
El panorama cambió. Nunca se planteó una opción de lucha más allá. En la “Standard Electric” también se mantenía todavía fuerte el planteamiento de consejos. Aún en las primeras elecciones sindicales democráticas (con un 51% de participación) el planteamiento consejista era fuerte, pero la división estaba creada. El proceso de transición del franquismo estaba iniciado. División, ruptura, destrucción del método asambleario, represión y división de los organizados, aislamiento de los no organizados, individualismo… Así, se cargaron el movimiento dejándonos la herencia que hoy tenemos.
El análisis específico de ese proceso de liquidación está por hacer… y será útil. Mientras, nos quedamos con este excelente ejemplo de lucha independiente de la clase trabajadora.
ANÁLISIS PARA UN DEBATE SOBRE LA SITUACIÓN Y LAS LUCHAS
DE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 70 EN FASA RENAULT
[texto original publicado en SOLIDARIDAD DE CLASE nº 8 base de la charla anterior]
INTRODUCCIÓN
No tratamos con este análisis de hacer, única y exclusivamente, una exposición cronológica de hechos y acontecimientos muy concretos, pues este quedaría inmerso en el relato de una serie de situaciones parciales, puntuales y anecdóticas que, aparte de satisfacer la curiosidad, muy poco aportarían en relación con la situación objetiva y subjetiva de aquel período y con respecto a los motivos y circunstancias que impulsaron las luchas.
No obstante, tanto en la exposición como en el transcurso del debate, consideramos positivo el que se recuerden y expongan algunas tácticas y estrategias que se utilizaban, así como algunos planteamientos y desarrollos de la acción combativa, que servían de impulso a las luchas y al desarrollo de las organizaciones. También intentaremos informar sobre la actuación empresarial y gubernamental, sobre todo en su ámbito represivo.
Con la exposición del análisis, pretendemos que pueda abrirse el debate comparativo entre las circunstancias que concurrían durante el período de la década de los 70 y las circunstancias actuales, con el fin de establecer las diferencias objetivas y subjetivas entre ambos periodos y poder así adaptar a los momentos actuales una táctica y estrategia de organización y combate en consonancia con las características hoy existentes en el ámbito político, social y económico.
Al mismo tiempo, consideramos que será de vital importancia, una vez conocida la actuación de partidos y sindicatos implicados en aquellas luchas, sus trayectorias y las condiciones a las que han llevado actualmente a la clase trabajadora, que se valore su práctica para poder obrar en consecuencia a la hora de configurar la táctica y estrategia, las alianzas y políticas de acción unitaria ante la nueva situación de lucha y enfrentamiento con el actual sistema de neo-liberalismo salvaje en el que nos encontramos inmersos.
BREVE EXPOSICIÓN RETROSPECTIVA DE LA SITUACIÓN DE LOS AÑOS DE POSGUERRA
El movimiento obrero, en la década de los años 70, viene marcado por la experiencia de 30 años de represión desatada tras la guerra civil, que carga a la dictadura existente con un pasado de posguerra, durante el cual, en un ambiente de revancha y limpieza física e ideológica como método para asegurar el régimen impuesto, se han realizado, mediante ejecuciones judiciales y extrajudiciales, más de 250.000 asesinatos y otras tantas desapariciones, que alcanzan desde ex-combatientes de la guerra en el bando perdedor a ciudadanos de la izquierda y trabajadores encuadrados o no en ésta, pero que se manifiestan en contra del régimen dictatorial y contra las condiciones sociales, políticas y laborales o contra la falta de libertades existentes.
La prohibición de todo lo relacionado con la lucha y el movimiento laboral y social en todos los ámbitos (reunión, asociación, huelga, manifestación, expresión, opinión, etc...) origina en cada movimiento y actividad reivindicativa y de lucha, una bestial represión que se convierte en otro motivo principal de combate.
Así se van configurando una serie de planteamientos presentes en cada una de las plataformas que elaboran los trabajadores. Exigencias como la readmisión de trabajadores despedidos, la liberación de detenidos y encarcelados, el reconocimiento de las comisiones representativas, etc. Y en cada lucha, se lanzan consignas como disolución de cuerpos represivos y del T.O.P. (Tribunal encargado de juzgar y reprimir los llamados delitos políticos y de orden público) Consignas en torno a las cuales, todos los grupos y partidos estaban de acuerdo.
EXPOSICIÓN DE LAS REIVINDICACIONES MÁS SENTIDAS Y EN TORNO A LAS CUALES SE FRAGUABA LA UNIDAD EN LA LUCHA Y CONFLUENCIA IMPUESTA POR LA BASE TRABAJADORA EN EL MODELO COMBATIVO
Para dejar clara una exposición de la lucha del movimiento obrero en la década de los 70 y entender, al menos, ciertos aspectos fundamentales de la misma, es necesario y prioritario dejar claras una serie de circunstancias políticamente confluyentes en ciertas reivindicaciones y planteamientos de todos los grupos y organizaciones de la izquierda en aquella época.
En aquel momento se funcionaba en torno a dos ideas fundamentales:
1. El combate contra la dictadura con el objetivo de su eliminación total.
2. El combate contra el sindicato vertical hasta su sustitución por otro modelo representativo.
También hay que dejar claro que, a pesar de ideologías sindicales y políticas distintas, a niveles generales se daba una confluencia, voluntaria o forzada, en el modelo combativo, impulsado e impuesto por las bases trabajadoras. Un modelo que consistía en lo siguiente:
En un marco de movimiento de masas, mediante procesos asamblearios, la imposición de representaciones directas, surgidas de las asambleas y constituídas en comisiones representativas, sujetas a revocabilidad. Ésto se complementaba con el desarrollo, en la práctica, de un movimiento solidario de clase con todo tipo de lucha.
En tales circunstancias y con estos fundamentos, toda reivindicación y lucha se convierten de inmediato, y desde su comienzo, en una lucha de contenido político, lo que obligaba a desarrollar una metodología orgánica en clandestinidad y el desarrollo de las luchas en un contexto de ilegalidad permanente, ante cuya práctica, la reacción del sistema consistía en el ejercicio de una brutal represión (sanciones, despidos, detenciones, cargas policiales, encarcelamientos, torturas e incluso asesinatos, judiciales y extrajudiciales)
Estas condiciones objetivas del momento, originaban que el enemigo estuviera perfectamente identificado. Por un lado, el régimen dictatorial, con sus fuerzas represivas y con todo su aparato social de apoyo, falange, sindicato vertical, empresariado, tribunales, fuerzas represivas... Y contra ésto, la clase trabajadora y sus organizaciones.
Dadas estas confluencias ideológicas en los objetivos fundamentales y en el modelo combativo impuesto por la base de los trabajadores, así como la total polarización e identificación de ambos lados del conjunto social (opresores-oprimidos), cualquier lucha reivindicativa y política tenía como eje principal de su desarrollo tres actividades incuestionables:
a) El movimiento asambleario como base de formación y como órgano de poder.
b) Las comisiones directamente elegidas y revocables como órganos de representación de la base trabajadora.
c) La actividad solidaria de clase como apoyo a todas las luchas.
Ésto se desarrollaba aún a pesar de los intentos de los partidos y sus sindicatos, por imponer sus líneas de control a nivel ideológico y práctico.
DIVERSOS PLANTEAMIENTOS IDEOLÓGICOS DE LOS DISTINTOS PARTIDOS, SINDICATOS Y OTROS GRUPOS, COMO ASPIRACIONES GENERALES A CONSEGUIR TRAS LA CAÍDA Y DESAPARICIÓN DE LA DICTADURA FRANQUISTA
Conviene dejar claro, también, para poder entender el desarrollo de los acontecimientos, sobre todo en su fase final, en los años 75 a 80, inmediatamente antes de iniciarse la transición que, independientemente de las confluencias antes citadas, existían unas graves diferencias en las aspiraciones de los diferentes grupos y partidos organizados, que pueden sintetizarse en tres planteamientos:
1. El planteamiento reformista.- Donde se encuadran los grupos sindicales y políticos que pretendían, mediante un proceso de transición negociada y pacífica, un cambio político en el que se les legalizara y se les diera participación en el gobierno y en las instituciones, pero sin cambiar en absoluto el sistema capitalista y de mercado, ni eliminar o neutralizar para nada a los que funcionaron con la dictadura, tanto a nivel político como represivo y a quienes se admitía su continuidad en el nuevo planteamiento político y social, exonerándoles de todas sus anteriores actividades al servicio del régimen dictatorial, mediante un pacto, llamado de reconciliación.
Esta tendencia estaba configurada por: Desde partidos demócrata-cristianos, hasta los partidos de carácter socialdemócrata, como el PSOE. Desde el partido comunista, hasta los sindicatos CCOO y UGT, que actuaban como correas de transmisión de ambos partidos. Y dentro del mismo planteamiento, se aglutinó parte de la derecha franquista, colaboradora con el régimen, pero dispuesta a negociar para dar una salida a la situación, que por momentos se les escapaba de las manos, creando una situación y unas espectativas de acabar en abierto enfrentamiento, en el que, debido a las circunstancias existentes a nivel europeo y mundial, les habría sido difícil darle una salida con el mismo carácter armado que en 1936.
2. El plantamiento rupturista.- En el que se encuadraban quienes pretendían romper con el modelo social y político existente y a partir de ello, crear otro que se sustentara en distintos planteamientos sociales, pero bajo un control estatal copado y dirigido por los partidos políticos de izquierda.
Con este segundo planteamiento se identificaban todos los partidos, sindicatos y organizaciones de carácter e ideología comunista más radicales dentro de esta línea, y cuyo planteamiento había sido la causa de multitud de escisiones dentro del PCE, de donde procedían en su mayoría.
Estos grupos, a la postre, se sumaron al proceso reformista y al programa de reconciliación, abandonando la ruptura que propugnaban con todo vestigio del antiguo régimen y participaron en su proceso reformista de transición.
3. El planteamiento revolucionario.- Que postulaba acabar con el régimen dictatorial existente y abrir un proceso de implantación de un sistema participativo desde la base trabajadora y bajo el control directo de la base trabajadora en todo un nuevo proceso de cambio económico, social y político
Con este planteamiento se identificaban, y en él se encuadraban las organizaciones, sindicatos y grupos anarquistas, anticapitalistas, consejistas, anti-pactistas, autónomos, etc.
COMIENZO DE LAS LUCHAS EN FASA -COMBATE CONTRA EL SINDICATO VERTICAL- POR LA IMPOSICIÓN DE LA ASAMBLEA DE TRABAJADORES Y SUS REIVINDICACIONES -PRIMEROS MOVIMIENTOS DE TRASLADO DE LA LUCHA A LAS CALLES DE LA CIUDAD.
Dentro de estas confluencias generalizadas, y también de estas aspiraciones orgánicas diferentes, en FASA se dan las primeras convocatorias de paro en solidaridad con los obreros asesinados por las fuerzas represivas en el desalojo de los astilleros.
A patir de aquí, y con motivo de la inminente negociación del convenio colectivo, se comienza con el planteamiento de convocatoria de asambleas durante el descanso del bocadillo, desde las cuales, y mediante debate abierto, se elaboran plataformas reivindicativas en cada factoría, que una vez unificadas, sirven como base para realizar la elección pública directa y a mano alzada de representantes, mediante los cuales, se pretende desplazar a los representantes del sindicato vertical que, en ese momento, son los únicos reconocidos como legales por la empresa y por el sistema vigente.
La oposición al reconocimiento de los representantes elegidos en la asamblea y a ser recibidos por los órganos empresariales, origina un motivo principal de reivindicación y convocatoria de luchas que se traslada a la calle mediante convocatoria de concentración a las puertas de la factoría de Montaje I, dándose los primeros enfrentamientos con las fuerzas represivas.
Esta actitud y planteamiento conjunto de todos los grupos y trabajadores integrados en las asambleas, crea un ambiente de rechazo total a la representación surgida del sindicato vertical y a sus negociaciones y acuerdos, realizados con la patronal, que ve cómo tiene perdido el control sobre los trabajadores, que luchan inmediatamente contra los acuerdos tomados con los verticalistas e incluso contra la representatividad que éstos se arrogan.
A partir de ésto, se abre un proceso para permanentizar la realización de las asambleas y desde las cuales, se plantea el boicot mediante la abstención a las inminentes elecciones a representantes del sindicato vertical.
En este proceso, y aún habiendo algunas organizaciones, como el PCE y las CCOO, que se plantean el control del sindicato vertical desde dentro, presentando a sus candidatos e impulsando la votación, la participación es tan escasa, que los enlaces y jurados (así se denominaba a la representación) son elegidos con un número ridículo de votos.
Llegados a este punto, convien aclarar que el sistema electoral utilizado por el sindicato vertical se efectúa a nivel secreto. El número de enlaces y jurados, según la cantidad de trabajadores a representar y el reparto de aquellos a nivel porcentual de los votantes, de forma que, aún votando una minoritaria parte de los trabajadores, todos los cargos son cubiertos, basándolos en la proporcionalidad.
Como podemos observar, en la época franquista y bajo el verticalismo sindical, se utilizaba el mismo sistema electoral que hoy tienen adoptado los sindicatos actuales. Un sistema contra el que no se combate y en el que éstos se sienten tan a gusto, pues les garantiza su permanencia y su actividad mediante la delegación de poderes.
Este sistema así impuesto, preservado y legalmente protegido, obliga a los trabajadores a una lucha frontal contra la irrepresentatividad actual manifiesta, al igual que se necesitó contra el sindicalismo vertical.
El fracaso electoral resultante unido a la lucha contra los acuerdos que los verticalistas pactan, crea un vacío de representatividad legal que va forzando a la empresa a recibir a los trabajadores elegidos en las asambleas, a tener en cuenta las reivindicaciones elaboradas por éstas y a buscar, a través de la negociación directa, la solución a los conflictos.
Pero el contenido reivindicativo y político de las exigencias obreras y el carácter de las mismas, que en uno u otro ámbito superaban siempre las normas y la legislación vigente, originaba con habitual frecuencia el inicial rechazo de la empresa, lo que daba lugar a convocatorias de huelga y paros de diversa intensidad en apoyo de las reivindicaciones exigidas, y que inmediatamente era respondido a nivel empresarial con medidas disciplinarias, sanciones y despidos.
Dado que las huelgas se decidían en las asambleas, generalmente, tras los análisis y debate de los acontecimientos o tras la información sobre las negativas empresariales, su iniciación y desarrollo se daba siempre en el interior de la factoría, sin previo aviso y con carácter indefinido.
El alargamiento de los paros ante la falta de acuerdos, originaba la permanentización de la asamblea durante los turnos que, al juntarse en el interior de las factorías, ocasionó por dos veces la ocupación de las naves, durante lo cual, debido a la actividad global, grupal o individual, causaba a la empresa graves pérdidas económicas, hasta que, bien por intervención de las fuerzas represivas o por decisión asamblearia, se procedía al desalojo.
Inmediatamente las luchas se trasladaban a las calles de la ciudad, lo que generaba, a su vez, cargas policiales, detenciones, etc. Y creaba interés en parte de la ciudadanía y de los trabajadores de otras empresas que, tanto a favor como en contra, participaban del conflicto, con actos solidarios o con comentarios de repulsa, dependiendo de la ideología y la inclinación a favor o en contra del sistema político y de la lucha en cuestión.
GENERALIZACIÓN DE LAS LUCHAS A NIVEL NACIONAL -SITUACIÓN DE CRISIS Y CONFLUENCIA DEL MOVIMIENTO OBRERO- COORDINACIÓN DE LA LUCHA EN NUESTRA CIUDAD
El auge cada vez mayor de las luchas se generaliza en otros sectores ciudadanos, como el de la construcción, el estudiantil, etc. Y a nivel nacional, siempre con mayor virulencia en las zonas geográficas con más desarrollo industrial, sustentadas en un movimiento asambleario con carácter participativo, activo y solidario, desarrollando tácticas de lucha y de acción directa, control de las negociaciones, de las representaciones, de los movimientos huelguísticos y sus comités de coordinación de la lucha por las asambleas. Todo ello en el marco de un proceso solidario con los movimientos entre sí.
Esta situación conflictiva viene a incrementarse con el desarrollo de una crisis económica de carácter desigual según sectores. Por ejemplo, afecta de lleno al sector de la construcción, y al energético derivado del petróleo, repercutiendo en todos sus sectores auxiliares. No así a otros como el del automóvil o los electrodomésticos, etc. que, en aquellos momentos y dado el retraso que se llevaba con Europa a nivel nacional, estaban en plena expansión. Pero ello no impide que, en estos sectores boyantes por aquel entonces, también proliferen las luchas, fundamentadas en varios factores: El contenido político frente a la dictadura, la acción solidaria con el conjunto de la clase obrera, las reivindicaciones puntuales en los convenio colectivos, la lucha contra la represión laboral y social.
En este caldo de cultivo, con motivo de la negociación de un nuevo convenio en FASA, y coincidiendo en el tiempo con paros convocados por el sector de la construcción y algunos otros, se vuelve a la carga.
Al ser, habitualmente, convocada la huelga por las asambleas con carácter indefinido, tras un cierto tiempo, la empresa aplica el lock-out, esto es, el cierre unilateral de las factorías. De inmediato se traslada la lucha a la calle con contínuas concentraciones y manifestaciones que eran reprimidas y que, indefectiblemente, acababan en enfrentamiento directo con la policía, con multitud de detenciones que recrudecen la lucha e incrementan la reivindicación irrenunciable de puesta en libertad de los detenidos.
En este proceso, y dada la actividad organizativa y la coordinación existente entre las diferentes empresas en lucha, en Valladolid llegaron a coincidir alrededor de 40.000 trabajadores en huelga.
IMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE FUNCIONAMIENTO ASAMBLEARIO, SUS COMISIONES REPRESENTATIVAS Y LOS CONSEJOS DE FÁBRICA, HASTA SU DESMANTELAMIENTO POR LOS SINDICATOS LEGALIZADOS DENTRO DEL PROCESO DE DESARROLLO DE SU PACTO POR LA RECONCILIACIÓN
Dado que el proceso asambleario estaba asumido y prácticamente consolidado y que las asambleas tenían elegidos a sus representantes con anterioridad, o inmediatamente surgido el conflicto, era relativamente sencilla la constitución del comité de huelga en cada empresa, así como su coordinación cuando éstas cerraban sus puertas y la lucha se trasladaba a las calles de la ciudad. Más complicado se hacía el continuar con las asambleas, para lo cual se utilizaban desde los locales del extinto sindicato vertical, las iglesias e incluso, en ocasiones, los pinares y hasta las plazas públicas. Tanto las reuniones de los comités de huelga de los representantes elegidos en cada empresa, así como su coordinación, se efectuaban siempre a nivel clandestino.
Toda esta trayectoria de luchas continuadas y práctica asamblearia en FASA, dentro de un contexto de vacío total de representatividad del sindicalismo vertical, su inutilidad y rechazo como interlocutores válidos entre empresa y trabajadores, impulsa la creación de órganos permantentes asamblearios de representación para temas específicos como seguridad, ritmos de trabajo, valoración de los puestos,etc. en cada factoría y un órgano o comisión negociadora para temas que afectaban a la generalidad, como convenios u otras cuestiones de índole global. Estas comisiones representativas estaban compuestas por trabajadores elegidos en las asambleas entre los candidatos públicamente propuestos y en votación a mano alzada, todos con carácter revocable por las asamblea. La comisión negociadora se elegía con carácter transitorio para la defensa y representación ante la empresa de las decisiones tomadas en la asamblea, tras de cuya resolución tomada por mayoría y acordada o no con la empresa, la comisión se disolvía.
Este conjunto representativo constituía lo que se llamaron Consejos, que funcionaron hasta la legalización de los sindicatos dentro del proceso de cambio pactado con las organizaciones reformistas, las cuales, y a partir de ese momento, comienzan una actividad anti-asamblearia, anti-consejista y divisionista, pues en su afán por desmovilizar y conseguir cada sindicato más control y financiación estatal son incapaces de una unificación, dividiendo con ello también a la clase trabajadora, eliminando el protagonismo y la participación directa de los trabajadores e imponiendo nuevamente, como el sindicalismo vertical, la representación delegada.
APÉNDICE:
FASA: VIVA LA AVENTURA (Revista "Seisdedos", Marzo-Abril de 1979).
"Una sociedad que ha abolido toda aventura hace de la abolición de esta sociedad la única aventura posible"
1. Secuencias históricas.
Acerca de la empresa hay que decir que, en el transcurso de 25 años , FASA dejó de ser una pequeña empresa familiar de montaje para convertirse en parte de una multinacional con factorías en Valladolid, Palencia , Madrid y Sevilla. Su plantilla pasó de 500 trabajadores que producían 30 coches diarios a 18000 con una producción anual de 300000 coches (datos de 1979).
En FASA los trabajadores han desarrollado una rica y larga experiencia de lucha que no viene de ahora, sino que es producto de su historia. Así, en 1974 empieza una de las más largas, duras y a la vez fructíferas experiencias de confrontación.
La exigencia de una serie de reivindicaciones en el marco de un proceso asambleario desembocaron en una serie de acciones que, aunque parciales, significaban el rechazo de las horas extras y del aumento de los ritmos. Cuando la empresa intenta imponer su calendario laboral con más de 8 horas diarias de trabajo, los trabajadores se oponen trabajando sólo 8; frente a ello la empresa sanciona y el paro se generaliza. Acto seguido 1500 trabajadores ocupan FASA- Valladolid. Las manifestaciones, las asambleas de solidaridad se van sucediendo en estos días hasta que la represión policial y de la guardia civil provocan la reincorporación al trabajo.
La lucha se ha desarrollado dentro del marco de las asambleas, en las que se han discutido y aprobado todos los pasos a seguir; desde donde han salido nuevas iniciativas y métodos de lucha como boicots al ahorro retirando los fondos de los bancos, a la prensa, al consumo, a cines, teatros , fútbol, etc.
A finales del 76, comienza de nuevo una lucha por la readmisión de los despedidos de la huelga anterior que logra finalmente su paulatina reintegración a la fábrica.
En esta época, la crisis definitiva de la CNS (sindicato vertical) y con las centrales sindicales aún si legalizar, hace que se plantee la necesidad de que estas formas organizativas, que han servido en los momentos de auge, funcionen de manera permanente. Esto conduce a un debate en las asambleas para la creación de un organismo unitario y asambleario.
Por último, se constituye el consejo obrero de FASA-RENAULT, basado en los siguientes principios:
- Buscar y fomentar la unidad práctica de todos los trabajadores al margen del pensamiento político o sindical de cada uno.
- Se organizan las asambleas buscando la proximidad fisica y evitando las diferencias de grupos categorías, profesiones, etc.
- Todo el poder está en la asamblea, con lo que se potencia la utilización de la democracia directa.
- Es la alternativa que de forma mayoritaria está siendo defendida por los trabajadores, conscientes de que es algo que de un modo permanente hay que discutir, corregir y mejorar.
2. Entrevista a trabajadores de FASA-Valladolid.
-Seisdedos. ¿Cómo veis las perspectivas, el futuro del movimiento asambleario de los consejos, en Fasa?
-Compañeros de Fasa. Ya hemos dicho anteriormente cual es la representatividad de los comités de empresa y el peso de las centrales sindicales en la fábrica, de todas formas lo vuelvo a repetir, es mínima y al representar esto un problema fuerte para ellos, en Noviembre se hizo un referendo, para ver la aceptación de, los comités de empresa, el resultado fue elocuente: recibieron tan solo el, apoyo del 40 % de la plantilla. Ante dichos resultados los comités se comprometieron a dimitir pasadas las negociaciones, hoy con el papel que han jugado días atrás, donde la rotura de carnets se produjo masivamente hay más gente todavía que quieren que se larguen, que dimitan, y esto en las asambleas que se hacen en estos momentos se pide, algunos que se larguen ya ahora mismo, otros que se larguen y dimitan cuando terminen las actuales negociaciones, estas son las dos opiniones que se barajan en todas las reuniones. Bien.. nosotros creemos que el objetivo actual es ir hacia los consejos de factoría y de fabrica nuevamente, para ello es necesario previamente la dimisión de los comités y un tiempo de debates dentro de la fábrica donde los trabajadores podamos opinar, discutir, sobre cómo nos organizamos y cuáles eran los principales fallos de los consejos en la etapa anterior, etc.., durante este tiempo, nosotros creemos que no puede existir un vacio en la representación de los trabajadores y apuntamos la necesidad de elegir unos representantes por asambleas de forma provisional, hasta la implantación de los consejos. Según como vayan los debates éstos que hemos mencionado y la correlación de fuerzas que se palpe deberíamos actuar, si nuestra fuerza es potente los consejos deben ser impuestos y no aceptar ninguna convocatoria de elecciones sindicales, si en cambio la correlación de fuerza es adversa a los hombres partidarios del M. asambleario, creemos que los trabajadores pro-consejos deberíamos presentarnos a las elecciones y ocupar los comités, cara a reconvertirlos en consejos con la decidida participación de todas las asambleas.
-Seisdedos. ¿Qué pensáis actualmente de estas luchas que están surgiendo por todos lados? ¿Estamos ante un momento de relanzamiento o por el contrario todos los asamblearios vamos a pasar por una larga etapa de resistencia?
-C. de Fasa. Nuestros conocimientos son muy limitados al respecto pero si que lo hemos discutido y hemos sacado algunas primeras conclusiones. En la mediana y pequeña empresa sin apenas tradición de lucha de unas formas organizativas asamblearias, la implantación de las centrales es aplastante, aquí si vale hablar de una etapa de resistencia, igual que en las empresas grandes donde tradicionalmente ha hecho y. deshecho el reformismo y esto se ve por ejemplo en la factoría de Fasa en Sevilla donde el predominio del PCE-CCOO es total si exceptuamos a una pequeña minoría, pero existen unos puntales del M. Asambleario en la gran empresa donde las centrales sindicales después de su etapa inicial, de fuerte afiliación, están estancadas o han retrocedido mediante la desafiliación como es nuestro caso, en estas empresas hay que hablar de ofensiva, de organizar el movimiento asambleario, pues una fuerte tradición de luchas no se pierde así cómo así.
-Seisdedos. Una última cuestión: en las grandes empresas las formas de organización basadas en la democracia directa resultan ser bastante complejas y exigen una fuerte conciencia de clase para que la participación no decaiga y poder responder ante los miles de problemas cotidianos. ¿cómo responder?
-C. de Fasa. Si esta es una de las grandes discusiones en la Fasa ya que en momentos más calmados, no de lucha la delegación es mucho mayor en los representantes, en los grupos de trabajo etc., y se corre el riesgo de convertirse los consejos en un sindicato de empresa, riesgo que nosotros creemos hay que asumir, si hay que asumirlos, porque cantidad de problemas llamémoslo inferiores o cotidianos son la base de actuación de los, sindicatos, esa base de actuación no desaparece cuando la implantación de los sindicatos es nula, porque los problemas siguen existiendo, creemos que es tarea de los grupos de trabajo el ir resolviéndolos, los delegados y los grupos de trabajos siendo revocables en cualquier momento, tienen que tener una cierta continuidad y asumir, vuelvo a repetir, la solución de los problemas cotidianos y menores que se dan todos los días y en todas las fabricas.