La reactivación... ¡Qué reviente! 4ª Parte
Nota HD: Después de un largo tiempo, volvemos a colgar los artículos sobre crisis, economía y valor que publicaron los compañeros-as de la revista Comunismo del GCI.
Para recordar, el numero de esta revista se edito en 1996, por tanto,
contiene ejemplos de la primera mitad de los 90’. Eso es importante para tenerlo en cuenta a la hora de evaluar la contribución realizada. La mayor parte de los años 90’ (solo hacia el final de la década el sueño choco con la realidad) fueron de una actividad económica financiera de una explosión pocas veces vistas en la historia. Las ganancias de los grandes capitales comenzaron a ser exorbitantes. A grandes rasgos podemos constatar que esto se debe en gran medida a la apertura de los mercados de Europa del este y Rusia que estaban controlados por el capitalismo de estado. Y por otra parte, ese hecho trae la consecuencia del modelo de consumo estadounidense a todos los rincones del planeta donde la occidentalización podía abarcar (las guerras de la última década también tienen su explicación en la búsqueda de nuevos mercados, que antes no estaban disponibles). Naturalmente los polos financieros estaban apuntando a esa bonanza económica y los resultados fueron los años dorados de la economía noventera. El territorio llamado chile no escapo a ello. Pero no olvidemos el sentido de publicar esto hoy: en el año de la publicación nadie hablaba de crisis, pero en estos escritos hay asuntos importantes que los revolucionarios-as debemos tomar para la reflexión y discusión, para superarlos y utilizarlos para analizar la situación actual y venidera. Esto no es palabra petrificada que no sea criticable. Incentivamos a que estos párrafos sirvan como un elemento de transito en las reflexiones entre los espíritus deseosos de destruir la sociedad de clases, el dinero y la mercancía y los-as revolucionarios-as.
Nota 2: las negritas con de autoría nuestra.
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La reactivación... ¡Qué reviente!
"¡La reactivación de la economía está a la vista, hay que seguir!" es lo único que se escucha. Los políticos, los diarios y radios, y otros economistas nos llenan la cabeza gracias a esa jaula de imbéciles que es la televisión. Con cifras y gráficas nos explican que la reactivación está de vuelta con nosotros, que es débil y que temblequea pero que por fin está ahí. Dicho discurso es acompañado de una empalagosa justificación de que la austeridad debe mantenerse. Bajo el tono de "¡continúen apretándose el cinturón y la reactivación será más fuerte todavía!", la burguesía intenta por un lado ponernos al remolque de la defensa de la economía y por el otro hacernos creer que esta vez, al fin, "¡hemos salido del túnel!"
¡De esa forma, el "dios de la economía" nos gratificaría con el maná celeste luego de habernos ignorado durante 20 años! ¿Cuál sería entonces la(s) razón(es) por la cual el crecimiento (1) estaría nuevamente entre nosotros?
Para responder a ello comencemos por recordar que la burguesía denomina reactivación o crecimiento al aumento de su riqueza en un país o grupo de países (al aumento del Producto Bruto Interno). La reproducción ampliada (por oposición a la reproducción simple que es incompatible con el sistema capitalista) es una ley inherente del capital y es de esa forma que los ideólogos aluden a la misma. La recesión (palabra que prefieren a depresión) hace referencia al aumento insuficiente de ese mismo PIB. El discurso actual de la burguesía se resume a decirnos que "nosotros" somos más ricos desde hace 3 o 4 años en Estados Unidos y Gran Bretaña y desde hace un año en el resto del mundo.
Por supuesto que detrás de ese "nosotros" se esconde en los hechos el pueblo, es decir el promedio estadístico resultante de ignorar las clases sociales, es decir de poner en la misma bolsa a los proletarios y los burgueses. Hasta hay una categoría específica en las cuentas nacionales de la ONU que se aplica en todos los países que se llama "las familias"; es decir la contabilidad nacional ignora explícitamente las clases y así como la iglesia concibe el reino de los cielos, establece un mundo en el cual todos los seres humanos pertenecerían a la misma categoría ideal: la familia.
Decir que hay un crecimiento de 3 por ciento en tal año, equivale a decir que en ese país hay un 3 por ciento más de riqueza que el año anterior; lo que por supuesto no implica que cada persona tenga 3 por ciento más de riqueza. Veremos que en los hechos la riqueza de la burguesía aumentó en base a la intensificación de la miseria de los proletarios. Además incluso suponiendo que el 3 por ciento sea matemáticamente redistribuido entre todos en función de lo que ganaban antes (2) ello significaría que la burguesía aumentó aún más su riqueza y que nuestra miseria no ha hecho más que empeorar: la plusvalía sigue constituyendo el mismo porcentaje de una riqueza creciente. ¿Cuál es la realidad de la explosión de esta riqueza?
Tomemos el caso de quien la burguesía mundial considera como el "mejor alumno de la clase": los Estados Unidos. Las cifras son elocuentes: de 3 a 4 % de crecimiento por año, una tasa de desocupación del 5 al 6 %, una tasa de inflación del 3 % y la "creación de al menos 2 millones de empleos" por año desde 1991.
Desde hace varios años, algunas empresas norteamericanas (3) han hecho gigantescas ganancias, se han batido records, por ejemplo Microsoft en la informática, Pfizer en la industria farmacéutica (varios miles de millones de dólares), Crysler en el sector automotriz (más de 3 mil millones de dólares). ¡Estas cifras provocarían una erección en el más astuto de los apostadores de bolsa!
Frente a ese cuadro unilateral con el que tanto insiste la burguesía nosotros insistimos en nuestra realidad, en el punto de vista de los productores de esas fantásticas riquezas, que como siempre, en este sistema de mierda, se encuentran privados del disfrute de su propia producción.
A la pregunta de ¿cómo es posible que esas empresas hagan tan gigantescos beneficios?, debemos responder con la receta de la hora, "despidiendo y despidiendo" para comprimir los costos de producción y aumentando los rendimientos de los proletarios que quedan trabajando, lo que es fácil en base también a la constante presión provocada por la amenaza de despido.
Citemos al respecto a F. Rohatyn, que entre otras cosas es consejero oficioso de Clinton y gerente bancario:
"La carrera de la productividad es acompañada de una desocupación estructural de la que no se salva más nadie: cuellos azules, cuellos blancos y la misma va a continuar. Todas las grandes empresas tratan hoy de reducir sus efectivos. Por ejemplo Pfizer una empresa farmacéutica que yo conozco bien porque soy miembro de su consejo de administración, acaba de decidir que suprimirá 4.000 empleos, 10 por ciento de sus efectivos en base al retiro anticipado o al despido abierto. Y sin embargo la empresa gana miles de millones. Estamos viviendo una época espantosa: miren IBM, Intel y Microsoft. Las tres tienen más o menos el mismo valor bursátil entre 20 y 25 mil millones de dólares. Pero IBM tiene 150.000 asalariados, Intel 15.000 y Microsoft 6.000, lo que significa que la creación de riquezas exigirá una mano de obra cada menos numerosa y además calificada, adaptable y flexible." (4)
Lo que este burgués nos dice cínicamente, es que los proletarios en IBM sudan individualmente 25 veces menos de plusvalía que en Microsoft y 10 veces menos que en Intel, lo que permite ver porqué IBM despide a lo loco desde hace algunos años. El otro ejemplo, el de Pfizer, es representativo de las prácticas actuales.
Y los casos como este hacen legión a través del mundo:
En Alemania, en la industria química, los beneficios del año 1994 son enormes: un billón doscientos mil millones de Marcos fueron las ganancias declaradas de BASF lo que implicaba un incremento de 99,2 % con respecto al año anterior, un billón 690 mil millones de Marcos fueron las ganancias de Hoechst, 83 % más que el año anterior, 2 billones 384 mil millones de Marcos fueron en fin los beneficios de Bayer, 32,2 % más que en el 93. Ese mismo año Manfred Schneider gerente general de la Bayer, que en ese año había despedido 3.400 personas, declaraba que en el sector "de ninguna manera habrá un aumento del número de empleos".
En Francia, los 63 mayores grupos industriales hicieron enormes beneficios habiendo disminuido el número de efectivos en 3,5 % en 1993, en 2,5 % en 1994 y preveían continuar esa disminución en 1995 (0,5 %).
En el sector automotriz de ese mismo país, PSA y Renault hicieron colosales ganancias y batieron records de producción en 1994. Para agradecerles a los proletas que reventaron trabajando anunciaron 3.500 despidos en 1995 y 5.000 más en 1996.
En las telecomunicaciones, en la siderurgia, en el transporte aéreo, en la industria del papel,... bueno, los ejemplos serían interminables, porque ese fenómeno se reproduce en todos los sectores y tanto en Estados Unidos como en Europa, en Asia como en Africa.
La noticia en 1994 de que la banca inglesa aumentó sus ganancias de 100 % a 176 % no debe alegrar demasiado a los decenas de miles de "sin domicilio fijo" que ese mismo año soportaron la tan cacareada reactivación de la economía de Gran Bretaña.
En Estados Unidos más de un 10 por ciento de la población que se encuentra en la más absoluta miseria, no incide demasiado en las cifras dadas a publicidad, dado que simplemente no se encuentran censados y contados en ninguna estadística oficial. Cuando se reconoce que entre 25 y 30 % de la población se encuentra en los "límites de la pobreza", se olvida de precisar siempre que ese porcentaje es sobre los registrados estadísticamente (que no incluye el 10 por ciento antes mencionado). Esto permite relativizar las estadísticas oficiales sobre la desocupación (5).
En relación a los empleos creados (6) en Estados Unidos, lo que no se dice es que cada año 2.000.000 de empleos industriales con salarios mediocres de 10 a 15 dólares la hora pero con cobertura social son suprimidos mientras que se crean 2.000.000 de nuevos empleos con salarios todavía más miserables (4,5 dólares la hora), sin cobertura social de ningún tipo y facilmente deslocalizables.
Gail Forler, un cínico gestionario del capital, nos resume claramente la situación: "Se acabaron los trabajos industriales bien pagados de los años 70" y agrega: "Ni las nuevas tecnologías, ni los nuevos mercados son una razón suficiente para crear un empleo. Para resolver sus problemas de trabajo, los empleados prefieren comprar una nueva máquina o reorganizar sus efectivos."
Clarito, ¡los proletarios que todavía tienen un laburo tendrán no solo que trabajar por los que fueron enviados a la calle, sino que además se les hará trabajar para que la empresa produzca más que antes!
Siguiendo con los Estados Unidos, los medios de (des)información anuncian que la miseria aumentó en un 10 por ciento en los últimos 20 años, cifra que también nos parece exageradamente baja ¿a qué proletario en los Estados Unidos se le puede hacer creer que con un salario de 1995 puede comprar 90 por ciento de lo que compraba en 1975?
Las cifras sobre la inflación no tienen para nosotros ningún sentido. Los salarios disminuyen y los precios aumentan, es lo que nos interesa y dejemos a los rasca papeles el privilegio de extrañarse:
"En total, a pesar de la reactivación, hay 30 millones de personas, es decir el cuarto de la población activa que se encuentra afuera del circuito normal de trabajo (en esos laburos de mierda de los que hablamos NDR) y estarían soportando esa aberración de estar por debajo del umbral de la pobreza siendo trabajadores." (7)
¡Y sí señores! Nunca el trabajo hizo rico a quien labura, sino a quien hace trabajar a los otros. ¡Si el trabajo hiciese rico ya haría mucho tiempo que la burguesía prohibiría el trabajo al proletariado y trabajaría ella!
La realidad o la irrealidad de la "reactivación" debe ser inscripta en el contexto mucho más general de las diferentes fases coyunturales de este sistema absurdo e inhumano que es el capitalismo. Sin ello no se entiende nada y todo parece un asunto religioso. Solo se puede comprender la famosa "reactivación" de la que tanto nos hablan, refiriéndose a la contradicción fundamental del capital: valorización/desvalorización
(Nota HD: ese apartado será la última entrega de este dossier).
Uno se da cuenta entonces de que no hay una "reactivación general", que para ello el capital necesitaría un nivel de destrucción de las fuerzas productivas mucho más masivo que el de las guerras actuales, que no son lo suficientemente generales como para permitir una desvalorización generadora de una "reactivación" menos inmediata de la que se habla hoy. Lo que constatamos es que la crisis se acentúa cada vez más y que los discursos acerca de la "reactivación" solo se refieren a una "reactivación técnica", es decir a una reactivación cíclica correspondiente al ciclo corto del capital determinado por la renovación relativa del capital fijo, es decir que es un fenómeno de corta duración que no puede mantenerse más que el tiempo durante el cual el proletariado acepta el aumento de su miseria (8).
El proletariado por su apatía es quien le permite a la burguesía continuar con los despidos de una parte de nosotros haciendo trabajar más intensamente a quienes quedan en las galeras del laburo, lo que implica un aumento de la miseria absoluta y relativa. En los hechos el único período durante el cual la burguesía puede contar con una valorización fructuosa y a largo plazo es el período que sigue a una guerra generalizada: el período de "reconstrucción". Época privilegiada en donde los capitales se invierten y circulan a gran escala pero que, para nuestra clase, significa también un aumento de la miseria relativa (a la riqueza creada por nosotros).
La reconstrucción deja entonces lugar a la crisis (crisis de sobreproducción de capitales) que solo puede resolverse en base a una nueva guerra generalizada y así el círculo de muerte impuesto por el valor se vuelve a cerrar.
Nosotros no defendemos ninguna de las fases de ese sistema cuyos períodos reproducen la inhumanidad y contienen la guerra como solución. Nosotros no hacemos ninguna crítica moral contra "los capitalistas malos" que serían egoístas y que no repartirían los frutos del trabajo con los "pobres proletarios explotados" tal como llora la izquierda burguesa. ¡No! Sabemos que es el valor y su ciclo que se imponen, tanto a la burguesía como al proletariado, aunque la primera se complazca en él y el proletariado lo padezca. Y que de lo que se trata no es de repartir, de distribuir mejor la torta como propone todo el socialismo burgués, sino de destruir el valor mismo y con él demoler totalmente el sistema social burgués.
Por lo tanto la famosa "reactivación" con la cual tanto nos aturden, no presagia nada bueno para nosotros. Hoy como ayer y como siempre, nosotros proletarios, no tenemos nada que esperar de este sistema de muerte que nos augura más lágrimas, sangre y sudor tanto en los frentes laborales como en los de la próxima guerra generalizada.
¡Esta "reactivación" que nos la presentan como un bebé frágil, ¡ahoguémosla en su agua sucia!
¡Rechacemos los sacrificios! La economía está enferma,... ¡Ayudémosla a morir, junto con todos sus defensores!
¡Sabotear la "reactivación", es luchar de manera intransigente por nuestros intereses de clase!
Notas
1. Hablar de "crecimiento" es sinónimo de hablar de "reactivación"; por otra parte la burguesía utiliza los dos vocablos combinados cuando por ejemplo se dice "reactivación del crecimiento".
2. ¡No soñemos, esa distribución es solo estadística, es decir virtual y nosotros, los proletas seguiremos pobres todavía por un tiempo!
3. La competencia es explosiva, es una ley del sistema, mientras algunas empresas hacen beneficios gigantescos, otras son fagocitadas por las primeras u obligadas a declararse en quiebra. Pero para nosotros el resultado es siempre el mismo: ¡más y más miseria!
4. Declaraciones efectuadas en marzo de 1994.
5. La falsificación estadística, no es, evidentemente una especialidad de los norteamericanos. Todos los gobiernos del mundo lo hacen. Tomemos el ejemplo de la tasa oficial de desocupados en Bélgica: la cifra oficial es de 14 por ciento de la población activa, es decir medio millón de desocupados aproximadamente. En realidad esas cifras "olvidan" todos los desocupados de más de 55 años que desde hace años fueron borrados de las estadísticas: unos 50.000 desocupados más. Se "omite" también unos 180.000 desocupados que fueron excluidos de las asignaciones por desocupación en los dos últimos años y que tampoco aparecen en las estadísticas. Se "callan" los 400.000 subempleos pagados por la propia oficina de despido y que en realidad son desocupados a los que se les hace hacer alguna pseudoactividad. Si se hace un pequeño calculito, sin olvidar los 50.000 desocupados que habían sido excluidos de las asignaciones hace más de dos años el total da aproximadamente 1.180.000 desocupados efectivos. Considerando la cifra oficial de población activa de 3.500.000 se llega a un porcentaje de 33 por ciento de desocupación real. Es claro que este mismo tipo de análisis podría efectuarse con los indicadores estadísticos de todos los países.
6. Un ejemplo más de la manera en que la terminología burguesa intenta imponer su punto de vista: "empleos creados", "creación de empleos"... dominan en el lenguaje cotidiano tendiendo a presentar al capitalista como un "dador de trabajo" y no como un explotador. El capital y su Estado no tienen nada de asociación filantrópica que daría medios de supervivencia a los hombres, todo lo contrario, si la clase capitalista contrata y paga proletarios, es con el único objetivo de extornarles plusvalor.
7. Alain Lebaube en el periódico francés "Le Monde", "Bilan économique et social 1994)".
8. Es por otra parte uno de los objetivos perseguidos por la burguesía al hablar tanto de esa mística "reactivación": encandilarnos con algunos espejitos de colores acerca de nuestro futuro inmediato haciéndonos aceptar la siempre creciente degradación de nuestras condiciones de vida.