[Nueva edición: EL BARDO]
¿Por qué editamos esta transcripción de una charla de Bonanno, casi veinte años después? Porque creemos que es útil a la hora de comprender un poco más y profundizar en su concepción del anarquismo, de un cierto tipo de anarquismo. En este texto Bonanno hace un pequeño análisis de lo que para él son las dos formas organizativas más importantes que actualmente
posee el anarquismo, la organización de síntesis y la organización
informal, y de por qué él apuesta por la segunda. Creemos que esta breve recopilación puede servir como aporte para comprender un poco más lo que significa aquello que comúnmente se ha acordado en denominar informalidad.
Vemos importante hablar de este asunto ya que muchas veces hay una confusión, tanto por parte de algunos defensores como por ciertos críticos de dicha forma organizativa que tienden a confundirla con una suerte de ideología. ¡Nada más lejos! Esta confusión también es aplicable a la idea que «informalidad» significa en sí «radicalidad»[1], cuando en realidad sólo se refiere a una forma —en este caso no formal— de organizarse.
Somos conscientes de que cuando hablamos de informalidad evocamos algunos
fantasmas del pasado y del presente que a muchos les gustaría olvidar.
Pero los que vemos en esta forma de organización una posibilidad muy válida
creemos que es necesario aclarar algunas cuestiones y que estas
clarificaciones resultan ser de vital importancia para quitar el velo que
—ya sea conscientemente o no— se ha colocado al término y su definición.
Y estos textos sirven para ello.
No vamos a tocar en profundidad las diferentes interpretaciones de lo que
es la informalidad y lo que éstas provocaron (para bien o para mal) en el
Estado español en el período en el cual lo que se dio a llamar
insurreccionalismo irrumpió en este contexto geográfico. Para ello
recomendamos la lectura del texto «La epidemia de la rabia en España»,
aparecido en la publicación Resquicios en dos partes en los números 4 y
5. Pese a no estar de acuerdo con todas las interpretaciones de la época
y de los textos citados, reconocemos que este relato —aunque siendo
sólo una apreciación— es de momento el único análisis realmente profundo
de ese período y esa experiencia.
Queríamos también hacer un breve apunte sobre la traducción. Muchas veces
se atribuye la mala interpretación de las ideas «insurreccionales»
provenientes de
Italia a las malas traducciones. Hay que reconocer que pese al
trabajo de traducción que muchos compañeros hicieron en el pasado
para que podamos leer textos frescos[2], éstos brillaban poco, no
todos pero sí la mayoría, por su calidad como traducción. Pero es
una fácil salida atribuir las malas interpretaciones simplemente a
esto. Por un lado, la cuestión de las malas interpretaciones —algo
que no decimos nosotros sino que ha salido a flote a lo largo de
distintos análisis— es muy relativo a qué se considere interpretación y,
por otro, lo que sí quizás podríamos agregar es que muchas veces estas
interpretaciones de los textos fueron hechas sin tener en cuenta (o quizás
ésta sea simplemente una cómoda lectura a distancia temporal)
los contextos, los debates internos, las experiencias acumuladas y
que no eran letra muerta. La dificultad de explicar algo en una lengua
diferente es también atribuible a la de intentar explicar algo a quien no
está introducido en el tema, por lo cual se podría añadir que muchos
problemas de «interpretación» escapan a la lengua en sí, y están más
relacionados con la capacidad de saber de qué se habla[3].
Muchos de los textos que llegaron, como tantos otros que llegan o
llegarán, por su frescura, su crítica —en muchos casos unas líneas
críticas totalmente nuevas para nosotros y nosotras—, se transformaron en
pequeños
«manuales». Lo malo de ello es que a veces pasaron de ser manuales
de consulta a mini-biblias o pequeños libros rojos (y negros) sagrados,
matando así su sentido original. Algunos otros textos pasaron a ser
lecturas imprescindibles, mientras que en su lugar de origen no fueron más
que «otro de tantos»[4].
Pero los textos, cuales sean, siempre deben ser herramientas que
contribuyan a la formación y a la crítica, a la teoría y a la práctica
anarquista. En el momento que se toman como palabras sagradas pasan a
la lista de los clásicos escritos en lenguas ya muertas. Como el mismo
Bonanno reconoce al final del último texto que hemos agregado
sobre la cuestión de la informalidad:
"Los problemas que aquí han sido simplemente esbozados, especialmente los
aspectos positivos de una organización informal anarquista, merecen una
profundización y un debate a los cuales invitamos a todos los
compañeros interesados."
Es decir, que todo debe ser discutido, modificado, criticado, difundido,
reproducido. ¡Que este pequeño libro sirva para ello!
Bardo ediciones
El libro se puede descargar:
http://bardoediciones.net/
NOTAS:
1. No es que creamos que el anarquismo no deba ser radical, todo lo contrario, pero lo que
creemos necesario es que a la hora de hablar de informalidad se tenga en claro que de lo que se habla es de una manera de organizarse, que claramente implica un montón de cosas, pero siempre
relacionadas con la forma. Y las burocracias, la traición y el «no ir a la raíz» de las cuestiones, por nombrar algunas cosas que se le atribuyen a los sectores más rancios del espectro libertario, no se dan sólo en la formalidad, ni ésta de por sí las lleva implícita.
2. Textos de Bonanno, pero también de Costantino Cavalleri, Guido Mantelli y demás compañeros
y compañeras, muchos anónimos incluso de aquellos que se encontraban en la cárcel o escapaban del enésimo golpe represivo que tanto caracterizó a los años noventa en la península italiana.
3. Paralelamente, cabe señalar que muchas veces la mejor manera de conocer y profundizar
sobre las ideas, las prácticas y el contexto de un lugar es ir precisamente allí y observar, escuchar, charlar, participar. Algo que antes se hacía más, o por lo menos con mucha más consciencia,
resultándonos hoy en día fácil delegar a la ilusión de conectividad y omnipresencia que Internet propina y a la actividad de aquellos compañeros y compañeras que siguen pisando el antiguo sendero del internacionalismo práctico. Una delegación que en nuestros entornos se añade, obviamente, a la falta de reflexión y debate propios que serían capaces de colmar, por lo menos parcialmente, una eventual falta de contactos con otras experiencias. De la misma manera, aunque hoy en día somos capaces a veces de reírnos del hecho de que dentro de ámbitos anarquistas siga
habiendo una propuesta como el esperanto, en general el aprendizaje de idiomas en primera persona con una visión dirigida hacia una real superación de las fronteras estatales es algo que debería volver a ser considerado importante desde un punto de vista revolucionario.
4. Un ejemplo claro es el clásico Ai ferri corti, citado innumerables veces y considerado por
muchos de lectura obligatoria, el cual en Italia tuvo una acepción mucho más modesta que en el Estado español y América Latina. El texto ha sido reeditado recientemente bajo el título Cuerpo a cuerpo con lo existente, sus defensores y sus falsos críticos (Madrid, 2012).