Nota de la REDACCIÓN:
no necesariamente estamos de acuerdo con todo el contenido de los siguientes textos,
pero vemos interesante la reflexión
sobre lo ocurrido y LO QUE ESTÁ OCURRIENDO
y de estas líneas puede surgir
perfectamente un debate más amplio
en otros sitios y experiencias de lucha]
Comunicado de la Biblioteca Anarquista La Maldita sobre la manipulación en torno a las revueltas en Gamonal.
La basura periodista, como una
policía más (no nos engañáis con vuestro rollo de “periodista inocente
que sólo hace su trabajo con la sana intención de informar”, ¡no sois
más que maderos!), señala, apunta y dispara con sus plumas contra un
barrio que se ha rebelado de manera espontánea pero al mismo tiempo
sólida y convencida, y contra las políticas especulativas de un
consistorio corrupto y entregado a los intereses de constructoras y
empresarios. Un barrio que ha iniciado un camino hacia la autonomía y la
vida más allá de las instituciones y del poder, poco a poco
construyendo su propia vida en asambleas que fortalecen el movimiento,
respetando y debatiendo opiniones, y hasta okupando recientemente un
local abandonado para crear un Centro Social Autogestionado para el
barrio donde albergar iniciativas y actividades antagonistas y continuar
avanzando en la revuelta que han comenzado y que, para lo bueno y lo
malo, ha contagiado, instigando movilizaciones en otras ciudades, donde
la policía aplicó su misma política represiva recibiendo en muchos cass
la misma respuesta, porque la contra-violencia, las piedras y la rabia
es el único lenguaje que estos psicópatas uniformados, enfarlopados y
armados parecen entender.
No es mi intención idealizarlo, y
mantengo mis distancias y diferencias con algunos aspectos de la lucha
que se está dando en este barrio burgalés y mis afinidades no están con
todxs sus participantes (entre lxs que se cuentan tanto anarquistas o
comunistas como sindicalistas o incluso votantes o ex-votantes del PP y
el PSOE), pero reconozco en ellxs valor, honestidad y un cierto sentido
de comunidad antiautoritaria, organizada en asambleas horizontales donde
cada persona se representa a sí misma y el consenso es el motor que
guía las decisiones colectivas. De todas formas, puesto que no estoy
allí y la información con la que cuento es tomada del portal Diario de Vurgos
o compartida por individualidades anónimas presentes en el conflicto
que han escrito algunas veces al e-mail del blog aportando datos y
noticias dispersas, no me corresponde a mí el hacer valoraciones ni el
calibrar el alcance de estas posibilidades que han emergido de las
ruínas tras la enésima tomadura de pelo de los poderosos, y por ello
creo que nadie mejor que las personas de la propia ciudad y envueltas en
el conflicto para informar.
Dejo por lo tanto el comunicado de la
Biblioteca Anarquista La Maldita sobre la execrable labor de
manipulación que los medios han llevado a cabo desde el principio contra
esta lucha y contra lxs vecinos y vecinas que participan en ella.
———————-
Responder a
acusaciones y calumnias no es ni agradable ni creativo, sin embargo nos
sentimos obligadxs a hacerlo porque otrxs han hablado sobre nosotrxs.
Decir que no nos emociona demasiado y en gran parte es una pérdida de
tiempo. Por eso dejaremos bien explícito que no vamos a responder a cada
intoxicación, ni vamos a entrar en diálogo ni con la policía ni con lxs
periodistas; sólo pretendemos dejar unas cosas claras.
Los medios de comunicación han tenido
constantes intentos de manipulación: primero lxs de fuera, luego lxs
profesionales de los disturbios, antisistema y radicales, que si lxs
anarquistas….
Estamos en la calle, no somos espectáculo.
Es insultante a la inteligencia para
nosotrxs y para lxs demás vecinxs, lo de atribuir “liderazgos” o
“manipulaciones”, sobre todo cuando sucede en la horizontalidad,
espontaneidad e igualdad.
No seremos quienes hagamos el
análisis de qué sucede y sucedió en Gamonal porque no nos corresponde
para defendernos y no tenemos por qué analizarlo desde esta posición.
Somos vecinxs y solidarixs.
No tenemos ningún motivo para
escondernos, nuestrxs vecinxs saben quiénes somos, cómo pensamos y cómo
actuamos. Participamos, compartimos y respetamos las decisiones.
No podemos decir lo mismo ni de
policías ni de periodistas, ellxs están ahí por un sueldo, como
mercenarixs, lxs primerxs tratando de ver cómo reprimir y vigilar y lxs
segundxs en busca de carnaza y morbo sensacionalista.
La Biblioteca Anarquista la Maldita
lleva 5 años y medio en el barrio, y de presencia con carteles,
jornadas, proyecciones, charlas… No es nada nuevo, la gente sabe lo que
hacemos y quiénes somos. Tampoco es por casualidad que la Maldita esté
en Gamonal, barrio obrero y pobre, de luchas vecinales y solidaridad en
lo cotidiano.
Esto es una parte más de toda la
represión que hemos visto días atrás, algo más que sumarle a los
porrazos, a las detenciones, las provocaciones, los seguimientos o la
chulería de la policía.
Las luchas no son legales o ilegales, son justas.
Seguiremos, ni un paso atrás
Biblioteca Anarquista la Maldita
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Recibimos y publicamos:
APUNTES CRÍTICOS SOBRE EL “EFECTO GAMONAL”
Estas notas surgen de la necesidad de comprender y dar sentido, de contribuir a los esfuerzos que se multiplican por encontrar la claridad y la fuerza, para cambiar la realidad existente.
Quiere
ser un añadido al artículo de la Corriente Comunista Internacional:
“Asambleas y Solidaridad” (se adjunta) sobre las luchas del barrio
Gamonal en Burgos y sus correlatos solidarios, y también una reflexión
desde esas mismas expresiones de solidaridad que se han dado y que su TV
ha llamado el “efecto Gamonal”.
LA EJEMPLAR LUCHA DE GAMONAL
Poco
más que decir, que no se diga en el artículo reseñado y adjuntado,
comparto plenamente su contenido: la importancia de esta lucha reside en
su carácter SOLIDARIO Y AUTOORGANIZATIVO. Lo grave es no entender esto
como su componente fundamental y perderse en los elementos trasversales y
de carácter (muchas veces) estético.
Si
está lucha tiene mucho que enseñarnos, si puede ser tomada como
ejemplo, es por que entronca con los valores y contenidos de la lucha
autónoma de la Clase obrera (la de verdad, la de carne y
hueso, no las fantasías heroicas de los izquierdistas), su carácter,
abierto, solidario, unitario, asambleario, que enfoca la lucha de clases
desde la cotidianidad y que hace que fácilmente todos los explotados
podamos reconocernos de esa lucha, podamos no solo ponernos en la piel de los que luchas, sino sentir que somos parte de esa piel.
El “EFECTO”
Ha habido respuestas solidarias en otras ciudades, que han reproducido manifestaciones e incidentes.
Lo
primero es aplaudir la solidaridad y la espontaneidad, lo que nos
indica de que Gamonal no es una isla, que hay un reflejo y una empatía,
que aún con pocas fuerzas, muchos seguimos sintiéndonos parte de una
comunidad humana que lucha y se siente parte de la lucha de sus
hermanos.
No
obstante, más allá del impulso, del reflejo sano de la solidaridad, a
esta le ha faltado contenido, se ha copiado parte de las formas pero se
nos ha “pasado” lo de “dentro”: reproducir la autoorganización y las
asambleas.
LA FUERZA DE LA LUCHA DE GAMONAL NO RESIDE EN LOS ALTERCADOS CALLEJEROS: RESIDE EN SU AUTOORGANIZACIÓN Y UNIDAD.
LA MISTIFICACIÓN DE LA ALGARADA
Los sectores que han promovido y participado en las respuestas solidarias con Gamonal, principalmente jóvenes, han tenido la inteligencia y la intuición de responder con rapidez pero, todavía les falta sacar las lecciones más importantes de estas luchas.
Un
poco o un mucho, se ha reproducido los hechos espectaculares de la
lucha, los enfrenamientos callejeros con la policía, los contenedores
volcados,…
Esto
no es grave, no lloramos por cuatro contenedores y reconocemos la
necesidad de actuar con contundencia cuando es necesario, es más,
sabemos que la lucha del proletariado es una lucha necesariamente
violenta contra el capital. PERO:
- El
enfrentamiento en la calle, no es un fin en sí mismo, puede ser una
necesidad para defenderse de los ataques de la policía o elementos
parapoliciales, para defender las asambleas, las manifestaciones, los
locales,… o la necesidad de dar una respuesta contundente y
clara; pero no es un fin en si mismo, la tarea fundamental de las
minorías revolucionarias es contribuir a la unidad, y
autoorganización de los explotados, a la profundización de su conciencia
y a que sean los sujetos de las luchas por encima de cualquier
dirección externa; propiciando y participando activamente en los
espacios
donde podemos encontrarnos como Clase, reconocernos, aclararnos y
organizarnos. La capucha es útil para que el enemigo no nos reconozca,
pero es un obstáculo para reconocernos entre nosotros.
- Utilizar
las manifestaciones, más o menos espontaneas, para reproducir
enfrentamientos con la policía, puede caer en una dinámica dirigista,
reproduciendo la división entre dirigentes y dirigidos que nos impone
este sistema. Hay que contar con el otro, no como bulto que encubre
nuestros objetivos, sino como parte de un todo que aporta y debate, en
un complejo proceso de clarificación. No nos “usemos” como “carne de
cañón”, por muy loables que sean nuestros objetivos. Nuestra lucha no
puede ser, ni de lejos, un calco de los métodos del Capital.
- La
idealización de la violencia nos separa de nuestros fines, deseamos una
sociedad nueva, un mundo nuevo. Nuestro deseo no es pasarnos la vida
quemando contenedores, sino cambiar la vida y trasformar el mundo, un
mudo donde la violencia no tenga sentido, como contraposición a este
mundo donde todo se vehicula a través de ella. Para los revolucionarios
la coherencia entre medios y fines es algo fundamental. Esta
incoherencia puede ser aceptada por la extrema izquierda (marxistas
leninistas y estalinistas varios) como alter ego que son del discurso
del capital, pero no por quien realmente desea una sociedad sin clases y
sin Estado,
una sociedad realmente humana. Cierto que el pacifismo es totalmente
ajeno a nuestra lucha, pero la violencia sin más, como único sentido de
la lucha, también. Es necesario dar contenidos a la lucha, profundizar y
clarificar, hablar entre nosotros (los explotados) y escuchar, sin
encasillar, a nadie, tampoco a quienes (la mayoría, si nos
vamos a la calle) no entienden o les cuesta compartir ciertas acciones.
Son nuestra gente, no lo olvidemos.
En
parte estos errores, el perderse en esa “propaganda por el hecho”, sin
profundizar, vienen dados por el inmediatismo, por la necesidad de
encontrar la forma de cambiar rápidamente una realidad que nos asfixia.
Copiamos en esto un componente de la sociedad actual: la rentabilidad.
“Las asambleas son largas, y tediosas (en ocasiones) quizás mediante la
“acción callejera” la gente despierte y todo sea más rápido”. Es cierto,
el proceso de toma de conciencia puede ser lento y en ocasiones
dispararse y crecer rápidamente, para luego retroceder; depende de la
confianza y de un sinfín de fenómenos que no podemos controlar. Pero no
podemos sustituirlo por “formulas mágicas”, sin sustituir la acción
directa de las masas, sin convertirnos en una nueva jerarquía sobre las
masas. No olvidemos
que “la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores
mismos o no será”.
Se
puede argumentar que las manifestaciones “pacíficas” y controladas por
partidos, sindicatos y similares, no llevan a nada, que nada cambia, será
verdad, pero otorgar a la violencia un efecto mágico y trasformador es
mistificador. La violencia sin contenido (o con un contenido poco claro)
es manipulable y asimilable. En Grecia poco se ha podido cambiar
después de cientos de batallas campales y la autoorganización de las
masas no está a la orden del día; los mineros (dirigidos por los
sindicalistas) no han podido frenar los ataques y despidos, a pesar de
haber mostrado una determinación y valor en la lucha notable. En Ucrania
se reproducen por doquier enfrentamientos, cercanos a la guerrilla
urbana, pero esos medios (con los que muchos simpatizan) solo esconden
la pugna por el
poder de dos fracciones de la burguesía (a cual más repugnante) una
tiene a la policía, la otra a los manifestantes.
La
mística liberadora de la violencia es una falacia. Aunque sea necesaria
en el proceso de lucha, es un aspecto secundario y cualquier forma de
violencia no puede ser aceptada por el proletariado. Por otra parte, la
violencia que más teme este sistema no es la que rompe cuatro cristales,
es la impugna su poder y le hace frente, la que desarrolla el actuar
consciente, masivo, unido, solidario y autoorganizado de todos y para todos.