Las ilusiones insurreccionales

Publicado por valladolor viernes, 27 de septiembre de 2013 , , , ,

 En ocasiones, cada determinado tiempo se hace necesario
                  pararse a pensar entorno a lo realizado hasta el momento para
                  evaluar los caminos tomados, su posible validez y, por
                  supuesto, su posible invalidez. Lo que los Tigres de Sutullena
                  llamarían la “epidemia de rabia” en la revista Resquicios nº 4
                  ha demostrado quedarse anclado en lo espectacular de la acción
                  inmediata, instintiva pero mayormente ineficaz si cabe, por
                  parte de algunos elementos que han decidido pasar a la acción
                  ellos solos contra un sistema cada vez más globalizado y
                  fortalecido, es decir, ser menos cantidad pero más
                  espectaculares contra un sistema que cada vez es más
                  complicado de asaltar, nos estamos refiriendo al
                  insurreccionalismo, y más concretamente a su vertiente
                  anarquista. No parece importarles el hecho de que cada vez
                  haya más policía en la calle, ni que haya brigadas
                  especializadas en dichas acciones, ni que las acciones no
                  tengan el efecto esperado (excepto en la autocomplacencia
                  habitual), ni que las acciones no entren dentro de un plan
                  estratégico, ni que ni siquiera las personas del movimiento
                  libertario se enteren (ni que decir la ciudadanía estúpida) de
                  que va la cosa. Actuando al margen de cualquier tipo de
                  movimiento organizado (aunque sea informalmente), a ciegas,
                  despreciando cualquier otro tipo de actividad subversiva.
                  Parece que la acción sin más ni mangas es la única solución al
                  pequeño problema de acabar con el sistema, parece ser que
                  siliconeando cerraduras y quemando bancos podemos arrastrar a
                  la gente a la revuelta generalizada. Los elementos
                  insurreccionales son incapaces de entender que no todo el
                  mundo pretende destruir el poder así por las buenas, y esta
                  incomprensión mutua conlleva el distanciamiento de los
                  verdaderos afectados por los conflictos sociales y los que
                  pretenden radicalizar y extender dichos conflictos,
                  produciendo el desprecio y rechazo mutuos en numerosas
                  ocasiones. La separación de las luchas reales (aunque
                  parciales), el gueto, y la infravaloración de la represión que
                  podía suceder a las acciones en cuestión han llevado a
                  convertir la lucha en un fin en lugar del medio que debería
                  ser. La falta de reacción por parte de la sociedad condena al
                  movimiento al puro ataque sin sentido muchas veces, se piensa
                  que cuatro acciones bien colocadas y planificadas pueden
                  asestar un duro golpe al sistema, sin embargo, sin consecuente
                  revuelta por parte de las masas (palabra que repele a los
                  insurreccionalistas) se hubiese quedado en eso, cuatro
                  acciones bien planificadas. Dar un paso adelante en la lucha
                  en una época de convulsión social es sensato, no siendo así en
                  las circunstancias actuales, donde la mayor convulsión se da
                  en los partidos de fútbol. Dar un paso adelante, en ocasiones,
                  es caerse por el precipicio. Este texto es una pequeña crítica
                  al insurreccionalismo (utilizamos este término aún a sabiendas
                  de que no les gusta encerrarse en un nuevo “ismo”, pero sirve
                  para entenderse), principalmente a algunos de sus textos. En
                  cualquier caso recomendamos el texto “Anarquía profesional y
                  desarme teórico” de Miguel Amorós para complementarlo, ya que
                  hemos dejado de lado las tesis bonannistas que son tratadas en
                  dicho texto con el espíritu crítico que se merecen.
                  INSURRECCIONALISMO EN EL PAPEL Revisamos a continuación una
                  serie de textos donde se recogen los rasgos generales de esta
                  corriente, por supuesto no son todo el insurreccionalismo ni
                  lo pretenden, pero sí que son esclarificadores al respecto,
                  recomendamos de hecho su lectura. El primero de ellos es un
                  texto de Killing King Abacus, “Algunas notas sobre anarquismo
                  insurreccional” ya que aglutina los principios del mismo.
                  Insistimos en que estos textos son meramente indicativos, el
                  insurreccionalismo no se basa en estos textos exclusivamente.
                  Citaremos los pasajes que consideremos oportunos y mostraremos
                  nuestra conformidad o inconformidad con los mismos: “Es a
                  través de la acción y de aprender a actuar, y no de la
                  propaganda, como abriremos camino hacia la insurrección, a
                  pesar de que la propaganda tenga un papel importante en la
                  clarificación de cómo actuamos. Esperar sólo enseña a esperar;
                  actuando un@ aprende a actuar.” Aclarado que la palabra acción
                  pueda ser interpretada de mil maneras distintas, y que aquí la
                  tomaremos como ataque directo al capital, la propaganda se
                  puede plantear como un elemento complementario pero
                  imprescindible, ambas se entrelazan. Dar más importancia a una
                  que a otra no hace sino desequilibrar la lucha, quitarle las
                  patas a la mesa o cortarlas. La propaganda no debe únicamente
                  realizar una “clarificación de cómo actuamos” sino que también
                  ha de provocar una serie de cambios en la conciencia del que
                  la reciba, no debe indicar cómo actuamos sino el porqué. “El
                  camino desde varias insurrecciones que puedan tener lugar
                  -parciales y específicas- hasta la revolución, no puede estar
                  garantizado de antemano por ninguna estrategia a seguir.” No
                  estamos del todo de acuerdo con esta afirmación, aunque si con
                  una anterior del mismo texto: “Es necesario el planteamiento
                  de estrategias claras para permitir así la utilización de
                  métodos diferentes de una manera coordinada y productiva”.
                  Esto, bajo nuestro punto de vista implica la elaboración de
                  estrategias lo más claras posibles a corto plazo y
                  premeditadamente abiertas a largo plazo, siendo esta última
                  condición un objetivo primordial, confiriendo a la teoría y a
                  la estrategia la importancia que anteriormente tuvo la
                  ideología, eliminando de esa manera disputas acerca de metas
                  utópicas probablemente inalcanzables. Pretendemos que cada
                  paso que demos nos abra un abanico de posibilidades que la
                  ideología cerrada reduciría. Por ello creemos que planificando
                  meticulosamente las estrategias a corto plazo, y trabajando
                  por la extensión de la revuelta, llegará un momento en el que
                  la revolución será una estrategia a corto plazo, y la
                  posterior organización social también. No negamos el valor de
                  muchos elementos de las viejas ideologías, únicamente hay que
                  ponerlas en su lugar como herramienta y no como objetivo
                  último e inevitable. “La aparición de los primeros eslabones
                  rotos coincide con la propagación de los actos de sabotaje”
                  Ciertamente el sabotaje en el momento adecuado puede resultar
                  un arma eficaz, sin embargo, esto no debe llevarnos a pensar
                  que una revolución se lleva a cabo solo a base de sabotajes.
                  La extensión del sabotaje podría transformarse, en la
                  situación adecuada y de la forma adecuada, en la extensión de
                  la revuelta organizada informalmente. Es decir, el sabotaje es
                  un arma más, válida en todos los estadios de la revuelta y
                  para objetivos concretos, su uso debe limitarse a sus efectos,
                  y sus efectos no pueden por si mismos derribar el sistema, es
                  necesario pero no suficiente. Por tanto no podemos limitarnos
                  únicamente al uso del sabotaje, ni tampoco privarnos de él,
                  pero por supuesto requiere estar preparado para ello debido al
                  nuevo sistema totalitario de control. Es por este motivo que
                  el siguiente fragmento lo consideramos incorrecto: “Las
                  pequeñas acciones, por consiguiente, fácilmente reproducibles,
                  requieren de métodos no sofisticados al alcance de cualquiera,
                  son por su simplicidad y espontaneidad incontrolables. Por
                  ello se mofan incluso de los desarrollos tecnológicos más
                  avanzados de la contra-insurgencia.” Los sistemas de control
                  se han desarrollado hasta tal punto que resulta imposible
                  estar completamente seguros de que las acciones que se
                  realicen no van a tener ninguna consecuencia sobre el que las
                  realice más que sobre lo que se actúa. Infravalorar a la
                  policía es un error, como lo es también mofarse de “los
                  desarrollos tecnológicos más avanzados de la
                  contra-insurgencia”. Hay que estar respaldados por cajas de
                  resistencia, grupos de apoyo a presos, etc. y eso requiere una
                  cantidad de organización que no se ha dado en la realidad de
                  una manera completamente efectiva. La mera explosión de rabia
                  se muestra por tanto bajo una imperiosa necesidad de
                  organizarse y de prepararse. Con respecto a la conflictividad
                  permanente (el punto 4) nos mostramos ampliamente de acuerdo,
                  simplemente merecería una puntualización, y es que esta
                  conflictividad permanente no debe limitarse al poder, sino
                  extenderse a la conflictividad contra los recuperadores ya que
                  son estos precisamente los que actúan a modo de bolsillo del
                  sistema, se introducen en él los movimientos sociales,
                  integrándolos en el capitalismo para mejorarlo y adaptarlo. De
                  hecho son el poder, no hay opción menos mala. La lucha contra
                  sus mecanismos es, en nuestra opinión, la primera lucha a
                  realizar ya que sin ellos el poder se mostraría desnudo y más
                  vulnerable. El punto siguiente, la ilegalidad y su
                  desmitificación, nos parece imprescindible, estamos
                  completamente de acuerdo con ello y no tenemos nada que
                  añadir. Lo nombramos únicamente para que luego no se nos tache
                  de legalistas, ya que los prejuicios abundan. “Dentro del
                  movimiento revolucionario existen diferencias muy profundas:
                  la tendencia anarquista hacia la calidad de la lucha y su
                  autoorganización y la tendencia autoritaria hacia la cantidad
                  y la centralización.” Ciertamente, sin embargo la calidad de
                  la lucha aumentará con el crecimiento cuantitativo si este
                  último no se convierte en el objetivo primordial y si este se
                  desarrolla dinámicamente y no solo aditivamente, sencillamente
                  debemos considerarlo como un factor más de la guerra social.
                  Por otro lado nos parece indiscutible la idea de la
                  autoorganización y por tanto nos posicionamos en contra de la
                  centralización y de la organización visible, en consecuencia
                  consideramos que no hay porque relacionar implícitamente la
                  cantidad con la centralización, es cierto que es más
                  complicada evitarla en tanto en cuanto aumente la cantidad de
                  gente, pero es un riesgo que hay que correr ya que la
                  comodidad del gueto ya se ha mostrado como inoperante. “La
                  organización informal se basa en un número de compañer@s
                  unid@s por la afinidad; su elemento propulsor es siempre la
                  acción. Cuanto mayor sea el número de problemas, est@s
                  compañer@s los enfrentarán como una unidad, aumentando así su
                  afinidad. Sabemos que la organización real, la capacidad
                  efectiva de actuar junt@s, sabiendo donde encontrar al otr@,
                  analizando y estudiando los problemas junt@s, pasando a la
                  acción, todo tiene lugar en función de la afinidad alcanzada y
                  no tiene nada que ver con programas, plataformas, banderas o
                  partidos más o menos camuflados.” De este párrafo se destila
                  la marginación voluntaria, el suicidio y la guetización. Nada
                  de este párrafo indica la extensión del conflicto, la
                  actividad endógena de “compañer@s unid@s” es todo lo
                  necesario. Más que la extensión de la revuelta se busca el
                  aumento de la afinidad y de las acciones, se cae por tanto en
                  otro mito cuantitativo, cuantas más acciones realizadas por la
                  menor gente posible mejor, mayor “número de problemas” y por
                  tanto, mayor afinidad. Alegan que esta crítica de la
                  marginación “no es más que otra separación ideológica entre
                  los explotad@s y l@s subversiv@s”, pero no se dan cuenta de
                  que no es separación ideológica ni teórica, sino práctica,
                  precisamente en el campo en el que se consideran imbatibles y
                  superiores a cualquier otro método. Los siguientes párrafos
                  vuelven a relacionar el crecimiento cuantitativo con “grandes
                  luchas de masas”, “crecimiento infinito de un movimiento que
                  está para dominar y controlarlo todo”, “algo que debe resistir
                  el paso del tiempo”, “basarse en el crecimiento sin fin y en
                  la resistencia contra el ataque de los explotadores”, “de
                  retaguardia”. Mientras que propone que al ser pocos “se
                  establece un contacto entre la minoría anarquista y la
                  situación específica donde puede desarrollarse la lucha”,
                  aunque esto en la práctica ha supuesto casi siempre una
                  fantasmada irreal. A continuación nos ocupamos de otro texto,
                  anónimo, titulado “Propuesta para una manera diferente de
                  entender la organización”. De este nos interesa sobre todo su
                  crítica a la organización como elemento reificado, esto es,
                  convertido en una institución con representación física (como
                  puede ser un partido o un sindicato). Concordamos más con
                  aquellos que opinan que la organización no debe ser
                  perceptible mediante unas siglas o unos estatutos. Entendemos
                  la organización como una serie de relaciones e interacciones
                  entre los miembros de un movimiento, dentro de la cual estos
                  últimos desarrollen estrategias que se articulen con otras en
                  una determinada línea general hacia un objetivo, pero que
                  dicha forma organizativa no condicione ni sustituya al
                  individuo en la lucha. Es decir, la organización debe
                  proporcionar un contexto revolucionario en oposición al
                  contexto del sistema, dentro del cual las luchas cobran un
                  sentido. Por tanto apoyamos una forma organizativa, no una
                  organización definida y concreta. El texto critica de la
                  siguiente manera a las organizaciones formales, nombrando su
                  ilusión principal: “Así se irá avanzando, acumulando fuerzas
                  (siendo cada vez más) hasta que en un momento dado en que
                  seamos muchísim@s planteemos la gran batalla final
                  (revolución) y fruto de ella nazca una nueva sociedad.”
                  Nosotros también criticamos este aspecto, sin embargo, tampoco
                  nos posicionamos a favor de lo siguiente: “El objeto principal
                  pasa a ser el conflicto: potenciarlo donde se mantenga latente
                  y tratar de contribuir a su radicalización donde ya haya
                  aflorado a la superficie, todo ello sin importarnos demasiado
                  si como consecuencia de ello vamos a ganar simpatizantes
                  nuev@s o no.” No consideramos que radicalizar un conflicto sea
                  el “objeto principal”, este es únicamente un aspecto de la
                  guerra social, el conflicto parcial, no es de esperar que este
                  se extienda a otro tipo de conflictos que no sean evidentes.
                  “La subida del precio del pan, la implantación de una nueva
                  ley o impuesto, el apaleamiento de alguien por la policía,
                  etc.” puede que sean capaces, y no siempre, de desatar la
                  rabia y abrir los ojos, pero para que se de una ocasión de
                  revolución, es necesaria una gran cantidad de conflictos, las
                  épocas de crisis del sistema junto con la acción
                  revolucionaria son las que verdaderamente cuestionan los
                  cimientos del capitalismo, no un conflicto puntual. Por ello
                  no creemos que la rabia sea lo único que deba desatarse, debe
                  desatarse también la revolución. No se trata únicamente de
                  destruir, no podemos pensar que todo es tan fácil como eso. Si
                  así fuese bastaría con unos cuantos muy bien formados, en
                  efecto, pero la historia ya lo ha refutado con creces. La
                  Historia nos enseña lo extremadamente complicado que es acabar
                  con el sistema ya que no solo hay que hacerlo físicamente, hay
                  que eliminar también las relaciones de poder que ha creado en
                  la conciencia social porque sino volverá a crecer. Simplemente
                  haciéndonos a la idea de que cada paso que demos será más
                  complicado avanzar nos daremos cuenta de que nuestro objetivo
                  es mucho más complicado que destruir y verlas venir. En
                  definitiva, no se trata únicamente de hacer cosas, sino de
                  cambiar cosas. Por otro lado estamos de acuerdo con la
                  siguiente afirmación del texto: “Crear una organización va, a
                  menudo, acompañado de la producción de una iconografía propia,
                  una estética concreta y cierta homogeneización de las personas
                  que la componen: se crea consciente o inconscientemente un
                  producto. Y es por esto qué es mucho más fácil para las
                  instituciones absorber, deformar y manipular este producto.”
                  Para finalizar con este texto hagamos terapia contra la
                  masa-fobia: “Para el poder son más peligrosas diez personas
                  impredecibles e incontrolables dispersas que cien formando una
                  masa concentrada predecible y manipulable.” En efecto, sin
                  embargo no vemos donde esta la incuestionable relación entre
                  masa y que esta sea predecible y manipulable. La masa de los
                  suburbios franceses no era precisamente predecible ni mucho
                  menos manipulable. Tomándonos la libertad de cambiar la frase
                  consideramos que para el poder es más peligrosa una masa
                  impredecible, incontrolable y dispersa que únicamente diez
                  personas. Nuestro objetivo primordial no debe ser la creación
                  de una masa y de liberarla en el momento apropiado, sino de
                  desmasificar, desautomatizar, solo así se produce un momento
                  revolucionario, ni con diez superhéroes, ni con un millón de
                  estúpidos. El próximo y último texto se llama “Cuestiones de
                  organización. 31 tesis insurreccionalistas”, de nuevo sin
                  firmar. La primera tesis reza como sigue: “Siempre han
                  existido dos tendencias visibles en el Movimiento Obrero. Una
                  es tendencia etapista, que conservando las "victorias"
                  parciales pretende fijarlas como peldaños ascendentes a la
                  conquista del cielo. Otra es tendencia insurreccional que hace
                  del presente momento mismo de posibilidad revolucionaria.”
                  Ciertamente existe una en medio que rechaza ambas, la que
                  considera que existe una contradicción entre las victorias
                  parciales y la revolución. Esto es debido a que por un lado la
                  vida era tan miserable que en el pasado, el movimiento obrero
                  ha gastado sus fuerzas en implantar mejoras laborales, estas
                  luchas servían no solo para mejorar dichos aspectos, sino que
                  también cohesionaban a la clase obrera inculcándole el
                  espíritu de lucha que pudiese llevarle a la revolución a base
                  de ganar confianza en sí misma, experiencia y lazos
                  solidarios. Y aunque el capitalismo se adaptaba, y mejoraba,
                  lo hacia de una manera superflua y que aún permitía
                  posibilidades de revolución, hoy en día el capitalismo ha
                  desarrollado la técnica de la adaptación a la perfección. Sin
                  embargo, esta propuesta se muestra inservible actualmente
                  debido a que la clase obrera no existe, y si existe es tan
                  sumamente egoísta y estúpida que no se va a mover un ápice.
                  Las “victorias” pertenecen actualmente al mismo poder, ya que
                  son conseguidas mediante instituciones que han sido creadas
                  por y para sí mismo, adaptando al sistema a los problemas
                  sociales y manteniendo la dominación a toda costa, no
                  cohesionan a la clase obrera como antaño. Por ello nosotros
                  rechazamos la tendencia “etapista” en la actualidad por
                  considerarla desfasada, pero tampoco aceptamos “hacer del
                  presente momento mismo de posibilidad revolucionaria”, ya que
                  es una contradicción en sus propios términos, el presente es
                  adormecimiento y control social, no permite revolución que
                  valga. Esperar al momento adecuado parece más correcto, lo que
                  no implica la pérdida de la conflictividad permanente,
                  sencillamente la vuelve más realista. “Las organizaciones
                  gestadas en el movimiento insurreccional de masas, sólo tienen
                  su razón de ser en el instante concreto de la revuelta
                  generalizada. Su construcción a priori o su mantenimiento
                  posterior sólo las conduce a la practica reivindicativa y/o a
                  la recuperación sistemática.” Ciertamente la espontaneidad es
                  necesaria, pero como ya hemos afirmado antes, creemos que una
                  estructura del movimiento es necesaria. También hay que hacer
                  notar que tener la razón de ser únicamente en el instante
                  concreto de la revuelta generalizada presupone que vaya a
                  haber una revuelta de tales condiciones. Para que una revuelta
                  se extienda de verdad tiene que tener conciencia de sí misma y
                  de sus objetivos (entendidos como objetivos a destruir), y
                  para ello puede ser útil una estructura con un bagaje de
                  experiencias que sepa como dotar de medios a la revuelta. Por
                  supuesto sin dirigirla, simplemente reafirmándola,
                  extendiéndola y, en lugar de haciéndola suya, incorporándose a
                  ella. También hay que darse cuenta de que estas revueltas
                  tienden a funcionar como imán de oportunistas tales como
                  comunistas autoritarios, izquierdistas y demás calaña que
                  tratan de utilizarla para sus propios intereses; inculcar el
                  rechazo a tales cretinos durante, y antes de, la revuelta se
                  convierte en una tarea primordial. Por ello consideramos que
                  para poder explotar verdaderamente las posibilidades de la
                  revuelta, esta debe ser apoyada por un movimiento con una
                  estructura concreta, invisible, pero instintiva, para que los
                  no acostumbrados al enfrentamiento contra el poder la
                  consideren válida para sus aspiraciones y rechacen el
                  reformismo. Creando dicha estructura y manteniéndola (mediante
                  la acción) hasta que se de la oportunidad de demostrar su
                  efectividad se puede pasar de una explosión de rabia a una
                  revolución contra el poder. “Si bien la plasmación de esta
                  tendencia en el movimiento libertario no ha tenido las
                  repercusiones “espectaculares” que ha podido tener la
                  tendencia etapista, ella está presente en toda la historia
                  libertaria con una práctica visible generadora de tensiones en
                  el seno del movimiento libertario y del movimiento obrero” Las
                  repercusiones “espectaculares” son precisamente las que
                  responden de los actos insurreccionales en la actualidad.
                  Anteriormente una victoria en el terreno laboral podía causar
                  conmoción supuestamente “espectacular” sin embargo, en los
                  tiempos en los que la lucha no gira en torno a dichas
                  victorias, lo espectacular es lo llamativo, lo increíble, pero
                  también lo incomprensible. Las repercusiones de la lucha
                  anteriormente causaban alegría, ahora las acciones fuera del
                  reformismo son desaprobadas por toda la sociedad, reciben esa
                  repercusión “espectacular” pero ficticia en su gran mayoría ya
                  que son consideradas como un ataque contra el sistema en el
                  que la masa gris se siente integrada y desarrollada. No nos
                  engañemos, hasta el más mísero ciudadano es el mayor defensor
                  del sistema. “El movimiento insurreccional libertario no
                  mantiene formas de organización pesadas, ni basa su acción en
                  la acumulación cuantitativa, ni se erige en representante de
                  nadie” Ciertamente estamos de acuerdo con las pretensiones de
                  esta frase, de hecho reúne en pocas palabras los principales
                  elementos del insurreccionalismo con los que estamos de
                  acuerdo. Sin embargo rechazamos su concepción de que los
                  movimientos que busquen y se preparen para la revolución sean
                  considerados “organizaciones pesadas”, basadas en la
                  acumulación cuantitativa y que se erija en representante de
                  quien sea, debido a que esto no tiene porque ser así (aunque
                  en efecto si que lo ha sido en numerosas ocasiones). El
                  principal punto flaco del insurreccionalismo es su
                  reduccionismo con respecto a las formas de organización, según
                  ellos se han de hacer mil sabotajes y ser los mínimos
                  posibles, en caso contrario, en el caso de que opines que el
                  verdadero motor de destrucción del sistema es la revolución
                  generalizada, caes en el mito cuantitativo y demás críticas
                  realizadas (acertadas en el caso del obrerismo, pero no
                  siempre en otros tipos de organización). “…también se dota de
                  medios formales de propaganda pero a diferencia de los otros
                  tales medios sólo son herramientas para avanzar hacia el
                  enfrentamiento y profundizar en la lucha insurreccional de las
                  masas.” Coincidimos cuando se afirma la lucha insurreccional
                  de masas, de hecho, esa es nuestra concepción de una
                  revolución, una lucha de masas pero con prácticas radicales,
                  alejadas de la uniformización, el plataformismo, el
                  reformismo, los dirigentes, etc.; por tanto abogamos por la
                  lucha de masas cuando estas se han desmasificado, cada
                  individuo dirige sus propios deseos en contra del capitalismo
                  apoyado por una gran cantidad de personas que actuarán de
                  diversas formas hacia el fin común de la destrucción del
                  sistema, la teoría revolucionaria, expresada en la misma base
                  de la revolución mediante asambleas que practiquen la
                  autocrítica y la adaptación permanentes, será la encargada de
                  establecer las condiciones de la nueva sociedad sobre las
                  ruinas de la anterior. “Sin un movimiento revolucionario a la
                  vista pretenden suplantarlo a partir de un crecimiento
                  cuantitativo que l@s convierta en la organización guía de las
                  masas, dejándolo todo postergado a un futuro inexistente en el
                  que vuelvan a producirse las “condiciones objetivas” de un
                  pasado mitificado. El enfrentamiento con la realidad se hace
                  en consecuencia imposible.” Ciertamente estamos en contra de
                  la formación de una organización concreta y visualizada por un
                  mesías (como hemos afirmado antes), de las pretensiones de
                  dirigir a las masas y de la mitificación del pasado. Esto ya
                  lo hemos mencionado a lo largo del texto, sin embargo
                  queríamos agruparlo para hacer ver que el hecho de esperar las
                  condiciones adecuadas para una revolución no es incompatible
                  con muchos supuestos del insurreccionalismo, sencillamente
                  ampliamos sus miras para complementar su acción dentro de una
                  estrategia más clara y con un fin más definido y efectivo.
                  “[El Capitalismo] es creciente, a la par que su descomposición
                  como sujeto unitario, la existencia de una mayoría explotada,
                  privada de todo poder de decisión sobre sus vidas.”
                  Ciertamente están privadas de todo poder de decisión sobre sus
                  vidas, pero esto no significa que la mera acción vaya a
                  empujarles a plantearse las bases del sistema. Una revuelta
                  también puede ser de tipo totalitario, o racista, o sexista, o
                  quizás puede derivar en ello, por este motivo consideramos que
                  se hace necesaria una “preparación” previa, ya que no podemos
                  esperar que lo que haga caer al sistema vaya a ser positivo
                  per se. “La posibilidad de revolución es una posibilidad
                  presente. El problema teórico planteado hace un par de siglos
                  por el socialismo no ha sido resuelto, tan sólo
                  reestructurado, ahondándose en la contradicción inherente al
                  sistema capitalista.” En cierta manera esto es así, sin
                  embargo debemos centrarnos en los momentos en los que dichas
                  contradicciones afloran a la superficie y afectan a la
                  población en general, de la misma manera que anteriormente lo
                  hacía el trabajo explotador y extenuante provocando revueltas.
                  Las contradicciones se muestran en forma de repentinas crisis
                  socioeconómicas, y en esos momentos de crispación social que
                  pueden desatarse en cualquier momento es donde hemos de fijar
                  nuestro objetivo, haciendo obvia la responsabilidad del
                  sistema en el malestar creado y mostrando a la dominación como
                  una línea continua que nunca ha cesado, simplemente se ha
                  transformado adaptándose a los avances sociales gracias a los
                  recuperadores. Antes era explotación laboral y económica,
                  actualmente es intelectual y encubierta. “Salir a la calle a
                  perturbar el miserable y embrutecedor orden de las cosas
                  haciendo visible la brutalidad sistemática que tod@s
                  percibimos esencialmente.” Mediante la destrucción y el
                  desinhibición de la rabia individual no se perturba el orden
                  de las cosas, únicamente se perturban a las cosas, que las
                  personas que interactúen con dichas cosas perciban su
                  destrucción como incitación a la perturbación de su orden y
                  que respondan a dicha perturbación de manera afirmativa hay un
                  abismo que no se salva tan fácilmente. La violencia en la
                  calle no siempre perturba, en ocasiones mantiene y en otras
                  legitima el orden, ya que esta puede ser interpretada de mil
                  maneras y se puede reaccionar de otras tantas. “Protestas
                  dirigidas contra tal o cual fenómeno parcial sólo evidencian
                  la manipulación folclórica de éstas, que eluden la globalidad
                  del enfrentamiento [...] El ataque muestra sus pretensiones
                  destructivas de la totalidad porque el objeto atacado es tan
                  sólo una excusa para cuestionar lo existente” Despreciando
                  completamente la manipulación folclórica de las luchas
                  parciales, nos mostramos de acuerdo con la insuficiencia de
                  posicionarse únicamente en estas sin dotarlas de un sentido
                  global, sin embargo, no caigamos en el engaño de las
                  “pretensiones destructivas de la totalidad” ya que cualquier
                  ataque único no es sino parcial. Elaborar una teoría paralela
                  a la práctica revolucionaria será la que evite el parcialismo,
                  por ello consideramos que no basta con afirmar que una acción
                  concreta es un símbolo contra toda la dominación ya que es una
                  pretensión ilusoria para los revolucionarios y no hace sino
                  confirmar nuestra minuciosa capacidad de autoengaño. Esperamos
                  que estas líneas sirvan como una incitación al debate y la
                  reflexión, ya que no podemos permitir que la “renovación” que
                  implantó el insurreccionalismo en el movimiento libertario
                  desgastado por la rutina se convierta en una nueva verdad
                  incuestionable como lo fuese el obrerismo y la idolatría a
                  Durruti. Queremos que sirva para ir rompiendo los moldes que a
                  veces nos encasquetamos nosotros mismos por la falta de
                  autocrítica y renovación. Por ¿En qué piensas?








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Por el combate en el ámbito laboral

SOLIDARIOS DE LA SANIDAD PÚBLICA

De la memoria reciente de la lucha de clases

Valladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.

si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com

















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Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que derrocarse por medio del poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas. Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y demuestra ad hominem , y argumenta y demuestra ad hominem cuando se hace radical. Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo. [K. Marx]