Presentamos aquí un texto extraído de la revista Comunismo n°46
de febrero de 2001 del Grupo Comunista Internacionalista dedicado a la
guerra de los Balcanes en 1999 (hace exactamente un cuarto de siglo), o
más precisamente a su enésimo capítulo: Kosovo y el bombardeo de
Yugoslavia por parte de la OTAN, así como a la resistencia proletaria a
esta guerra.
Nos centramos aquí principalmente en la lucha librada por el
proletariado contra la dictadura de la economía en los Balcanes y en el
desarrollo de la guerra contra esta lucha. El texto analiza también la
ideología que intenta camuflar las verdaderas razones de esta guerra a
los ojos de los proletarios y subraya algunos elementos de la reacción
proletaria contra ella.
Hoy, una vez más nos enfrentamos a la guerra y, en consecuencia, a
todos los ataques posibles de la burguesía contra el proletariado.
Aunque la guerra es inherente al capital, aunque la función real de toda
guerra ha sido siempre servir al capital y aplastar a la clase
subversiva, parece que nos acercamos cada vez más a un conflicto
generalizado a escala planetaria, una nueva guerra mundial cuyas
modalidades se están haciendo tangibles.
Todos expresamos nuestra resistencia a esta enésima guerra
capitalista, con la fuerza que hemos podido reunir. Todos llamamos a la
movilización proletaria contra la guerra en ambos bandos, en cualquier
parte del mundo en que tenga lugar. Exigimos la única respuesta
proletaria a la guerra capitalista, a saber, el derrotismo
revolucionario conscientemente organizado y estructurado para derribar a
nuestra propia burguesía y, en consecuencia, a la burguesía mundial en
su conjunto. Todos llevamos la bandera del internacionalismo proletario,
de la revolución proletaria.
Pero todos conocemos también el aislamiento, la debilidad de
nuestras fuerzas frente a la propaganda burguesa, frente a los
belicistas disfrazados de “anarquistas” o “comunistas”, frente a la
inactividad del proletariado o a su falsa conciencia expresada en su
“voluntad” de defender la “patria” o de promover el retorno a la “paz”
(que no es otra cosa que la otra cara de la guerra capitalista
cotidiana) y a la situación anterior de explotación “normal”.
Cuando hablamos de internacionalismo, esto significa captar y
desarrollar la dimensión internacional del proletariado como clase. El
capital y sus relaciones sociales, expresadas en diversas guerras, son
una realidad global. El comunismo como proyecto proletario y proceso
opuesto al capital es un movimiento universal y el internacionalismo es
un elemento decisivo en la práctica del proletariado.
El proletariado no tiene patria. Debe oponerse al nacionalismo de
su “propia” burguesía, sus explotadores directos, y desarrollar así una
práctica internacionalista. Consideramos que nuestra tarea es
participar en esta tendencia, fomentarla y desarrollarla como una
comunidad de lucha unida contra el capital mundial, una comunidad en la
que se basa la organización internacional e internacionalista del
proletariado.
Que los elementos de nuestra lucha de ayer, desarrollados aquí,
sirvan a las luchas actuales (Ucrania, Gaza…) y a la preparación de las
luchas futuras: ¡la transformación de la guerra y la paz capitalistas en
una revolución social mundial!
Guerra de Clases – Mayo de 2024
Post-scriptum: Nos gustaría también insistir aquí una vez más en
la propia organización GCI. Consideramos que su actividad durante varias
décadas y su contribución a la reapropiación programática por parte de
la comunidad proletaria de lucha son particularmente importantes y muy
cercanas a nuestras posiciones. También es importante señalar que el GCI
histórica ya no existe. Como cualquier organización militante en la
historia del movimiento de nuestra clase, a pesar de todas sus fuerzas,
el GCI no era inmune a las contradicciones internas. Finalmente, hace
unos años, estas contradicciones llevaron a su disolución como
organización y continuidad militante. Varios antiguos militantes (en
sentido literal), formando el llamado colectivo Kilombo, siguen hablando
y firmando sus materiales en nombre del GCI pero, en realidad, han
desviado completamente el contenido programático del grupo en favor de
una fantasía ideológica vulgar, idealista y proclive a la teoría de la
conspiración: reducción excesiva y obsesiva de las relaciones sociales
capitalistas en diversos encantamientos “tántricos” como la denuncia del
“Nuevo Orden Mundial”, el “Gran Reinicio”, la producción de “dinero
falso”, los “plandémicos”, la “aristocracia financiera”, la
“plutocracia”, el “Club Bilderberg”… y finalmente los “superricos”…
Tenemos que advertir a nuestros camaradas de esta falsificación.
Al igual que los
gobiernos de todo signo han difundido y promocionado este lema
durante los últimos años con el denominado COVID-19, ahora lo
vuelven a utilizar en el enfrentamiento que Rusia y EEUU mantienen
fuera de sus fronteras en territorio ucraniano, conflicto en el que
se ha involucrado la Unión Europea.
El
origen del enfrentamiento, viene dado con el avance de una crisis
económica de graves proporciones ante la escasez cada vez mayor de
materias primas debido al irracional consumo, que durante más de un
siglo viene siendo impuesto por el sistema productivo y comercial
capitalista, que está propiciando la esquilmación del planeta, por
el insaciable egoísmo de los bloques capitalistas que pugnan por
dominar y controlar los escasos recursos existentes, mediante la
imposición de un nuevo reparto estratégico a nivel mundial y que
después de innumerables guerras que no se han parado de organizar en
multitud de países desde la II guerra mundial, hoy la situación es
de tal magnitud que está repercutiendo a nivel continental y más
directamente a nivel europeo, pero que también afecta
indirectamente al imperio Chino y por supuesto al americano que es el
que ha propiciado el actual conflicto por sus ansias expansionistas
de dominación mediante la ampliación de la OTAN. (...)
Como en toda guerra de
confrontación entre capitalistas e imperialistas a la clase
trabajadora solo nos toca la muerte, la destrucción y el
sufrimiento. Con esta guerra y sin ella seguimos siendo explotados,
pisoteados, dominados, reprimidos y aniquilados.
NUESTRA GUERRA, la de los
trabajadores, ni debe parar ni quedarse al margen, pero su frente de
batalla ha de ser contra la explotación y la dominación que ejerce
la clase capitalista sobre la clase obrera, y nuestro terreno de
lucha, allí donde exista dicha explotación y dominación y no en el
terreno que nos imponen nuestros gobernantes con sus guerras
burguesas en Iraq, Ucrania o cualquier otra parte del mundo. A esas
guerras que acudan ellos, por esas guerras que mueran y se
sacrifiquen ellos. Si como dicen, su labor es organizar y gestionar
el bienestar del pueblo y de su clase trabajadora y no lo hacen ¿Qué
pintan ahí? Si lo que hacen es involucrarnos en guerras para matar,
morir, y de una u otra forma sufrir ¿Por qué les mantenemos?¿Por
qué se les vota, una y otra vez?¿Tan pronto hemos olvidado las
consecuencias de participar en la guerra de Iraq? Recordemos: muertos
en combate; muertos en el Yakovlev; muertos el 11M. etc. pues
aquello, pudo ser un aperitivo comparado con lo que la participación
en el actual conflicto nos puede ocasionar.
Si los grandes
capitalistas y los gobiernos que los apoyan y protegen continúan
persistiendo en sus planteamientos anti-obreros y belicistas, la
clase trabajadora debe plantearse tomar decisiones drásticas contra
tales planteamientos debe movilizarse seriamente.
Si los trabajadores
seguimos viendo como nuestra situación social y nuestra vida se
continúa deteriorando con las continuas crisis y conflictos que los
capitalistas y su sistema generan la clase obrera debe tomar
decisiones drásticas. Basta ya de callarse, gemir o mirar a otro
lado mientras de una u otra forma se nos lleva al matadero, tenemos
que organizarnos y movilizarnos contra estos políticos sean del
color que sean y contra los capitalistas que nos involucran en estas
situaciones de tan extrema gravedad. Basta ya de que seamos siempre
los trabajadores los mismos perjudicados en aras de su avaricia
capitalista y sus ansias de poder.
La crítica no arranca de las cadenas las flores imaginarias para que el hombre soporte las sombrías y escuetas cadenas, sino para que se las sacuda y puedan brotar las flores vivas. La crítica de la religión desengaña al hombre para que piense, para que actúe y organice su realidad como un hombre desengañado y que ha entrado en razón, para que gire en torno a si mismo y a su sol real. La religión es solamente el sol ilusorio que gira en torno al hombre mientras éste no gira en torno así mismo.
(...)
Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que derrocarse por medio del poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas. Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y demuestra ad hominem
, y argumenta y demuestra ad hominem cuando se hace
radical. Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo.
[K. Marx]