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Recopilación de TEXTOS 

CONTRA EL SOTERRAMIENTO 



 


Esta recopilación demuestra las claves del rechazo al proyecto especulativo del soterramiento en Valladolid y las diversas posiciones de los grupos políticos y de interés, que demuestran que nadie, o casi nadie, se ha preocupado y se preocupa realmente por la situación de los vecinos de los barrios de la Zona Este.

Frente a quienes quieren gastar MILLONES DE EUROS para “coser” la ciudad con cemento y hormigón, nosotros defendemos el uso del dinero público para cubrir las necesidades básicas (salud, educación, trabajo, servicios sociales), para ayudar a los más desfavorecidos y a la clase trabajadora que peor lo pasa.

Frente al CAPITALISMO SALVAJE, la comunidad, la solidaridad, el apoyo mutuo.

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Textos CONTRA EL SOTERRAMIENTO by Valladolor

 

 

 

Anarquistas y Radicales contra el canibalismo social en Grecia

 

 

"En lo que respecta a las prácticas concretas, el dossier nos aporta una descripción de acciones que forman parte del repertorio de la lucha de los compañeros, como marchas y concentraciones contra las bandas de traficantes, el ataque y ajusticiamiento de algunos mafiosos, la ocupación de espacios públicos en base a estructuras autoorganizadas que resuelven necesidades de la población, tales como comedores populares, centros de salud y centros sociales, actividades infantiles y ocupaciones habitacionales, y la articulación entre las organizaciones que levantan estas múltiples instancias.

Estas acciones se desarrollan en una dirección que apunta en el mismo sentido de la propuesta de seis ejes que realizamos y demuestran la factibilidad de algunas. Sin embargo, existen limitaciones en la capacidad de acción local, como el hecho de que se puede eliminar el tráfico de un territorio, pero ante la vacancia de un nicho de negocio, otro traficante llega al mismo sector, y pareciera que es un problema de nunca acabar.

A pesar de todo, este libro nos llama a la acción y a no desanimarnos, a desarrollar y articular nuestra fuerza para enfrentar formas de dominación. Ante la resignación e impotencia que nos puede llevar a considerar cualquier cambio como un imposible, el llamado es a fortalecer la confianza y el compromiso en nosotros mismos y en nuestros compañeros".

 

 


Contacto:

> https://www.facebook.com/people/Editorial-Pensamiento-y-Batalla/100063545792315/


Más info:

> https://boinaacrata.wordpress.com/2023/12/19/luchando-contra-el-canibalismo-social-propuesta-anarquista-para-transformar-nuestros-barrios/

 

Anarquistas-y-radicales-en-... by Valladolor


NACE UNA NUEVA PUBLICACIÓN EN MADRID:

“AQUÍ Y AHORA”, 
periódico anarquista del barrio (de Aluche y Carabanchel)


Esta publicación pretende generar debate y opinión dentro de los barrios
de Aluche y Carabanchel desde una perspectiva anarquista. Quiere ser un
órgano de difusión de temas de actualidad (en su mayoría) que tienen
relación con nuestro día a día, siempre desde una perspectiva crítica
para salir de las posturas que nos imponen los medios de comunicación
oficiales. Se aspira a poder contar las historias desde el otro lado,
desde el lado de los que no tienen un hueco en los medios de
comunicación mayoritarios. Con mucha ilusión se espera que cumpla con su
labor difusora y de creación de debates enriquecedores y
transformadores.

En este primer número presentamos estos artículos tan actuales
precisamente con la intención de aprovechar estas preocupaciones
sociales del momento, porque son temas que nos afectan en nuestros
barrios y se pretende darles luz con una connotación de antagonismo,
análisis, crítica y posicionamiento. Sobretodo esto último en un momento
en el que se han eliminado casi por completo todos los ideales y las
reivindicaciones políticas de las que somos herederos y se ha sustituido
por un “apoliticismo” un tanto extraño. Sin miedo a tomar postura
alguna, con el espíritu de cuestionar todo aquello que nos hacen creer y
con ganas de ponerlo en práctica.

Nº1 / Abril 2018 / 1.000 ejemplares / Trimestral / Gratuito





 Sumario:

1.- La problemática social de las casas de apuestas
2.- Cárceles, C.I.E.S.s, redadas y fronteras
3.- “Narcopisos”, tráfico y consumo: la droga como control social
4.- Lavapiés fuego amigo: la tragedia de morir perseguido por la policía
Anexo: Anarquistas…     … ¿Y eso de qué va?
Noticias breves / Convocatorias / Recomendaciones / Proyectos de la zona




Puntos de distribución fijos:

- Local Anarquista Motín, C/ Matilde Hernández, 47
- Casa Auto-gestionada del Barrio de Aluche, C/ Quero, 37
- Ateneo Libertario de Carabanchel, 2ª planta del Centro Social Okupado
“EKO”, C/ Ánade, 10

Otros puntos de distribución:

- En los metros de Aluche, Carabanchel, Oporto y Vista Alegre
principalmente
- En centros culturales, bibliotecas y demás espacios públicos

Si quieres distribuir, sugerir, aportar o contactar:

aquí y_ahora@riseup.net



Publicación especial sobre la sentencia del juicio de Gamonal

 


Tras hacerse pública la sentencia del primero de los juicios por las protestas de Gamonal, desde DV hemos editado una publicación especial en papel en la que ofrecemos nuestro análisis y valoraciones de dicha sentencia.

Desde Diario de Vurgos animamos a participar en la concentración en apoyo a los encausados convocada por la Asamblea de Gamonal para el viernes 23 de junio a partir de las 20:00 horas en la Zona Cero de la calle Vitoria y todas las convocatorias solidarias que se realicen.






BARRIOS VIVOS, BARRIOS COMBATIVOS 

 

Presentación del libro Gamonal la historia desde abajo 

 




Los autores del libro Gamonal la historia desde abajo, Marcos Erro y José Medina, presentan su obra este viernes día 10 a las 20:00 horas en el Café Beluga de la capital vallisoletana. A su vez, estarán acompañados del profesor de Filosofía y procurador en Cortes José Sarrión, en un acto que coincide con la celebración del macroproceso judicial, en el que se juzgan a doce jóvenes del barrio por la movilización de enero de 2014 que consiguió frenar la obra del Bulevar en la calle Vitoria.

El texto explica cómo una pequeña localidad rural a las puertas de una capital de provincia se ha convertido en un barrio obrero que ha sido escenario de destacados conflictos sociales. El libro recorre, entre otros aspectos, los orígenes de Gamonal, cómo se llevó a cabo la anexión con Burgos, qué importancia tiene la configuración del urbanismo en la identidad del barrio, qué influencia tuvieron los conflictos laborales en la formación de la clase obrera gamonalera, cómo se obtuvieron los servicios públicos, qué particularidades tiene la cultura de barrio en Gamonal y qué ocurre en los demás barrios burgaleses.

Estos asuntos se recogen en un relato que se construye fundamentalmente a través de las experiencias de las personas que han habitado Gamonal a lo largo de todos estos años. Sus testimonios, obtenidos en las más de treinta entrevistas realizadas, dan constancia del periodo histórico que les ha tocado vivir. 

BARRIO VIVO, BARRIO COMBATIVO:

Las tradiciones de lucha barriales, una memoria histórico-práctica

por Carlos L.L..


Una reflexión sobre el presente, el pasado y el futuro de las luchas en Pajarillos y otros barrios obreros.


Cortocircuito: hacia un enfoque desde la autonomía sobre la gentrificación


Traducido por @Caliptra_ [i] a partir de “Short Circuit: towards an Anarchist Approach to Gentrificación”, de “Two Toronto Members”. Disponible en Libcom:


Definiendo el proceso
El resultado es en todas partes el mismo, cualquiera que sea el motivo invocado: las callejuelas y los callejones sin salida más escandalosos desaparecen y la burguesía se glorifica con un resultado tan grandioso; pero… callejuelas y callejones sin salida reaparecen prontamente en otra parte, y muy a menudo en lugares muy próximos.
—Friedrich Engels, Contribución al problema de la vivienda [ii]
Gentrificación, etimológicamente hablando, es una palabra relativamente nueva, acuñada en 1964 por el sociólogo marxista Ruth Glass. Conceptualmente, algunos sostienen que ha sido parte de la vida urbana por cientos de años. Entre 1853 y 1870, por ejemplo, la haussmannización de París expulsó hacia la periferia a miles de personas pobres que vivían en el centro de la ciudad, donde tradicionalmente habían sido más baratos los alquileres; estas migraciones fueren el resultado forzado de los cambios estructurales de la geografía urbana de la ciudad que propuso Haussmann, aumentando vertiginosamente los alquileres. Podríamos considerar estas anacrónicas expulsiones como un ejemplo de gentrificación, pero, como veremos más adelante, el término tiene algunos matices que tales comparaciones no pueden aprehender.
Ruth Galls acuñó el término gentrificación para describir el desplazamiento de los residentes londinenses de barrios obreros por las clases medias propietarias, a menudo bajo la consigna de “renovación urbana”. Como en Estado Unidos, Londres fue testigo desde la Segunda Guerra Mundial de la creciente desbandada de residentes adinerados desde el centro de la ciudad hacia las periferias, provocado por un boom en el stock de la vivienda suburbana. Este boom fue facilitado a escala ampliada por el Estado: los planes para reconstruir Londres tras la Segunda Guerra Mundial consideraron las periferias como el supuesto futuro de la ciudad. La alta demanda de viviendas dentro de los límites de la ciudad condujo a que la planificación pública visualizase una población urbana dispersa en un área geográfica más amplia. Iniciativas financieras y de estructuras urbanas, como aquellas incluidas en New Towns Act de 1946 y en el New Towns Development Act de 1952, aportaron a los promotores el capital público necesario para crear nuevas áreas suburbanas diseñadas para contener el “desbordamiento” de los centros urbanos. Esto supuso que muchos viejos barrios londinenses rápidamente convirtiesen muchas viviendas en plurifamiliares; al tiempo que los residentes adinerados se desplazaban a nuevas residencias expandiendo el área suburbana, la demanda en la ciudad se redujo y la clase obrera empezó a poder afrontar los alquileres. Como se hizo en muchas ciudades, este cambio implicó la transformación de viviendas unifamiliares en casas divididas en habitaciones o en alojamientos compartidos.
El Estado, preocupado ante esta visión de expansión suburbana, relegó aquellas crecientes áreas proletarias a la decadencia y ruina. Renovaciones y reparaciones de todo tipo fueron consideradas despilfarros innecesarios y los recursos disponibles se derivaron al desarrollo suburbano. Teniendo en cuenta lo anterior, dos grandes cambios en los barrios londinenses se vuelven relevantes en nuestra discusión sobre la gentrificación: 1) el stock de vivienda en estas áreas se volvió asequible para la clase obrera residente debido a la migración de residentes más adinerados a los nuevos pueblos y periferias, creando de esta forma barrios preeminentemente obreros; 2) el éxodo de estos residentes adinerados también supuso una desinversión en estas nuevas áreas obreras: las viviendas no solo fueron reutilizadas sino que también se deterioraron en tanto que el capital no estaba ya disponible para tareas de mantenimiento (debido a una combinación entre indiferencia estatal y movimiento de capital privado).
Por tanto, para cuando Glass estaba escribiendo esto, numerosas zonas de Londres eran copadas por habitantes de clase obrera que ocupaban los edificios antiguos más deteriorados. Esta configuración del espacio supuso que las viviendas en muchos de estos barrios fuesen baratas y de cierta relevancia arquitectónica o histórica. Para finales de los 50 y principios de los 60, muchos profesionales de clase media empezaron a generar interés en estas viviendas y edificios, comprándolos a bajos precios y renovándolos. Estos gentrificadores “pioneros” normalmente empleaban su propia fuerza de trabajo y su propio capital, pues los subsidios del gobierno seguían destinados al plan New Towns y las entidades financieras se mostraban reacias a ofrecer crédito, debido principalmente a que estos barrios eran aún considerados inversiones arriesgadas debido a su composición de clase principal. En tanto que más y más personas de clase media adoptaron esta estrategia, los alquileres subieron en tanto que caseros y propietarios se dieron cuenta de que había propiedades que podían ser rentables si eran utilizadas o se vendían a residentes que no fueran de clase obrera. Esto forzó el desplazamiento de muchos proletarios que vieron cómo sus barrios se volvían prohibitivamente caros. Por citar un ejemplo, el barrio londinense de Barnsbury vio cómo caían los alquileres sin mobiliario incorporado del 61% (respecto al stock total de vivienda) a un escaso 6% en 1981.
Para Glass, este cambio representa el punto de inflexión en su definición de gentrificación: la “rehabilitación” de las zonas de clase obrera por clases medias que adquieren propiedades y subsecuentemente producen el desplazamiento de los residentes originales. El propio Glass también enfatiza los elementos de clase en esta transformación: gentrificación es un juego de palabras con el término inglés “gentry”, utilizado para denotar a los dueños de la tierra y a la burguesía inmediatamente por debajo de la nobleza en la jerarquía social. La llegada de profesionales de clase media que vieron oportunidades e inversiones inmobiliarias en las tradicionales zonas de la clase obrera fue, según Glass, la manifestación contemporánea de la gentry. Mediante este razonamiento, podemos definir el enfoque clásico respecto a la gentrificación como el desplazamiento de personas pobres de viviendas y áreas enteras por presiones económicas y sociales traídas por nuevos residentes con más acceso social y financiero al capital que se mueve, provocando sustanciales transformaciones tanto en la composición del stock de vivienda como en la demografía del área. O, en palabras del geógrafo inglés Tom Slater, gentrificación es “la expresión en los vecindarios de la desigualdad de clase.”



Editado periódico contra chanchullos…
Este viernes, último día de campaña de las elecciones al Parlamento Vasco, se han distribuido 11.000 ejemplares de esta publicación gratuita en las principales calles y paradas de metro de Barakaldo.
Siendo la noticia destacada de este número las diferentes irregularidades detectadas por diferentes servicios de supervisión por valor de varios millones de euros en diversas contrataciones municipales.
…y recortes del Ayuntamiento de #Barakaldo!!!
También, a través de este número, se ha querido mostrar los recortes contemplados en los presupuestos aprobados este verano por el equipo municipal de gobierno; recortes en servicios sociales municipales y ayudas económicas. Además, del constante aumento del paro, los desahucios y la pobreza en la localidad.

BERRI-OTXOAK
(Plataforma Contra la Exclusión Social y Por los Derechos Sociales)

www.nodo50.org/berri_otxoak
Informazio bulegoa berrietxea@nodo50.org oficina de información

“La hoja áKRAta”, era el órgano de expresión y difusión del “Kolectivo de Resistencia Antiautoritaria”, más tarde “Kolectivo Revolucionario Anarquista”. El K.R.A. fue un colectivo anarquista y autónomo de Madrid que se movía por los barrios de Campamento, Paseo de Extremadura, Lucero, Batán y Aluche, integrado desde el principio de su formación en la Coordinadora de colectivos “Lucha autónoma”.
Del boletín “La hoja áKRAta salieron 19 números, sacados de octubre de 1996 a enero-febrero del 2000, empezando con una tirada de 1.500 ejemplares para terminar tirando 5.000 en su último número.
Desde la distancia entre barrios se recibía cada vez que salía a la luz con complicidad con lo que allí se exponía, y con alegría al ver que  otros compañeros seguían con una labor tan importante y necesaria.
No tenían pelos en la lengua, eran anarquistas y autónomas, no debían nada a nadie. Escribían con el lenguaje de la calle: claro, sencillo, al grano y con contundencia. En estas páginas se recogen no toda, debido a su periodicidad y su número de páginas, una parte importante de los acontecimientos de esos casi cuatro años que duró su andadura, así como numerosos  artículos de opinión, críticos y combativos.
Recomendamos abiertamente su lectura para conocer la época en la que transcurre su trayectoria, y sobre todo para darnos cuenta que lo que exponen sigue igual de vigente hoy, como hace más de 15 años.
El colectivo “Contrahistoria” nos sitúa en su introducción en el contexto de una época donde la calle era el eje principal de la lucha contra el estado y todas sus estructuras dominantes, en las que en los barrios de las ciudades la contrainformación y la acción directa, la reapropiación de nuestras vidas, eran armas básicas de la resistencia antiautoritaria.

Editorial Imperdible, Madrid 2016
308 págs. Rústica 19x14 cm
ISBN 978-84-608-7241-2

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Apoyo psicosocial en momentos de tensión 





Apoyo psicosocial en momentos de tensión

https://bancexpropiatgracia.files.wordpress.com/2016/05/apoyo-psicosocial.jpg


  Y otras reflexiones:

 Contra el desalojo del Banc Expropiat de BCN [Texto aparecido en el libro "Cuando se señala la luna": http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/504831/index.php

Claves para entender el conflicto en las calles de Gracia: http://www.lamarea.com/2016/05/25/claves-entender-conflicto-las-calles-del-barrio-gracia/

 



 



Los autores del blog Sombras en la ciudad se han embarcado en un nuevo proyecto que bajo el título Gamonal, cultura y lucha de clases, trata de reconstruir la memoria colectiva del barrio. Un proyecto que ve la luz a través de un nuevo blog que es el primer paso de un proyecto más amplio en el que se incluiría la publicación de un libro sobre la historia del barrio de Gamonal  a través de la narración de la historia de la lucha de clases en Burgos en el que el blog funcionará cómo cuaderno de notas del proceso de escritura.


En palabras de los propios autores: “El libro es una apuesta política por la reconstrucción de la memoria del barrio, si es que lo segundo puede hacerse sin lo primero. Es una apuesta política porque queremos que este libro funcione como una historia de los de abajo. Queremos contribuir a construir y mantener la identidad de un barrio obrero, en la creencia que sólo a través de la construcción de identidades colectivas antagonistas se producen cambios políticos de calado. Los y las de abajo corremos el riesgo de que nos cuenten a nosotros mismos lo que somos y por eso es fundamental que construyamos nuestra propia historia. Este libro pretende aportar un granito de arena para que la voz y la memoria de las personas que habitaron y habitan las calles de este barrio perdure”.


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Barrio vivo, barrio combativo. Libro sobre la revuelta de Gamonal realizado por la Editorial Klinamen


La Editorial Klinamen acaba de publicar Gamonal, barrio vivo, barrio combativo, un libro en formato breve que aborda la revuelta que sacudió el barrio de Gamonal en enero de 2014.

Entre los materiales que recoge esta publicación destaca la transcripción de una entrevista radiofónica realizada a vecinos de Gamonal a la que se acompaña un texto sobre la historia de los conflictos sociales y luchas que ha vivido el barrio burgalés durante las últimas tres décadas.

Este primer libro sobre la revuelta de Gamonal está disponible ya en diversos espacios del propio barrio como el CSR Gamonal o La Biblioteca Anarquista La Maldita.




En enero de 2014, durante algo más de una semana, todas las miradas se posaron sobre el burgalés barrio de Gamonal. Sus vecinos protagonizaban un proceso de lucha contra la construcción de un bulevar sobre la antigua calle Vitoria; proyecto que supondría un gasto de 8,5 millones de euros al Ayuntamiento de la ciudad.
Más allá de las fotografías espectaculares o de los titulares alarmistas, con esta edición buscamos sortear la información y el análisis mediado acerca de lo ocurrido, dando voz a los protagonistas de aquel conflicto, y conectando la lucha contra el bulevar con la trayectoria histórica de aquel barrio.

Datos técnicos:
50 páginas
PVP: 4.00 €

La lucha de Gamonal: destellos de una vida otra

Una vez más, Gamonal nos ha vuelto a dar durante estos días un regalo generoso de revuelta y rabia contra la mafia económica y su opresión descarada. El texto que presentamos a continuación, La lucha de Gamonal: destellos de una vida otra (Jesús García Rodríguez), que aparece publicado en el nuevo número 21-22 recién salido del horno de la revista Salamandra, aborda precisamente los acontecimientos de la revuelta de Gamonal de enero de este año, discutiendo sus aciertos y limites, sus relaciones con otros movimientos como el 15M o la revuelta de Can Vies, y las lecciones, implicaciones y posibilidades que ofrece y abre en la lucha contra la dominación.

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LA LUCHA DE GAMONAL: DESTELLOS DE UNA VIDA OTRA



Hace un par de años algunos nos atrevimos a vaticinar un ciclo “de contestación general a la dictadura de una economía inhumana”, dentro del cual ese revulsivo tan esperanzador como ambiguo y contradictorio, que por comodidad seguiremos llamando 15M, era “una parte más de un movimiento mucho más amplio y mucho más profundo”[1]. Si afirmamos aquello fue porque teníamos la certeza de que lo ocurrido en las plazas, aunque no consiguiese tumbar el sistema y ni siquiera lograse algún objetivo concreto, sí que logró transformar radicalmente tanto la vida cotidiana como las certezas ideológicas y las ilusiones democráticas de mucha gente. Algo cambió, pero las verdaderas transformaciones requieren de largos períodos de tiempo.
La urgencia del momento actual, en la que los recortes y la crisis económica son solo la cara más visible de una nueva vuelta de tuerca de un sistema capitalista, hace que a menudo nos pueda la impaciencia y la desesperación porque no avistamos la revuelta que traerá el mundo nuevo. Y quizás ésta nunca llegue, al menos bajo la forma en que siempre pensamos que lo haría. Y es a veces de forma inesperada, donde menos se espera, y en medio de lo que parece una oscuridad completa, que se nos presentan ráfagas de luz imprevistas. Una de ellas fue Gamonal.
Pero Gamonal no surge de la nada. Detrás se encuentran más de dos años de recortes salvajes, de reforma laboral extremista y bárbara, de descenso brutal del nivel de vida, de paro y de explotación, de corrupción y de plutocracia, de represión policial y de silenciamiento mediático, de luchas y enfrentamientos no violentos (incluyendo asaltos al Congreso), de masivas manifestaciones pacíficas, de difusión de ideas de resistencia por numerosísimos colectivos de las más diferentes ideologías, de mareas más o menos sindicalizadas y de huelgas generales muy movidas. Y por supuesto de dos años de experimentación asamblearia en barrios y pueblos tras el 15M. Y también de luchas sindicales duras. La más cercana en el tiempo fue la huelga de basureros de Madrid, sucedida sólo unos meses antes que Gamonal, que elevó el tono de la contienda presionando a las autoridades con la invasión de basura por las calles y que llegó a utilizar tácticas alejadas ya de la no-violencia. Su vago precedente fue una huelga de taxistas, en julio de 2012, también en Madrid, que acabó a golpes y que también consiguió imponer sus reivindicaciones. A la de Madrid siguieron las huelgas de basura en Alcorcón, especialmente firme y con disturbios graves, la de lavandería en los hospitales de Madrid (que empezó como huelga salvaje) y también la prolongación en el tiempo de la de Panrico, que llegó a los ocho meses de huelga. Todo ello mostraba un leve resurgir de las luchas obreras, que empezaban a comprender que la benignidad y la blandura que hasta ahora habían caracterizado a las luchas eran contraproducentes, y que era necesario ir un paso más allá si querían conseguir sus objetivos y conservar sus puestos de trabajo.
En definitiva, y en la línea de esos precedentes, Gamonal, a mediados de enero de 2014, se levantó como un revulsivo frente a la tibieza excesiva de las luchas inmediatamente anteriores. Y por ello lo sorprendente, lo nuevo, lo esperanzador de lo sucedido en Gamonal fue que, durante cuatro días luminosos con sus cuatro igualmente luminosas noches se fusionaron en la acción y en el discurso dos mundos que hasta ahora habían permanecido (en el territorio español) como esferas separadas y demasiado alejadas: el mundo de la “pequeñoburguesía” – la insuficiencia e inexactitud del nombre será explicada más tarde –, de los vecinos y vecinas que sólo desean, al parecer (y es importante ese “al parecer”), ciertas reformas en el sistema, y los “revolucionarios” – de nuevo un término inapropiado en este caso –, que apuestan por el cambio radical de las bases del Régimen. Hasta el momento estábamos acostumbrados a dos formas de lucha que caminaban en paralelo, sin yuxtaponerse, y cuyas diferencias los medios del poder intentaban resaltar y hacer aún más pronunciada, en su estrategia de aislamiento: grandes manifestaciones ciudadanas que se autodenominaban o eran denominadas pacíficas y no violentas, con lemas aparentemente reformistas, por un lado, y supuestos altercados o disturbios de “radicales” o incluso “vándalos”, por el otro, demonizados y criminalizados desde el primer momento por el establishment, sabedor del peligro que la chispa que aportaban podría traer a la yesca del descontento generalizado económico, político y social.
En Gamonal, el panorama ofrecido fue esencialmente distinto. Lo que se vio en esos cuatro días y noches fue una simbiosis o convergencia perfecta entre esos dos grupos que parecían irreconciliables y estancos. Ambos se unieron de manera iluminadora para traer una dureza de acción y de discurso admirable, una acción que se atrevió a ir un paso más allá de la no violencia ideológica que aquejaba a gran parte del llamado “15M” (una de esas fórmulas alfanuméricas que tanto gustan a la clase tecnocrática) y un discurso duro que se oponía con firmeza a las mentirosos relatos habituales del poder. Basta con leer algunos de los comunicados de la asamblea de Gamonal para entender un significativo cambio de matiz y de tono.
Desde los días previos al estallido, se vio con claridad ese cambio de rumbo: un trabajo asambleario disperso pero de largo recorrido fructificó en una manifestación o concentración que tenía como claro objetivo detener y paralizar unas obras. Esa resistencia pasiva no era nada nuevo, aunque aquí lo interesante es que se ejerció con singular cohesión y firmeza. La concentración y el enfrentamiento con las fuerzas del orden dieron paso al estallido de cólera nocturna que hizo arder parte del barrio. Y es a continuación cuando empezó a forjarse la diferencia: los disturbios fueron asumidos, inopinadamente, por la masa barrial como un instrumento más, y no desechados como hasta ahora como excesos reprobables. A partir de la segunda noche se desencadenó una dinámica demoledora. La masa vecinal y barrial se reúne en asambleas diarias – dos al día, una a las doce y otra a las siete – y es en esa asamblea donde empieza a cocerse todo: la elaboración de un discurso colectivo duro, la creación de una comunicación interna imprescindible dentro de esa comunidad en lucha y la toma de posición unitaria a la contra de un poder en delicuescencia. De ahí surgieron las dos vías que, como una pinza venenosa, trajo de calle a las autoridades: manifestaciones masivas de día, disturbios graves de noche, que incluían acciones de sabotaje contra las indeseadas obras, ataques a bancos y quema de instalaciones temporales de la empresa inmobiliaria.  En esa doble acción o en esa acción en dos flancos estuvo gran parte de la eficacia de las confrontaciones de Gamonal. Habría que unir a ello la coherencia y legitimidad sin fisuras de su discurso.
La asamblea fue el catalizador y motor de ese movimiento: allí se unificó, se pulió y se fortaleció el discurso que se opuso al del poder político, al de la especulación y corrupción del capital, y, no por último menos importante, al de la violencia de los cuerpos de seguridad del estado. Podemos ver aquí un efecto positivo y eficaz, a medio-largo plazo, un efecto de onda larga de la perseverante, asidua y siempre informal práctica asamblearia del llamado 15M, tantas veces denostada por ineficaz y “blanda”. El asamblearismo ha ido decayendo desde el 15M hasta ahora. Pero Gamonal es también asamblearismo, y fruto de esa educación política que es siempre la asamblea. En efecto, este es un caso de esa labor silenciosa, oscura, anónima y subterránea de una colectividad que tarde o temprana recoge sus frutos. La asamblea crea con preeminencia algo que otras formas de acción obvian: comunidad, el primer paso para cualquier trabajo político serio. Y lo trascendental es que la asamblea crea una comunidad horizontal, igualitaria, libertaria, vinculada no sólo política, sino personal y afectivamente (opuesta por ello a todas las comunidades jerárquicas). En ese verse las caras, en ese hablar en comunidad, en ese trabajo de creación de lo público real – como opuesto a lo privado-público de la democracia capitalista – se fragua una bomba de relojería social de un potencial inusitado. Y aquí lo público lo es en su significado etimológico y auténtico: lo de la gente, el espacio de libertad de todos, como opuesto a lo público del estado y a lo privado del capital, que en el interior del Régimen que padecemos son uno y lo mismo. Y su eficacia real ha estado y estará en su incardinación en el barrio, como lugar propicio e idóneo para un movimiento asambleario fértil.
En efecto, el movimiento llamado 15M se ha debatido en esas dos vertientes – la global y general, que intentaba abarcar mucho y apretar poco, y se aventaba en gigantescas manifestaciones urbanas, y la local de las asambleas de pueblos y barrios, mucho menos espectacular, pero más concreta y afilada en sus pretensiones y funcionamiento – y Gamonal ha mostrado muy a las claras cuál es la de importancia primera, tanto en el sentido cronológico como de categoría: la del barrio, como espacio opuesto a la ciudad moderna en tanto sede, base de operaciones y esencia del capitalismo contemporáneo, la del barrio como comunidad opuesta a los poderes imperantes y la del barrio como espacio de relaciones solidarias y distintas a las que el Régimen impone o intenta imponer desde arriba. Esto no quiere decir que las grandes demostraciones de masas sean algo a menospreciar, sino que el trabajo asambleario y comunitario en el barrio es el presupuesto y la base para ese otro trabajo posterior de las grandes masas levantadas. Con claridad Gamonal ha puesto ante nuestros ojos el potencial transformador de la lucha barrial, y su capacidad desestabilizadora real, que debe servir como ejemplo en el resto de barrios, pueblos y comunidades pequeñas como componentes primarios de la lucha política, económica y social.
Pero Gamonal ha iluminado otro aspecto importantísimo de nuestra realidad que pocas veces se considera, un aspecto que puede resultar clave si se sacan de ello las conclusiones a las que parece apuntar. La dicotomía arriba descrita entre una masa reformista pequeñoburguesa y una vanguardia de activistas revoltosos y “vandálicos” no es real, porque  (al menos en Gamonal, y es posible que eso sea extrapolable a otros sitios) no existen esas dos realidades de manera factual. Lo sorprendente de lo sucedido en Gamonal es que ha desvelado que son las estrategias y las acciones comunitarias las que crean el sujeto revolucionario, no que este sujeto exista a priori –que no existe. No existe tal cosa como una masa de clase media pequeñoburguesa de pequeños comerciantes, profesionales liberales, asalariados de tipo medio, etc. etc. y otra de “proletarios” con nítida conciencia de clase – o existen, pero sólo si se empecina uno en clasificarlos como tales. Lo que de verdad hay es una masa descontenta y bastante homogénea en su descontento y en partes de su discurso destructivo, y son los propios tipos de unión en la reivindicación las que los constituyen como un sujeto u otro. En el seno de manifestaciones globales y pacíficas, se constituirá un sujeto ciudadano y reformista, de aspiraciones débiles. En el seno de un movimiento asambleario duro, de manifestaciones masivas y opuestas al poder y sin miedo a la llamada violencia, se constituye otro sujeto, un sujeto con aspiraciones más maximalistas y radicales, que se relaciona de otra manera con el poder (como algo opuesto frontalmente a él). La lucha institucional crea un tipo de relaciones y sujetos, la lucha ciudadana otros y la lucha popular – por llamar de alguna manera a una lucha que incluye a todos los descontentos, explotados y oprimidos, que son legión – otros radicalmente distintos. Esto es algo muy a tener en cuenta en el futuro, para borrar determinados prejuicios existentes. En Gamonal las rafias contra bancos, la quema de contenedores y los actos “vandálicos” fueron realizados por vecinos vulgares y corrientes. No vamos a entrar aquí en si la chispa de estos actos fue encendida por grupos de determinada naturaleza desestabilizadora previa; en cualquier caso, se trataba también de grupos de vecinos de Gamonal, seguramente más jóvenes, y por tanto miembros también de esa comunidad. Se sabe en Gamonal que las pedradas a bancos fueron secundadas por ancianos poco sospechosos de tener un pasado revolucionario a sus espaldas. El ambiente creado por una movilización como la de Gamonal crea sujetos políticamente duros, y crea relaciones interpersonales fuertes – frente a las relaciones políticamente débiles de la posmodernidad –, y esa evidencia debe hacernos recapacitar sobre muchas de las estrategias hasta ahora practicadas. La división entre ciudadanistas y radicales es irreal, y creada y fomentada por un poder y sus mass media que lo que más temen es precisamente eso: que los vecinos de una barriada se movilicen en organizaciones políticas comunitarias y que utilicen métodos radicales y contundentes para sacudirse de encima la bota que les aplasta.
Subyacen aquí dos temas también de suma importancia, que en Gamonal afloraron con inusitada actualidad: el tema de la represión político-policial y el tema de la violencia.A la gazmoñería de cierta parte del llamado 15M con respecto al uso de la violencia[2] se opuso en Gamonal una sabia reflexión sobre el uso de la violencia reactiva como defensa ante la brutalidad y presencia represora y omnímoda de la policía en nuestras calles y pueblos, que les permitió asumir con normalidad y coherencia las acciones violentas sobre las cosas como parte de su lucha, como un instrumento más de especial eficacia en su presión diaria frente a las autoridades. La idoneidad de esa autodefensa ha quedado incuestionablemente clara, y es deseable que sirva de ejemplo a otras reivindicaciones similares.  Esa coherencia elogiable e impecable les llevó a incluir entre sus principales reivindicaciones la liberación de los detenidos a raíz de los disturbios y a llevar las manifestaciones masivas ante las puertas de las comisarías. También en eso la comunidad de Gamonal mostró una lucidez admirable: la acción represora policial es parte fundamental, y no accesoria,  del Régimen. La policía, en especial las UIPs, es un cuerpo de represión política feroz, y el mito del policía bueno debe desaparecer del panorama de lucha política actual. En Gamonal asistimos a una verdadera lucha antirepresiva popular, aunque fuere en estado embrionario, y ese es el inicio de un camino esencial por el que debemos sin duda seguir. Por otra parte, esa estrategia de violencia contra las cosas fue orquestada de manera organizada y concreta, no fue una borrachera de violencia ni mucho menos, sino una acción estratégica y selectiva: los puntos elegidos – bancos, inmobiliarias, casetas de obra – tenían un significado claro dentro de la lucha, y un significado también a nivel simbólico dentro del inconsciente colectivo, y podían perfectamente ser asumidas por los elementos en apariencia más “reaccionarios” como pequeños comerciantes. Eso sin duda, junto con el trabajo asambleario, influyó en la solidaridad total con los detenidos, que se extendió hasta otra acción encomiable: acudir a las sucursales bancarias para que retiraran las denuncias contra esos detenidos. Una lucha política seria incluye necesariamente esa solidaridad, cuidado y recuerdo permanente de los secuestrados por el poder.
Y por último nos detendremos en otro aspecto de lo allí vivido de mucha trascendencia, aunque también sea obviado o poco considerado por la mayoría de las luchas. Se trata de la momentánea ruptura del espectáculo, entendido como forma de dominación esencial del régimen, ruptura realizada desde dentro. No nos cabe la menor duda de que los vecinos de Gamonal debieron de sentir durante esos memorables cuatro días y noches de revuelta, acción conjunta y directa y vida comunitaria, lo mismo que otros sentimos durante la acampada de Sol y que otros sintieran en revueltas y levantamientos colectivos similares: la sensación de estar viviendo la vida real, la vida auténtica, sin intermediación ninguna de los instrumentos inter y intrasubjetivos del poder (televisión, radio, internet, etc.), la sensación de libertad pública, colectiva y compartida, que no es sino un ramalazo de utopía transportada súbitamente a nuestras vidas y vivida de pronto con la estupefacción de un buen sueño. Eso (experiencia viva de la lucha y de lo otro posible) queda para siempre en las mentes y corazones de quienes lo han vivido, y fue puesto en palabras cabales y perfectas por uno de los vecinos de Gamonal en la primera asamblea: “¡Vecinos! ¿De verdad queremos volver a nuestras vidas amargas de hace unos días, esos días en los que nos veíamos como desconocidos? ¿O queremos crear algo fuerte?”[3]. Ese contraste radical entre la vida amarga dentro del Régimen y su diaria opresión y la vida fuerte, la vida auténtica y siempre ahí escondida y subyacente, que nos abre un mundo ilimitado e inimaginable de relaciones, situaciones y experiencias diametralmente distintas a la vida “normal”, y que se nos revela a veces en iluminaciones liberadoras, es subrayado de manera brutal cada vez que se produce uno de estos levantamientos y subversiones, y son como verdaderos destellos que alumbran el camino hacia la libertad verdadera. Por decirlo así, son incursiones extremas del principio del deseo y del placer sobre el principio de realidad, o por decirlo de otra manera, incursiones extremas y placenteras de lootro sobre la espesa normalidad imperante.
La dinámica de Gamonal se reprodujo unos cuatro meses después con el desalojo del centro okupado Can Vies, en el barrio de Sants en Barcelona. Esta réplica en el tiempo, que incluyó una defensa durante varios días del territorio,  con enfrentamientos con fuerzas del orden y presión sobre las autoridades, careció en un principio de la cohesión social de la de Burgos, y pareció promovida en mayor medida por una cierta pequeña vanguardia. El asamblearismo vecinal fue dejado de lado en este caso, pero el apoyo vecinal estuvo presente tanto en los días posteriores al desalojo como en los de la re-okupación, donde quedó patente la irradiación del centro dentro del barrio de Sants y la respuesta retroalimentadora de la comunidad para defenderlo y reconstruirlo. Las dinámicas de resistencia volvieron a traer consigo una pequeña victoria sobre el sistema.
En definitiva, lo sucedido en Gamonal es una muestra de que cuando la comunidad actúa como comunidad horizontal y cohesionada, borrando toda diferencia de clases y de ideologías, es capaz de erosionar, socavar y abrir un boquete real en el muro del poder, pero sobre todo en el mundo de relaciones interpersonales, subjetivas, políticas, económicas y sociales que constituye el capitalismo (lo que en otros sitios hemos denominado “capitalismo del espíritu”). La combinación armónica y radical de asamblea-comunidad y discurso, masa-manifestación y acción-ataque parece presentar una ecuación con un futuro bastante halagüeño en la lucha actual. Y su ejemplo deja bastante claro que no se debe tener miedo a la contundencia a la hora de esa lucha, pues se ha demostrado que, cuando va acompañada de unidad, legitimidad y justicia, es un argumento de enorme peso en el conflicto contra el poder (o los poderes).
Jesús García Rodríguez
Salamandra 21-22
Grupo surrealista de Madrid
http://www.gruposurrealistademadrid.org/
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[1]Instrucciones de uso para el Rapto nº 7
[2] Esa gazmoñería no es atribuible al “15M” en su conjunto: acciones como la toma del Parlament o el asalto a los ayuntamientos o la visita del Papa a Madrid y otras  lo demuestran.
[3] Ver http://www.publico.es/actualidad/495429/gamonal-no-quiere-volver-a-su-vida-amarga-y-continuara-con-las-protestas





Nota de la REDACCIÓN: 

no necesariamente estamos de acuerdo con todo el contenido de los siguientes textos, 
pero vemos interesante la reflexión 
sobre lo ocurrido y LO QUE ESTÁ OCURRIENDO 
y de estas líneas puede surgir 
perfectamente un debate más amplio 
en otros sitios y experiencias de lucha]






Comunicado de la Biblioteca Anarquista La Maldita sobre la manipulación en torno a las revueltas en Gamonal.

Biblio La Maldita Burgos
La basura periodista, como una policía más (no nos engañáis con vuestro rollo de “periodista inocente que sólo hace su trabajo con la sana intención de informar”, ¡no sois más que maderos!), señala, apunta y dispara con sus plumas contra un barrio que se ha rebelado de manera espontánea pero al mismo tiempo sólida y convencida, y contra las políticas especulativas de un consistorio corrupto y entregado a los intereses de constructoras y empresarios. Un barrio que ha iniciado un camino hacia la autonomía y la vida más allá de las instituciones y del poder, poco a poco construyendo su propia vida en asambleas que fortalecen el movimiento, respetando y debatiendo opiniones, y hasta okupando recientemente un local abandonado para crear un Centro Social Autogestionado para el barrio donde albergar iniciativas y actividades antagonistas y continuar avanzando en la revuelta que han comenzado y que, para lo bueno y lo malo, ha contagiado, instigando movilizaciones en otras ciudades, donde la policía aplicó su misma política represiva recibiendo en muchos cass la misma respuesta, porque la contra-violencia, las piedras y la rabia es el único lenguaje que estos psicópatas uniformados, enfarlopados y armados parecen entender.
No es mi intención idealizarlo, y mantengo mis distancias y diferencias con algunos aspectos de la lucha que se está dando en este barrio burgalés y mis afinidades no están con todxs sus participantes (entre lxs que se cuentan tanto anarquistas o comunistas como sindicalistas o incluso votantes o ex-votantes del PP y el PSOE), pero reconozco en ellxs valor, honestidad y un cierto sentido de comunidad antiautoritaria, organizada en asambleas horizontales donde cada persona se representa a sí misma y el consenso es el motor que guía las decisiones colectivas. De todas formas, puesto que no estoy allí y la información con la que cuento es tomada del portal Diario de Vurgos o compartida por individualidades anónimas presentes en el conflicto que han escrito algunas veces al e-mail del blog aportando datos y noticias dispersas, no me corresponde a mí el hacer valoraciones ni el calibrar el alcance de estas posibilidades que han emergido de las ruínas tras la enésima tomadura de pelo de los poderosos, y por ello creo que nadie mejor que las personas de la propia ciudad y envueltas en el conflicto para informar.
Dejo por lo tanto el comunicado de la Biblioteca Anarquista La Maldita sobre la execrable labor de manipulación que los medios han llevado a cabo desde el principio contra esta lucha y contra lxs vecinos y vecinas que participan en ella.

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Responder a acusaciones y calumnias no es ni agradable ni creativo, sin embargo nos sentimos obligadxs a hacerlo porque otrxs han hablado sobre nosotrxs. Decir que no nos emociona demasiado y en gran parte es una pérdida de tiempo. Por eso dejaremos bien explícito que no vamos a responder a cada intoxicación, ni vamos a entrar en diálogo ni con la policía ni con lxs periodistas; sólo pretendemos dejar unas cosas claras.
Los medios de comunicación han tenido constantes intentos de manipulación: primero lxs de fuera, luego lxs profesionales de los disturbios, antisistema y radicales, que si lxs anarquistas….
Estamos en la calle, no somos espectáculo.
Es insultante a la inteligencia para nosotrxs y para lxs demás vecinxs, lo de atribuir “liderazgos” o “manipulaciones”, sobre todo cuando sucede en la horizontalidad, espontaneidad e igualdad.
No seremos quienes hagamos el análisis de qué sucede y sucedió en Gamonal porque no nos corresponde para defendernos y no tenemos por qué analizarlo desde esta posición. Somos vecinxs y solidarixs.
No tenemos ningún motivo para escondernos, nuestrxs vecinxs saben quiénes somos, cómo pensamos y cómo actuamos. Participamos, compartimos y respetamos las decisiones.
No podemos decir lo mismo ni de policías ni de periodistas, ellxs están ahí por un sueldo, como mercenarixs, lxs primerxs tratando de ver cómo reprimir y vigilar y lxs segundxs en busca de carnaza y morbo sensacionalista.

La Biblioteca Anarquista la Maldita lleva 5 años y medio en el barrio, y de presencia con carteles, jornadas, proyecciones, charlas… No es nada nuevo, la gente sabe lo que hacemos y quiénes somos. Tampoco es por casualidad que la Maldita esté en Gamonal, barrio obrero y pobre, de luchas vecinales y solidaridad en lo cotidiano.

Esto es una parte más de toda la represión que hemos visto días atrás, algo más que sumarle a los porrazos, a las detenciones, las provocaciones, los seguimientos o la chulería de la policía.

Las luchas no son legales o ilegales, son justas.
 
Seguiremos, ni un paso atrás
Biblioteca Anarquista la Maldita


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Recibimos y publicamos:
 

APUNTES CRÍTICOS SOBRE EL “EFECTO GAMONAL”

Estas notas surgen de la necesidad de comprender y dar sentido, de contribuir a  los esfuerzos que se multiplican por encontrar la claridad y la fuerza, para cambiar la realidad existente.
Quiere ser un añadido al artículo de la Corriente Comunista Internacional: “Asambleas y Solidaridad” (se adjunta) sobre las luchas del barrio Gamonal en Burgos y sus correlatos solidarios, y también una reflexión desde esas mismas expresiones de solidaridad que se han dado y que su TV ha llamado el “efecto Gamonal”.
LA EJEMPLAR LUCHA DE GAMONAL
Poco más que decir, que no se diga en el artículo reseñado y adjuntado, comparto plenamente su contenido: la importancia de esta lucha reside en su carácter SOLIDARIO Y AUTOORGANIZATIVO. Lo grave es no entender esto como su componente fundamental y perderse en los elementos trasversales y de carácter (muchas veces) estético.
Si está lucha tiene mucho que enseñarnos, si puede ser tomada como ejemplo, es por que entronca con los valores y contenidos de la lucha autónoma de la Clase obrera (la de  verdad, la de carne y hueso, no las fantasías heroicas de los izquierdistas), su carácter, abierto, solidario, unitario, asambleario, que enfoca la lucha de clases desde la cotidianidad y que hace que fácilmente todos los explotados podamos reconocernos de esa lucha, podamos no solo ponernos en la piel  de los que luchas, sino sentir que somos parte de esa piel.
El “EFECTO”
Ha habido respuestas solidarias en otras ciudades, que han reproducido manifestaciones e incidentes.
Lo primero es aplaudir la solidaridad y la espontaneidad, lo que nos indica de que Gamonal no es una isla, que hay un reflejo y una empatía, que aún con pocas fuerzas, muchos seguimos sintiéndonos parte de una comunidad humana que lucha y se siente parte de la lucha de sus hermanos.
No obstante, más allá del impulso, del reflejo sano de la solidaridad, a esta le ha faltado contenido, se ha copiado parte de las formas pero se nos ha “pasado” lo de “dentro”: reproducir la autoorganización y las asambleas.
LA FUERZA DE LA LUCHA DE GAMONAL NO RESIDE EN LOS ALTERCADOS CALLEJEROS: RESIDE EN SU AUTOORGANIZACIÓN Y UNIDAD.
LA MISTIFICACIÓN DE LA ALGARADA
Los sectores que han promovido y participado en las respuestas solidarias con Gamonal, principalmente jóvenes,  han tenido la inteligencia y la  intuición de responder con rapidez pero, todavía les falta sacar las lecciones más importantes de estas luchas.
Un poco o un mucho, se ha reproducido los hechos espectaculares de la lucha, los enfrenamientos callejeros con la policía, los contenedores volcados,…
Esto no es grave, no lloramos por cuatro contenedores y reconocemos la necesidad de actuar con contundencia cuando es necesario, es más, sabemos que la lucha del proletariado es una lucha necesariamente violenta contra el capital. PERO:
-          El enfrentamiento en la calle, no es un fin en sí mismo, puede ser una necesidad para defenderse de los ataques de la policía o elementos parapoliciales, para defender las asambleas, las manifestaciones, los locales,…  o la necesidad de dar una respuesta contundente y clara; pero no es un fin en si mismo, la tarea fundamental de las minorías revolucionarias es contribuir a la unidad,  y autoorganización de los explotados, a la profundización de su conciencia y a que sean los sujetos de las luchas por encima de cualquier dirección externa; propiciando y participando activamente en los espacios donde podemos encontrarnos como Clase, reconocernos, aclararnos y organizarnos. La capucha es útil para que el enemigo no nos reconozca, pero es un obstáculo para reconocernos entre nosotros.
-          Utilizar las manifestaciones, más o menos espontaneas, para reproducir enfrentamientos con la policía, puede caer en una dinámica dirigista, reproduciendo la división entre dirigentes y dirigidos que nos impone este sistema. Hay que contar con el otro, no como bulto que encubre nuestros objetivos, sino como parte de un todo que aporta y debate, en un complejo proceso de clarificación. No nos “usemos” como “carne de cañón”, por muy loables que sean nuestros objetivos. Nuestra lucha no puede ser, ni de lejos, un calco de los métodos del Capital.
-          La idealización de la violencia nos separa de nuestros fines, deseamos una sociedad nueva, un mundo nuevo. Nuestro deseo no es pasarnos la vida quemando contenedores, sino cambiar la vida y trasformar el mundo, un mudo donde la violencia no tenga sentido, como contraposición a este mundo donde todo se vehicula a través de ella. Para los revolucionarios la coherencia entre medios y fines es algo fundamental. Esta incoherencia puede ser aceptada por la extrema izquierda (marxistas leninistas y estalinistas varios) como alter ego que son del discurso del capital, pero no por quien realmente desea una sociedad sin clases y sin Estado, una sociedad realmente humana. Cierto que el pacifismo es totalmente ajeno a nuestra lucha, pero la violencia sin más, como único sentido de la lucha, también. Es necesario dar contenidos a la lucha, profundizar y clarificar, hablar entre nosotros (los explotados) y escuchar, sin encasillar,  a nadie, tampoco a quienes (la mayoría, si nos vamos a la calle) no entienden o les cuesta compartir ciertas acciones. Son nuestra gente, no lo olvidemos.
En parte estos errores, el perderse en esa “propaganda por el hecho”, sin profundizar, vienen dados por el inmediatismo, por la necesidad de encontrar la forma de cambiar rápidamente una realidad que nos asfixia. Copiamos en esto un componente de la sociedad actual: la rentabilidad. “Las asambleas son largas, y tediosas (en ocasiones) quizás mediante la “acción callejera” la gente despierte y todo sea más rápido”. Es cierto, el proceso de toma de conciencia puede ser lento y en ocasiones dispararse y crecer rápidamente, para luego retroceder; depende de la confianza y de un sinfín de fenómenos que no podemos controlar. Pero no podemos sustituirlo por “formulas mágicas”, sin sustituir la acción directa de las masas, sin convertirnos en una nueva jerarquía sobre las masas. No olvidemos que “la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos o no será”.
Se puede argumentar que las manifestaciones “pacíficas” y controladas por partidos, sindicatos y similares, no llevan a nada, que nada cambia,  será verdad, pero otorgar a la violencia un efecto mágico y trasformador es mistificador. La violencia sin contenido (o con un contenido poco claro) es manipulable y asimilable. En Grecia poco se ha podido cambiar después de cientos de batallas campales y la autoorganización de las masas no está a la orden del día; los mineros (dirigidos por los sindicalistas) no han podido frenar los ataques y despidos, a pesar de haber mostrado una determinación y valor en la lucha notable. En Ucrania se reproducen por doquier enfrentamientos, cercanos a la guerrilla urbana, pero esos medios (con los que muchos simpatizan) solo esconden la pugna por el poder de dos fracciones de la burguesía (a cual más repugnante) una tiene a la policía, la otra a los manifestantes.
 La mística liberadora de la violencia es una falacia. Aunque sea necesaria en el proceso de lucha, es un aspecto secundario y cualquier forma de violencia no puede ser aceptada por el proletariado. Por otra parte, la violencia que más teme este sistema no es la que rompe cuatro cristales, es la impugna su poder y le hace frente, la que desarrolla el actuar consciente, masivo, unido, solidario y autoorganizado de  todos y para todos.


De Pajarillos (Valladolid) a Gamonal (Burgos)... 

 

  Tejiendo redes de solidaridad y de lucha 

hacia la revolución social, 

anticapitalista e internacional.

 






1. ANTECEDENTES: SITUACIÓN GEOGRÁFICA DEL BARRIO DE PAJARILLOS EN EL PLANO URBANO DE VALLADOLID. 

 
Valladolid es una ciudad de 350.000 habitantes, más entorno: es decir, medio millón. La ciudad está claramente dividida en tres zonas bien delimitadas de sur a norte por el río Pisuerga y la vía del tren:

-el oeste, del otro lado del Pisuerga: con barrios residenciales y de trabajadores más o menos normalizados (de los 80 como Parquesol -enorme pelotazo urbanístico para la inmobiliaria del mismo nombre-, Huerta del Rey, La Victoria y Girón, algo anteriores) y algún barrio marginal en sus exteriores (Cuesta de la Maruquesa, Arturo Eyries).

- el centro: centro de la ciudad, por un lado, cuyos ejes son El paseo Zorrilla y el Pº Isabel La Católica, ambos cercanos al río) residenciales o burgueses (Puente Colgante, Pº Zorrilla, Campo Grande) y por el sur barrios más o menos obreros (La Farola, La Rubia y los barrios de nueva creación).

Ambas zonas ofrecen perfectas condiciones para su control policial, a pesar de que la zona centro, como suele ser habitual presenta un entramado de calles que sí puede ser propicio.
La tercera zona, de la que venimos, es la Zona Este, cuya frontera natural es la vía del tren y que comprende los barrios de Las Delicias, San Isidro, Pajarillos –bajos y altos-, Buenos Aires; Las Flores y La Pilarica.

La expansión urbanística de viviendas se encuentra focalizada en el Sur y Oeste de la ciudad porque eran zonas limpias, desiertas, nadie podía oponerse a sus planes desarrollísticos. En el Este, con barrios como Delicias surgido con el ferrocarril decimonónico o Pajarillos con los desechos de la industrialización de los sesenta, las cosas no van tan bien. En toda esta zona, se está ejecutando un proceso de urbanización periférica (Delicias-carretera Segovia), Pajarillos-Pilarica y, paralelamente, varios procesos de gentrificación (que son uno solo en realidad) y lo que llamaremos “aclarado urbanístico”: es decir, por un lado, degradan zonas, las compran baratas y las derriban; y por otro, mediante ejes viarios y destrucción de "zonas oscuras", reorganizan y “aclaran” el entramado urbano característico de épocas pasadas.

De este modo, la construcción y el clareado urbanístico van “reajustando” el plano para conseguir mejores rendimientos a efectos policiales, burocráticos y administrativos.


2. LOS PROCESOS DE GENTRIFICACIÓN Y LA ACUMULACIÓN DE CAPITAL:

Para el que no se haya parado a pensar en estos procesos de gentrificación (utilizamos un término que leímos hace años en un Ekintza Zuzena) vamos a intentar explicarlos brevemente:

Zonas urbanas que anteriormente estaban destinadas a unos usos (viviendas obreras, poblamiento marginal), debido al desarrollo incesante que el capital necesita para reproducirse (crecimiento urbanístico, creación-destrucción de tejido industrial, etc.) se prefieren destinar a otros (viviendas de clase acomodada o media alta, porque ahora el centro está más cerca; a centros comerciales, "porque pillan aquí al lado": corredores de tráfico o ejes viales que alejan al vecino del vecino, al proletario del proletario, al hombre de la mujer y del hombre. Para conseguir este "pequeño cambio", el proceso más habitual consiste en degradar la zona que se quiere reconvertir hasta que el vecindario se harta y se va o le echan o exige, incluso, las propias reformas que el capital necesita (esto último puede parecer raro pero es lo más frecuente).

Todo este proceso suele realizarse de tal modo que ninguno de los afectados es consciente de los pasos dados ni del fin que el poder persigue.

Así, como ha ocurrido en Pajarillos los vecinos se unen y luchan contra las consecuencias (traficantes, degradación social) pero no contra las causas (política urbanística y especulativa, reordenación urbana de acuerdo con el interés del capital y del control social total al que aspira). Nuestra tarea en el conflicto desde el primer momento fue demostrar con actos y palabras esta línea que une a los diversos "poderes" (policías, traficantes, constructores, políticos: todos ellos son los especuladores que hay que desalojar).

Los ejes viarios y de mercancías como el planteado para el AVE en Valladolid (vale un puerto como pueda ser el caso de Valencia) estructuran el espacio rural y urbano a su medida. La construcción de puerto secos, ejes ferroviarios, talleres, etc., está única y exclusivamente destinada a la acumulación de capital y al movimiento de mercancías que el capital necesita para reproducirse. Esto parece muy simple (o se suele simplificar en exceso) pero conlleva toda una serie de reformas "sustanciales" como las planteadas en Pajarillos y la Zona Este.


3. ANÁLISIS SOCIOLÓGICO E HISTÓRICO DE LA POBLACIÓN DE PAJARILLOS.

El barrio de Pajarillos (San Isidro, Pajarillos Altos, Pajarillos Bajos y Buenos Aires) es un barrio proletario situado en la zona este de la capital castellana. Con entre 25000 y 30000 vecinos cuenta entre su población con minorías destacables entre las cuales la comunidad gitana sobresale con cerca de 5000 vecinos repartidos por las diversas zonas del barrio. Junto a estos cabe apuntar la presencia de inmigrantes (del Este, del Sur, del Oeste), población nueva que no ha participado de las movilizaciones salvo excepcionalmente. Frente a esto, los gitanos y los payos llevan decenas de años conviviendo (con todos los sentidos que esto implica) y ambos han sido los que se han visto envueltos en las movilizaciones.

Desde su nacimiento (décadas de los 50 y 60) el barrio ha estado separado físicamente de la ciudad por la vía del tren. Esto marca: en los 50 se pedían pasos subterráneos, desde los 70 el soterramiento, ahora que el soterramiento parece decidido con la llegada del AVE, muchos "progres" van a ver cumplido su sueño de la manera más funesta.
Esta barrera es tanto física como psicológica: los viejos de Vadillos (el otro lado ya) lo llaman "la frontera". Provoca marginación y crea, al tiempo, una autoconciencia colectiva de esa marginación. La situación geográfica de Pajarillos ha hecho que siempre se sintiera en el barrio de un modo u otro la diferencia de clases: existe una división marcada por la vía del tren que determina donde están los que tienen y dónde los que no. A esto hay que añadir que sólo se puede pasar del barrio (y de toda la zona este) al resto de la ciudad por túneles, lo que crea sensación de marginación, miedo y control.

El origen de los primeros asentamientos en Pajarillos (generalmente ilegales) reforzó en el pasado este sentimiento con el que muchos hemos crecido. En Pajarillos, desde su propia fundación, han existido asentamientos en chabolas (ahora, aparentemente, no los hay, pero hay cosas peores). El primer poblado fue desmantelado a finales de los 70. Se construyeron adosados para las familias realojadas en el que se llamó "Poblado de La Esperanza" que acabó convirtiéndose en el poblado más grande de Castilla y León y en el principal foco de venta de drogas en una parte del norte de la península (Castilla-León-Cantábrico, subsede de mafias gallegas y madrileñas: es el centro entre ambas). Este poblado fue desmantelado entre 1998 y 2003. El anuncio de que se iba a desmantelar se realizó en 1989. Para su desmantelamiento hubo una subvención de la Unión Europea de más de 800 millones de pesetas que gestionaron la Junta de Castilla y León (PP), el Ayuntamiento de Valladolid (PSOE al principio, PP, después), bancos y algunas asociaciones de vecinos (La Unión y La Esperanza).

Su desmantelamiento condujo a:
  a) Nuevas viviendas donde antes estaba el poblado -algunas Viviendas de Protección Oficial, otras de más alto nivel- que aportan nueva población que no se identifica ni con el barrio ni con sus conflictos presentes o pasados,
   b) Nuevos "poblamientos" (en chabolas, pisos, casas) repartidos por varios barrios pero mayoritariamente en la Zona Este: Pajarillos, Pilarica y Delicias.

Es decir, podemos afirmar que existió un primer proceso de gentrificación que se cerró e inmediatamente ha conducido a un nuevo proceso que es el que ahora está en marcha en Pajarillos: zona de la barriada del 29 de octubre (ver en el anexo la foto 1) con pisos de 3 y 4 alturas y viviendas de 40 m2, construidas en la época de Franco. Alguien dirá que esas casas no son dignas (y no lo son) pero sí lo es el entorno de calles peatonales y ajardinadas que ofrece espacios de gran libertad fuera de ojos indiscretos. Hoy en día se pueden construir viviendas de 40 m2, pero no zonas oscuras como a la que nos estamos refiriendo.


4. LAS LUCHAS EN PAJARILLOS.

4.1. Movilizaciones previas: contra el poblado de la esperanza y otras miserias.

Antes de que el poblado desapareciera se habían iniciado protestas en varios barrios de Valladolid (Belén, Las Flores, Pajarillos, Delicias) por el realojo de familias provenientes de aquel. Pajarillos ha recibido 29 familias (una pequeña parte es la relacionada con la droga), Delicias otras tantas, etc... Los barrios del centro y sur de la ciudad no han recibido ninguna familia demostrándose así el doble rasero en lo que al tratamiento de los barrios se refiere. Es este un punto importante para entender las protestas (alguno de los gritos en las concentraciones: “Alcalde cabrón, llévalos a tu rincón”). Una vez que la última casa del poblado fue desmantelada (principios de enero) el movimiento de furgonetas se acrecienta en la zona conocida como Barriada del 29 de octubre (Pajarillos Bajos). El movimiento de yonquis empieza a generalizarse en ese mes de enero. Algunos vecinos empiezan a vender su casa, otros se quieren ir del barrio (los pisos de esa barriada tienen menos de 50 m2 y están en un estado bastante pésimo). La policía hace acto de presencia llamada por la asociación de vecinos, en principio, y por la APA del colegio situado en esta barriada (un colegio de primaria) que ven como sus hijos van al colegio entre traficantes, yonquis y policías y recogen firmas para que una dotación policial esté presente en las salidas y entradas de los niños al colegio. Unos jóvenes del barrio que ven como en el portal en el que nacieron se está vendiendo droga y que no pueden ni pasar por su calle se encaran a los traficantes y a los yonquis, rápidamente algunos gitanos que viven de siempre en esta zona se encaran también y se produce una primera concentración espontanea, ocupan la sede de la Asociación y el presidente de esta dice que va a hacer algo: se reúne con el subdelegado del gobierno. A los dos días de esta concentración, la Junta de Castilla y León (con competencias en educación) decide que los niños del colegio Pavo Real serán traslados a otro colegio del barrio en la C/Cigüeña ante el aumento del tráfico de drogas. esto provoca aún más indignación: ¿el problema es el tráfico de drogas y por eso se cambia a los niños de sitio en vez de combatir el tráfico? la pregunta se repite de boca en boca, los vecinos hablan de la presencia policial que se mantiene siempre en los coches y sólo hace controles a los viandantes y registros a los coches que pasan por esas calles (es decir, a los vecinos, sobre todo a los jóvenes). Aparecen hojas contra el ayuntamiento, los constructores y la policía a los que se acusa de cómplices y últimos beneficiarios de la droga.


4.2. Las movilizaciones.

Desde nuestra perspectiva -toda una vida en el barrio- hemos conocido diversas situaciones con el tráfico de drogas y las protestas vecinales. Las primeras protestas realizadas por el colectivo difuso jóvenes descontentos se remontan al año 2000, una concentración contra la miseria y la presencia policial atosigante en el barrio en la que unos 30 o 40 concentrados desplegaron pancartas contra la policía (Menos Policía, Más Cultura; Basta de cacheos, policía no). Estas movilizaciones se debían a los constantes cacheos a jóvenes del barrio y las continuas multas por tenencia de hachis. La siguiente protesta fue una concentración contra la miseria de nuestro entorno y la ausencia de cualquier tipo de centro social (ni cívico siquiera) y otras carencias culturales y de espacio. Fue una protesta centrada en la marginación de los barrios proletarios. En dicha acción se colgó una pancarta en el túnel de Pajarillos en la que se leía “Trabaja, consume, muere”.

Posteriormente, se participó de diversas formas en las protestas contra la forma en que el ayuntamiento estaba gestionando los realojos y la desaparición del poblado. Hubo una manifestación de 1000 vecinos en la que se repartieron multitud de hojas y en la que se sacó una pancarta en la que se leía “Las razas no nos separan, nos separa la clase social”.
En el barrio, hace tiempo, un pequeño grupo de jóvenes iniciamos una revistilla llamada “Levantar el vuelo” para difundir lo que nos parecía oportuno e implicarnos en las luchas barriales de una forma autónoma. El boletín se firma como “algunos jóvenes del barrio pajarillos”. Se han realizado desde su inicio 12 números con una periodicidad variable. El primer número explicó lo que era el F.M.I y esas mafias justo antes de la protesta de Praga. El 2º número fue sobre el trabajo. El 3º contra la policía, con textos sobre la policía 2000 y denuncias fotográficas de cacheos ilegales en el barrio. El 4º fue sobre la vivienda y la okupación, que coincidió con el desalojo de una vivienda recién okupada en el barrio de las Delicias. El 5º fueron textos de mujeres, sobre la liberación humana genérica y antipatriarcal. El sexto fue un solo texto que se repartió con ocasión del acojonamiento del alcalde del P.P. (la situación: el alcalde tenía que venir a un concejo abierto a Pajarillos y San Isidro, pero en el último momento se cagó y no vino; cerca de 1000 vecinos se reunieron en asamblea en la calle en la que se repartieron todas las hojas con un análisis de los diversos problemas del barrio). El séptimo número estaba formado por un solo texto (“Quien te crees que eres”) y un despotrinque del maquetador al que dejamos solo con ese número.

Los posteriores números han dejado el carácter monográfico para centrarse en publicar análisis de los actuales problemas del barrio así como de los distintos movimientos vecinales y barriales que ha habido en los últimos tiempos en Valladolid. Y así llegamos a febrero del 2003: inicio del movimiento vecinal.

La formación de organizaciones propias y autónomas en barrios o curros es un hecho más que posible, real. El análisis práctico de los conflictos actuales y de los hechos históricos arroja luz sobre las dificultades de que estas formas de organización se conviertan en organizaciones revolucionarias de clase.

En Valladolid, como ejemplo, se formó una asamblea de vecinos del barrio de Pajarillos a partir de las incipientes luchas contra el narcotráfico. Vemos, desde dentro, este movimiento. Varias voces individuales –de vario signo también- comienzan a alzarse contra la creciente proliferación de tráfico de drogas en una zona determinada del barrio. Jóvenes y mayores se ven afectados por esta situación. Hay que repetir una vez más, que el grueso de la población del barrio es proletario y, en ciertos grupos, en esa rara línea que separa al proletariado de sus márgenes, lumpen proletariado por un lado, pequeña burguesía comerciante y afines por otro. En este contexto, en el que los ataques por parte de los cuerpos represivos son constantes: en torno a 20.000 registros individuales, 10000 vehículos, más de un millar de aprehensiones de drogas o armas, medio centenar largo de detenidos por tráfico de droga, una treintena de vecinos multados con cantidades entre 600 y 2500 euros por cortar calles, insultar a la policía, dos vecinos condenados a penas de cárcel por resistencia a la autoridad, etc.

La chispa prende en forma de manifestaciones ilegales, numerosas, contundentes (violentas en sí, por la negación de ley y orden que generan). Empecemos por “un principio”.

Un buen día, un grupo de dos centenares de vecinos de etnia gitana se juntan en la citada zona. Tras esta manifestación "espontánea" (que, bien mirada, no lo es tanto), se dirigen a la sede de la Asociación de Vecinos. No pasemos de largo estos primeros pasos: las condiciones objetivas de supervivencia se hacen más difíciles, un grupo que se reconoce como tal (todos sabemos del sentimiento colectivo de los gitanos) decide protestar. ¿Cómo lo hace? Primero, mediante un acto colectivo ilegal -medida de fuerza-; segundo, acudiendo al representante de las instituciones más cercano. La respuesta de la Asociación es evidente: "hablaremos con los responsables". Todo podía, perfectamente, haberse quedado aquí.

A raíz de estos hechos (denuncias individuales y movilización gitana) un grupo disperso de gente "con conciencia de clase" asume el conflicto como propio y decide realizar acciones en torno a esta problemática. Primero: se convoca una concentración junto al lugar donde se trafica. Segundo: se inician determinadas acciones de propaganda encaminadas a difundir la verdadera realidad del conflicto (la no separación de lo económico y lo político, dijéramos).

Como ejemplo un Panfleto repartido en las semanas previas a la primera concentración:

AYUNTAMIENTO, CONSTRUCTORES Y POLICÍAS = TRAFICANTES.


El nuevo punto de venta de droga existente en el barrio (junto al Colegio Pavo Real) es un ataque a nuestra forma de vida en el barrio y a toda nuestra gente.
El ayuntamiento ha realojado en esa zona a varios camellos del antiguo Poblao.
Al igual que sucede en las Viudas (en las Delicias) las constructoras con el apoyo del ayuntamiento están comprando estas casas para tirarlas y construir nuevos pisos.
La venta de droga es un hecho. La policía no sólo lo sabe sino que protege a los camellos y a los yonquis en vez de a los vecinos. Cuando un policía hace la vista gorda ante este tipo de hechos está siendo cómplice de la destrucción de nuestro barrio y de muchas familias y chavales que se ven envueltos en la mierda de la droga.
¿Qué es entonces lo que ocurre? Los camellos y yonquis hacen el juego sucio a los constructores: devalúan la zona, echan a los vecinos, obligan a cerrar comercios... Los constructores compran los terrenos y construyen pisos nuevos que venderán bien caros (nosotros seguro que no podremos comprarlos). Y la policía y el ayuntamiento hacen el juego a la especulación: la apoyan, la encubren y sacan tajada tanto del negocio de la droga como de la recalificación y venta del suelo.
VECINO, VECINA, LUCHA POR LO NUESTRO. DESENMASCAREMOS A LOS VERDADEROS CULPABLES Y BENEFICIARIOS DE LA DROGA.
Estos hechos producen un inmediato resultado por parte de los aliados de la burguesía: la asociación de vecinos dice que no comparte la iniciativa y que es una barbaridad porque va a haber tiros y la hostia; la prensa magnifica la aparición de unas pintadas contra el ayuntamiento, la policía y las constructoras por su relación con la gentrificación y la especulación inmobiliaria mediante el recurso del tráfico de drogas.
En algunas zonas del barrio, desde los primeros realojos se está produciendo una huida soterrada, las viviendas están pasando a manos de constructoras e inmobiliarias. Los precios, frente a lo que ocurre en la mayor parte de nuestras ciudades, se estancan e incluso bajan sus precios (Interviú publicó una noticia sobre el tema de Pajarillos en la que decía que era uno de los pocos barrios del Estado español donde los pisos bajaban en vez de subir. )
A raíz de estos hechos, el colectivo se encuentra en una disyuntiva: realizar la protesta "con los cuatro amigos" o suavizar la convocatoria que les tildaba, de antemano, de violentos mediante un nuevo comunicado a los vecinos. La segunda opción es la que se decide: se realiza un nuevo cartel del que se pegan 500 copias la mañana y la tarde antes de la concentración y se organiza un sistema de contacto, información y seguridad para nosotros mismos, por lo que pudiera pasar. Esta iniciativa contrarresta la acción de la asociación y de la prensa: 1000 vecinos se reúnen en la concentración apoyando a los jóvenes convocantes y presentando, en diversos aspectos, posturas más radicalizadas que ellos mismos. Este es el segundo movimiento del conflicto. Hay que reseñar que en esta momento el enfrentamiento es rehuido por todos (manifestantes, policía, “resto”).
Tras esto, la asociación y la prensa reculan: la asociación convoca una "asamblea informativa" sobre el problema y la prensa llama “vecinos” a los que el día antes denominaba "jóvenes contra todo y contra todos". Es interesante esta maniobra porque demuestra su capacidad camaleónica de adaptarse a las circunstancias y de tensar la cuerda "sólo lo necesario", como forma de provocar que la masa social no se reconozca en las intenciones, actos e ideas de los revolucionarios. Pero su maniobra tuvo un escaso éxito en lo que se refiere a ponerse “en cabeza” del movimiento. En dicha asamblea se señala públicamente a la asociación como una de las causas importantes de la situación. Se convoca una nueva concentración el día que dicen los jóvenes (el martes) y no el viernes que decía la asociación. Se decidió el “martes” porque no hay nada que hacer en martes. Hoy por hoy, para los vecinos y vecinas la manifa del martes es todo un evento. Para toda la ciudad, el martes es el día H: a Pajarillos no se puede ir ese día con el coche.
La concentración convocada se realiza y se decide convocar una nueva asamblea en fecha posterior a la concentración. Media hora antes de la concentración, un grupo de asociados y simpatizantes se presentan con una pancarta en la que pone “droga no” y dicen que ellos han legalizado la concentración y que no se van a mover de allí. Los vecinos arrancan por su cuenta dejando tirada a la Asociación (que se queda con 39 personas allí parada) y siguiendo la pancarta que portan los jóvenes. Por primera vez, el barrio funcionó autónomamente dejando de delegar en sus supuestos representantes. Este avance todavía hoy da frutos y posibilita una cierta libertad de acción.
El miércoles, casi mil vecinos se reúnen en asamblea, rodeados por un dispositivo policial de cagarse (varias furgonetas antidisturbios y policías con peloteras, etc.). Lo que en principio hubiera sido una asamblea informativa de la asociación pronto se convierte en otra cosa. Los vecinos acusan a la misma de no hacer nada y de echar mierda contra los jóvenes que son quienes se están moviendo. El 80 % de la asamblea apoya las propuestas de los jóvenes y sus movilizaciones. La asociación en un intento desesperado por controlar la situación propone una concentración pacífica unitaria el viernes de esa semana. Los vecinos dicen que el martes que es lo que se ha decidido en la calle en la anterior concentración. Mientras el presidente de la asociación se mofa del comunicado leído por un chaval que se cortaba por la presencia de tanta gente, los vecinos aplauden casi al completo su lectura. Las acusaciones contra la asociación se repiten desde muy diversos ángulos. Muchos vecinos toman la palabra y salen de la asamblea sintiendo que los políticos les quieren vender pero que la asamblea es el órgano de decisión del barrio y de control sobre esos políticos. La asociación tiene que ceder y seguir el ritmo de las protestas por miedo a verse todavía más hundida: no pueden dejar de hacer su papel.


La siguiente concentración es un éxito de nuevo, con el doble de asistencia que la anterior. La propuesta de realizar una asamblea de los jóvenes ha sido recogida por la asociación (si la hacen ellos no se quedan fuera). Algunos vecinos dicen que hay que echar a su presidente, otros apoyan pero dicen que tiene que haber unión sobre el tema del tráfico de drogas para hacer verdadera fuerza. En esta segunda concentración (manifestación no legalizada por muchas calles del barrio) se decide de boca en boca que una de las próximas concentraciones termine en el ayuntamiento, para plantear el problema a toda la ciudad. Los cánticos más coreados fueron: convivencia sí, traficantes no; pueblo unido jamás será vencido, policía sobornada droga asegurada, alcalde cornudo te lo metes por el culo, alcalde fascista tú eres el racista, alcalde cabrón llevalos a tu rincón, esto nos pasa por un alcalde facha, justicia social, etc. Algunas señoras gritaban drogas no, mientras la cabecera de la manifestación (vecinos, payos y gitanos) portaba una pancarta en la que se leía: “si son enfermos que lo venda la farmacia” (v. Anexo, foto 2).
A partir de aquí, hemos luchado (y seguimos luchando) por que esta movilización popular profundice cada vez más en la desigualdad (la sociedad de clases), la especulación (droga-degradación-construcción), la crítica de la política (el ayuntamiento, pero también la asociación de vecinos y los partidos de izquierda que la mediocontrolan). Nuestra posición de “retaguardia” tras la retirada de la coordinadora parte de la propia lógica de nuestra lucha.


4.3. Posición de las asociaciones de vecinos y demás entidades del barrio.

En Pajarillos existen varias agrupaciones y asociaciones que están teniendo que ver en las protestas (o que podrían tener que ver en su futuro):

La Asociación de vecinos “La Unión” sería la asociación de vecinos del barrio pero su representación no es mayoritaria (400 vecinos sobre 25.000). El gran problema de la misma (a parte de la función de controlar las protestas que todas las asociaciones de vecinos suelen tener) es que tiene muy poca legitimidad porque ha estado comandada por un intolerante que lleva 22 años de presidente y todo el mundo ha visto como en estos 22 años no se ha hecho nada bueno por el barrio. La Asociación de vecinos en los años 90 estaba controlada por I.U., en la actualidad la presidenta, Mª José Larena es candidata de IU, pero no hay que olvidar tampoco la presencia de familiares de policías y jubilados. Como muestra un botón:

"Panfleto repartido en la concentración del 18 de febrero.
La Asociación de Vecinos se autoproclama como organizadora de las concentraciones contra el narcotráfico (cuando todos sabemos de dónde han salido y cómo las han atacado en un primer momento). Lo último es de traca: sacan carteles convocando a la concentración (algo legítimo) con el lema “Di no a la droga”. PUES NO SEÑOR. Lo que se está diciendo desde un principio es “NO A LA MIERDA que estamos viviendo, no al tráfico de drogas en nuestras calles, no a la presencia policial masiva y atosigante que cachea e intimida a los vecinos y vecinas, no a la destrucción de nuestro barrio utilizando la ilegalidad de la droga para marginar, no a la especulación salvaje con nuestras vidas y nuestras casas, no a la criminalización de todo un pueblo.
Lo que no se puede permitir ni tolerar es que la gente que vive en las casas de la barriada del 29 de octubre tenga que vender sus casas por 3 millones de pesetas (¿dónde te vas a meter en un piso con eso?). Lo que no se puede aguantar es la prepotencia de una policía que cachea a vecinos y “controla” a los yonquis y a los traficantes sin intervenir e ningún momento (eso sí, te pueden vaciar el coche en cualquier momento o pararte por menos que canta un gallo). Lo que no se puede tolerar es una asociación (más que una asociación unos órganos directivos de la misma) que acusa a los jóvenes de ser radicales y violentos y luego se agencia las protestas como que hubiera hecho algo a parte de insultar y poner zancadillas.
Los constructores utilizan la droga para joder este barrio y sacar tajada. El ayuntamiento tiene muchos intereses inmobiliarios (y bancarios: ¿no será Caja Duero quien blanquea todo el material?). Mientras la droga sea ilegal seguirá produciendo marginación y miseria. No se trata de que la droga esté aquí o allí, se trata de normalizar el consumo y la convivencia.
Que todos los vecinos y vecinas de este barrio salgan a la calle por sí mismas, porque quieren vivir en un entorno digno. Por un barrio digno. Libres e iguales.
LA DROGA A LA DROGUERÍA.CONVIVENCIA SÍ, TRAFICANTES NO.
pueblo unido funciona sin partido."

La asociación gitana “La Esperanza” tiene gran peso y está formada por todas las familias de determinados clanes (en Valladolid hay tres patriarcas y cada uno domina una zona, en Pajarillos vive uno de ellos). Su implicación en las protestas es menor, aunque fueron los que iniciaron la primera concentración espontánea y han dado verbalmente su apoyo a la protesta. Pero existen problemas de miedos y amenazas entre clanes que controlan la droga y los que no quieren verse envueltos en eso y sí seguir viviendo donde lo llevan haciendo años. El racismo, uno de los problemas mayores que una protesta como la presente puede engendrar, no ha aparecido en ningún momento (aunque en algunos vecinos está latente). Uno de los cánticos de la última concentración fue: “alcalde fascista, tú eres el racista”.

La Coordinadora contra el narcotráfico surge a raíz de las primeras asambleas que se organizaron al hilo de las concentraciones y manifestaciones. Esta fundamentalmente formada por vecinas y vecinos del barrio y cuenta con gran respaldo pues su base es lo que queda de la asamblea del barrio en la que se dio continuidad a las movilizaciones promovidas desde los descontentos. La fracción con más fuerza en ella (debido a nuestra salida y al abandono de los antiprohibicionistas) es la que apoya la Izquierda Castellana.
Las Asociaciones de Padres de Alumnos (hay tres institutos en Pajarillos y tres colegios públicos) que en principio se están implicando en las protestas en contra del plantemiento de la Asociación y apoyando nuestras iniciativas. Es claro que su apoyo está condicionado al tema exclusivo del narcotráfico por el momento, pero podrían apoyar iniciativas sociales.

A estas asociaciones hay que sumar la Agrupación de sordos (bastante buena gente que colabora a su manera), el CEAS (una mierda), etc. Y, aunque no están exactamente en el barrio, hay que tener en cuenta a la Asociación de Vecinos de San Isidro (independentistas dentro del barrio: provocan división), la Asociación de Vecinos de Pilarica (claramente a favor de movilizaciones, pero sólo pacíficas y legales, y en contra, desde hace años, de “La Unión”). También es importante reseñar la existencia en Pilarica de un local de ACLAD (ayuda a drogodependientes, prostitutas, etc., que hacen una labor integradora importante).

Otro punto a reseñar son los dos Centros Sociales que ha habido en Pajarillos hasta el momento. En primer lugar estuvo el local de Cannabicum (asociación antiprohibicionista) y Por los Suelos (malabaristas). En este local se han movido multitud de multas por tenencia ilícita de hachis de las efectuadas en el barrio, por lo que la mayor parte de la juventud de este barrio sabe lo que es la droga y quién se beneficia de ella. También desde aquí se participó en protestas del barrio, fiestas y actos culturales, así como se apoyó las concentraciones primeras de los descontentos. En la actualidad, este centro se ha trasladado al barrio de las Delicias (también en la Zona Este). El segundo centro social fue el centro Social de la Polilla (en San Isidro) desde el que se ha venido realizando una importante labor de difusión en el barrio en torno al FIES y la situación de los presos en lucha, contra el capital-estado, por la unidad y la autonomía obrera, contra los centros de menores, contra la represión, etc. Hay que decir que desde el local se han repartido multitud de hojas de propaganda variada por el barrio, carteles, y otros muchos medios de propaganda y acción. Esto, así como la libre iniciativa de los chavales del barrio (el barrio con más subversivos por metro cuadrado seguramente), han hecho de Pajarillos y a pesar de los eficientes servicios de limpieza del ayuntamiento, el barrio con más pintadas, carteles y pegatinas políticas de la ciudad y uno de los más implicados en las movilizaciones obreras y populares.

A esto hay que sumar la existencia de bares afines en alguno de los cuales se han realizado charlas, videos, conciertos, actuaciones, etc., sobre diversos temas: charla-presentación de un libro sobre okupación (tras la que se intentó okupar un local en el barrio sin lograrlo y de la que surgió en otra parte la actual okupación que hay en Valladolid que lleva alrededor de 3 años ocupada y se llama “La Casa”), charlas contra el TAV, asambleas contra la represión, charla sobre las cárceles de menores, etc.

Hoy por hoy, no existe Centro Social y el mítico bar el Bierzo cerró con lo que los descontentos y afines ya trabajamos en nuevos espacios.



4.4. Ayuntamiento. Constructoras. Policía.

“La mejora en la distribución del espacio viario y la recalificación del mismo (arbolado, mejora de la pavimentación, elementos de mobiliario...) tiene una fuerte repercusión en la mejora de la calidad de vida en el barrio. El objetivo no es reducir el suelo destinado al vehículo, sino garantizar una calidad mínima del espacio destinado a los peatones”. Estas son las bases sobre las que el estudio elaborado por la Universidad fundamenta la necesidad de intervenir en casi todos los viarios de Pajarillos. La realidad es muy otra, aunque en su ilusión ellos mismos se creen lo que cuentan.
Los expertos consideran necesario reorientar el Paseo de Juan Carlos I ‘hacia una vía de tráfico más moderado, que facilite las conexiones del barrio y el Centro de Equipamientos Integrado y los parques adyacentes’. Al igual que con la calle cigüeña, se propone reducir el número de carriles de circulación.

Otra de las propuestas es ensanchar y arbolar la acera edificada de la calle La Salud, una actuación ‘compatible con las propuestas sobre la futura avenida del corredor ferroviario’. La barrera como se puede ver se mantendrá sean cual sean las circunstancias, pero su sentido puede ser otro. El plan está perfectamente trazado.

El estudio también se fija “en las denominadas calles de coexistencia, proponiendo intervenciones en las calles Urraca, tramos de Perdiz y Avestruz, La Esquila, Flamenco, Oca, Trepador, Anade, Estornino, Oriol, las dos calles patio existentes entre Pelícano, Salud, Martín Pescador y Zorzal, así como Rincón de Esgueva”. Esto es sólo una muestra de la profunda modificación que los expertos anhelan y que el ayuntamiento ha venido a corroborar recientemente planteando el derribo escalonado de parte del barrio (v. Anexo, foto 1) siguiendo experiencias similares como la realizada en Baracaldo.

A la mayoría de la gente nos gusta nuestro bario aunque veamos miles de defectos y lo que nadie quiere es lo que ya está pasando: obras en las calles del barrio, pisos que se cierran, pisos que caen, pisos que se levantan, obras en las salidas del barrio, sensación de provisionalidad y aislamiento colectivo y generalizado, etc.

Hay que tener claro un principio en lo que respecta a este tipo de modificaciones urbanísticas: se debe luchar con todos nuestros medios contra medidas que vayan encaminadas a mejorar el control social (intervenciones para facilitar el trabajo policial y de control urbano) y aquellas que sirvan, exclusivamente, para que las constructoras engorden sus bolsillos (ponen toda la calle de árboles pero a la vez tiran manzanas de pisos para construir pisos nuevos).


4.5. Algunas prácticas interesantes:

Se han producido infinidad de actos de protesta en estos tres años, algunas más interesantes, otras menos, ahí va una muestra:

+ lo primero que hay que destacar es que mediante la convocatoria de la primera concentración iniciamos una práctica constante de manifestaciones ilegales que hoy en día se mantiene. Las manifestaciones se iniciaban sin recorrido predeterminado y daban mil vueltas que descolocaban la acción policial, con cortes de calles continuos sin que la policía pudiera preparar un dispositivo para desviar el tráfico. Esto fue posible porque las primeras manifestaciones (de entre 800 y 2000 personas) forjaron una práctica de ilegalidad masiva.

+ manifestaciones al centro de la ciudad de 8000 o 10000 personas.

+ pintadas contundentes (policía, ayuntamiento, constructores = traficantes), pegatinas explicitas (se vende cocaína. tlf. 091), propaganda escrita constante en los actos de los vecinos, con posiciones revolucionarias suficientemente claras, buzoneo habitual, carteleo, etc...
+ actos de solidaridad de otros colectivos dentro y fuera del barrio como saltos contra la especulación, ataques a entidades del capital, como Caja Duero y Caja España que manejan parte del cotarro financiero de la zona, etc.
+ boicot a los actos municipales que se han producido en el barrio con iniciativas de los vecinos de muchos tipos.
+ protestas más o menos imaginativas como “cabalgata de reyes sin camellos ni reyes”, protestas en el pregón de fiestas, en la inauguración de la Seminci, en la Audiencia Nacional, en el Congreso de los Diputados... ya sabéis que a los vecinos les gusta hacer turismo.
+ una huelga general de 3 horas en el barrio contra el narcotráfico, la corrupción y la especulación con un 90 % de seguimiento y una gran actividad de todo el vecindario.
Hay otras muchas prácticas, pero sólo reseñamos las más interesantes, como ejemplo.

4. La situación actual (2006).

En los últimos dos años las manifestaciones contra el narcotráfico, la especulación y la corrupción han sido constantes: una manifestación semanal (todos los martes) y manifestaciones nocturnas quincenales dos viernes de cada mes. Esta movilización popular surgió como ya hemos dicho de la iniciativa de grupos autónomos juveniles. Pronto se organizó una asamblea del barrio.
“El tema de pajarillos se está complicando enormemente” (concejal del PP en Valladolid). El tema de Pajarillos está complicado desde el principio. La corrupción política (el ayuntamiento está dirigido por Javier León de la Riva, del PP), policial y judicial (juzgado Nº 5 de Valladolid) es la clave de esta “complicación”. La especulación y la construcción es el engranaje de todo este tinglado: Corsam.Corviam, FCC, Parquesol, Diurna, Dragados-Zarzuela, Ferrovial-Agroman, Urvalsa (Ceigrup), Teconsa-Proinsa, Covipro, etc...
En las últimas semanas se ha producido el juicio contra una docena de miembros del “clan de los Monchines”: la cara pública del clan de la droga en Valladolid y Castilla y León (puesto que Valladolid distribuye al resto en lo que a cocaína y heroína se refiere). Este juicio ha dictaminado penas de prisión para todos ellos. Como dicen en mi barrio “en lo que tal” ya se han fugado en masa. Hoy mismo (viernes 29 de abril) se ha producido un registro en casa de otros cuatro familiares del dicho clan: nuevas aprensiones de droga. ¿Y adónde nos lleva todo esto?

A ningún lado: la policía está haciendo muy bien su papel, persigue a los que mueven fardos y menudean pero en su propio seno se esconde la gangrena más despreciable. O como rezan unos hermosos adhesivos que se ven por ahí: “Se vende cocaína: tlf. 091”.
Y en estas estamos.


Lxs desconcentxs de Pajarillos y Sin Isidro queremos denunciar la complicidad de la policía, los jueces, los constructores y los narcotraficantes en la marginación y el exterminio de la vida comunitaria en el barrio, sin olvidar otras zonas de la Zona Este como las Viudas en el Barrio de las Delicias donde se está reproduciendo la situación.

Lxs descontentos gritamos que la cárcel no es la solución a ningún problema y que la única solución posible pasa por la guerra social y de clases contra todos los rostros de la burguesía. Los vecinos continúan con sus movilizaciones. Nosotros seguimos con las nuestras.

En una de las veladas de los viernes (27 de julio) se produjeron algunos incidentes con Monchines y con toxicómanos. En la posterior asamblea realizada el 7 de agosto, 200 personas convocadas por la Coordinadora contra el Narcotráfico de Pajarillos decidieron rechazar a aquellas personas que se metan con los toxicómanos e intentar evitar problemas de ese tipo, así mismo se ratifican en la medida: cada dos viernes se concentrarán de 20’00 a 3’00 para cortar el tráfico de drogas. Esto provoca el masivo traslado (temporal) del tráfico de drogas a las Viudas en las Delicias., Ante la presión vecinal el poder acelera el proceso de degradación en otras zonas. Utiliza lo que le jode para lo que le conviene.

Por otro lado, la Coordinadora pretende personarse como acusación particular en el juicio contra los Monchines -la familia más conocida de traficantes de Valladolid- para lo que necesitan 24.000 euros. La coordinadora pretende sacarlo de la buena voluntad de la gente (con bonos). Parece algo imposible pero ya veremos como sigue la historia.

Se han colgado por Pajarillos los carteles que ha realizado para los balcones la Coordinadora con el lema de siempre: “Convivencia sí, traficantes no” en un círculo como una chapa y en el medio “Pajarillos”. En alguna zona del barrio hay muchos, en otras unos pocos y en otras ninguno.

El problema, de un conflicto como este al que queremos servir como ejemplo, reside en provocar un conflicto que nosotros / vosotros no vamos a poder / querer gestionar, o que va a tener una continuidad en el tiempo (todo el tiempo) y nosotros / vosotros sólo vamos a poder incidir en momentos precisos y puntuales.

Este es el problema. La solución no es no hacer nada. Esto es dejar el problema como está. Lo que hay que plantearse es, en esta situación, por dónde abordar el problema.
La experiencia de Pajarillos demuestra: los vecinos no han sido capaces de lograr la autonomía suficiente. Han vuelto a delegar cuando lo tenían todo en sus manos. Y lo curioso del caso es que sin darnos cuenta nosotros mismos rompimos el delegacionismo pero también, de otra forma [forma asamblea] lo estábamos creando al mismo tiempo. Las condiciones reales de comunicación horizontal no se han dado en la asamblea sino en la calle, en las manifestaciones sin permisos de cada martes. Esa ilegalidad de masas genera las condiciones para la comunicación.
En otro punto: los diversos partidos, sindicatos y organizaciones del capital-estado en general tienen perfectamente trazados sus posibles papales (no sólo tienen uno, sino que tienen ‘uno para cada ocasión’). No hay ningún esquema pero es así. Entre todas ellas se consigue aunar toda forma de reivindicación, petición, etc., de tal modo que parece que lo que uno pide es lo que ellos piden. Es decir, no por repetido menos sabido y menos cierto: “la reivindicación es un elemento recuperador hasta en sus contenidos más radicales”. En conflictos puntuales en los que las reivindicaciones, inevitablemente, son parciales, no queda otra opción que:
a) negar la reivindicación por el absurdo desde el primer momento hasta el último (ej. Manifestación contra todos... y luego una lista de la hostia con todas las cosas que se quieran añadir)
b) plantear reivindicaciones a dos niveles: unas asumibles y otras imposibles salvo por una revolución social (ej. “que se vayan los cuerpos represivos de Pajarillos y que cese la especulación urbanística”).
Los ejemplos no nos parecen demasiado buenos pero las conclusiones sí. Es la forma de que incluso en la reforma se sienta la revolución, y de que la reforma definitiva y necesaria se identifique con la revolución social.
Por otro lado: conviene demostrar coherencia de actuación y discurso con los que se habla y a los que se habla en la calle y en las movilizaciones. Cuando nosotros planteamos la primera concentración éramos coherentes, cuando ahora decidimos no continuar apoyando a la coordinadora lo hacemos en los mismos términos. Que algunos de nosotros vayan o no por otros motivos no significa que el discurso y el movimiento que generemos potencie esa coherencia implícita. Los partidos que ahora están recuperando la situación (Izquierda Castellana) después tendrán que apechugar con las consecuencias. Se les acaba la coherencia lo que provocará inevitablemente una ruptura con ellos.

5. Nuestra posición:
La labor de agitación en los barrios proletarios se demuestra cada día más imprescindible.
La reordenación del capitalismo en décadas pasadas ha significado la fragmentación de la fábrica y, como resultado de la misma, la extensión de la proletarización anunciada por La sociedad del espectáculo: el urbanismo, y todo lo que su expansión a todos los niveles conlleva, provocan la proletarización del espacio urbano. 
La geografía urbana se ha convertido en el más claro exponente de la dominación capitalista en nuestros días. Las grandes avenidas, las vías férreas, los muros y otras muchas “fronteras físicas” llevan a crear una situación de división de las ciudades en barrios y zonas con su finalidad claramente delimitada (zona comercial, zona residencial, barrio dormitorio, barrio pobre). En este sentido, la lucha en los barrios proletarios deja de enmarcarse en las típicas luchas sectoriales por los derechos sociales o la mejora de las condiciones de supervivencia para centrarse en la lucha contra la proletarización del espacio y el resultado, más que visible, de la dominación sobre nuestros lugares de vida, tránsito, reunión, paseo, etc. Nuestros barrios son estercoleros de la historia.

La problemática de los barrios, de este modo, tiende a centrarse en las más que diversas formas de la guerra capitalista contra el proletariado: desde la destrucción de casas y barrios enteros (como la destrucción de La Punta en la década pasada), a la expulsión de los sectores más desfavorecidos “cada día un poco más lejos” del centro de la urbe (“y sobre todo que los obreros no lleguen al centro de la ciudad, que se pudran de desesperación e impotencia en sus suburbios”), hasta la venta masiva de droga como método de bajar o subir los precios del suelo al libre antojo de los poderosos... (este es el ejemplo que estamos viviendo en Pajarillos, Valladolid, y en tantos barrios de Madrid y otras ciudades) son variadas las formas que adquiere la guerra capitalista en los barrios en los que, obligatoriamente, tenemos que sobrevivir.

En este sentido (el análisis realizado sólo apunta unas breves líneas que deben ser desarrolladas por extenso), la agitación y la propaganda de las minorías proletarias debe ir encaminada a “centrar los conflictos puntuales y los ataques de cualquier tipo en la lógica de la guerra capitalista y de la lucha de clases”. Cualquier conflicto puntual que ocurre en un barrio es un reflejo de la lucha de clases como cualquier respuesta a esta situación que en los barrios se produzca es un reflejo del rechazo de la totalidad.

Los métodos para extender nuestra idea son muchos, y es de esto de lo que quizás debamos hablar más largo y tendido con los nuestros: buzoneo, reparto de hojas, pintadas, pegatinas, carteles, panfletos en los parabrisas de los coches, mensajes en los periódicos de los bares, propaganda en los centros cívicos, pintadas en los suelos de las calles, en las aceras, pancartas en las carreteras y túneles, .... miles de formas que puede adquirir la propaganda. La labor de propaganda además de generar unos contenidos y extender nuestras ideas, posibilita la creación de un ambiente social en el que se desarrolla nuestra vida. No es lo mismo crecer en un barrio con grandes avenidas limpias y cientos de policías que en un barrio con calles estrechas y miles de pintadas contra la policía. En esta dirección, la propaganda debe ser constante. Más importante que las grandes “hazañas” son los hechos cotidianos que se repiten todos los días, la propaganda que generaliza, día a día, la imagen del conflicto real en nuestro entorno. La agitación debe acompañarse de todas estas formas y de las propias de la agitación armada[1] y proletaria: hay que extender el conflicto, hay que romper cuando la rotura se entiende, hay que reventar cuando todo el mundo quiere reventar lo mismo que nosotros. No debemos perder nunca de vista la necesidad de situar las acciones en el conflicto. Es esta seguramente la mejor manera de que nuestras acciones no caigan en saco roto.


Descontentxs de Pajarillos y San Isidro (Valladolid)


[1] La simplificación lucha armadista ha llevado a confundir “agitación armada” con armas de fuego y explosivos. Es evidente que las armas para luchar son miles y que todas deben ser utilizadas en la medida en que sean necesarias.

Por el combate en el ámbito laboral

SOLIDARIOS DE LA SANIDAD PÚBLICA

De la memoria reciente de la lucha de clases

Valladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.

si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com

















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