Recopilación de TEXTOS
CONTRA EL SOTERRAMIENTO
Esta recopilación demuestra las claves del rechazo al proyecto especulativo del soterramiento en Valladolid y las diversas posiciones de los grupos políticos y de interés, que demuestran que nadie, o casi nadie, se ha preocupado y se preocupa realmente por la situación de los vecinos de los barrios de la Zona Este.
Frente a quienes quieren gastar MILLONES DE EUROS para “coser” la ciudad con cemento y hormigón, nosotros defendemos el uso del dinero público para cubrir las necesidades básicas (salud, educación, trabajo, servicios sociales), para ayudar a los más desfavorecidos y a la clase trabajadora que peor lo pasa.
Frente al CAPITALISMO SALVAJE, la comunidad, la solidaridad, el apoyo mutuo.
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Textos CONTRA EL SOTERRAMIENTO by Valladolor
Anarquistas y Radicales contra el canibalismo social en Grecia
"En lo que respecta a las prácticas concretas, el dossier nos aporta una descripción de acciones que forman parte del repertorio de la lucha de los compañeros, como marchas y concentraciones contra las bandas de traficantes, el ataque y ajusticiamiento de algunos mafiosos, la ocupación de espacios públicos en base a estructuras autoorganizadas que resuelven necesidades de la población, tales como comedores populares, centros de salud y centros sociales, actividades infantiles y ocupaciones habitacionales, y la articulación entre las organizaciones que levantan estas múltiples instancias.
Estas acciones se desarrollan en una dirección que apunta en el mismo sentido de la propuesta de seis ejes que realizamos y demuestran la factibilidad de algunas. Sin embargo, existen limitaciones en la capacidad de acción local, como el hecho de que se puede eliminar el tráfico de un territorio, pero ante la vacancia de un nicho de negocio, otro traficante llega al mismo sector, y pareciera que es un problema de nunca acabar.
A pesar de todo, este libro nos llama a la acción y a no desanimarnos, a desarrollar y articular nuestra fuerza para enfrentar formas de dominación. Ante la resignación e impotencia que nos puede llevar a considerar cualquier cambio como un imposible, el llamado es a fortalecer la confianza y el compromiso en nosotros mismos y en nuestros compañeros".
Contacto:
> https://www.facebook.com/people/Editorial-Pensamiento-y-Batalla/100063545792315/
Más info:
Anarquistas-y-radicales-en-... by Valladolor
“AQUÍ Y AHORA”,
periódico anarquista del barrio (de Aluche y Carabanchel)
Esta publicación pretende generar debate y opinión dentro de los barrios
de Aluche y Carabanchel desde una perspectiva anarquista. Quiere ser un
órgano de difusión de temas de actualidad (en su mayoría) que tienen
relación con nuestro día a día, siempre desde una perspectiva crítica
para salir de las posturas que nos imponen los medios de comunicación
oficiales. Se aspira a poder contar las historias desde el otro lado,
desde el lado de los que no tienen un hueco en los medios de
comunicación mayoritarios. Con mucha ilusión se espera que cumpla con su
labor difusora y de creación de debates enriquecedores y
transformadores.
En este primer número presentamos estos artículos tan actuales
precisamente con la intención de aprovechar estas preocupaciones
sociales del momento, porque son temas que nos afectan en nuestros
barrios y se pretende darles luz con una connotación de antagonismo,
análisis, crítica y posicionamiento. Sobretodo esto último en un momento
en el que se han eliminado casi por completo todos los ideales y las
reivindicaciones políticas de las que somos herederos y se ha sustituido
por un “apoliticismo” un tanto extraño. Sin miedo a tomar postura
alguna, con el espíritu de cuestionar todo aquello que nos hacen creer y
con ganas de ponerlo en práctica.
Nº1 / Abril 2018 / 1.000 ejemplares / Trimestral / Gratuito
Sumario:
1.- La problemática social de las casas de apuestas
2.- Cárceles, C.I.E.S.s, redadas y fronteras
3.- “Narcopisos”, tráfico y consumo: la droga como control social
4.- Lavapiés fuego amigo: la tragedia de morir perseguido por la policía
Anexo: Anarquistas… … ¿Y eso de qué va?
Noticias breves / Convocatorias / Recomendaciones / Proyectos de la zona
Puntos de distribución fijos:
- Local Anarquista Motín, C/ Matilde Hernández, 47
- Casa Auto-gestionada del Barrio de Aluche, C/ Quero, 37
- Ateneo Libertario de Carabanchel, 2ª planta del Centro Social Okupado
“EKO”, C/ Ánade, 10
Otros puntos de distribución:
- En los metros de Aluche, Carabanchel, Oporto y Vista Alegre
principalmente
- En centros culturales, bibliotecas y demás espacios públicos
Si quieres distribuir, sugerir, aportar o contactar:
aquí y_ahora@riseup.net
Publicación especial sobre la sentencia del juicio de Gamonal
BARRIOS VIVOS, BARRIOS COMBATIVOS
Presentación del libro Gamonal la historia desde abajo

Los autores del libro Gamonal la historia desde abajo, Marcos Erro y José Medina, presentan su obra este viernes día 10 a las 20:00 horas en el Café Beluga de la capital vallisoletana. A su vez, estarán acompañados del profesor de Filosofía y procurador en Cortes José Sarrión, en un acto que coincide con la celebración del macroproceso judicial, en el que se juzgan a doce jóvenes del barrio por la movilización de enero de 2014 que consiguió frenar la obra del Bulevar en la calle Vitoria.
El texto explica cómo una pequeña localidad rural a las puertas de una capital de provincia se ha convertido en un barrio obrero que ha sido escenario de destacados conflictos sociales. El libro recorre, entre otros aspectos, los orígenes de Gamonal, cómo se llevó a cabo la anexión con Burgos, qué importancia tiene la configuración del urbanismo en la identidad del barrio, qué influencia tuvieron los conflictos laborales en la formación de la clase obrera gamonalera, cómo se obtuvieron los servicios públicos, qué particularidades tiene la cultura de barrio en Gamonal y qué ocurre en los demás barrios burgaleses.
BARRIO VIVO, BARRIO COMBATIVO:
Las tradiciones de lucha barriales, una memoria histórico-práctica
por Carlos L.L..Una reflexión sobre el presente, el pasado y el futuro de las luchas en Pajarillos y otros barrios obreros.
Cortocircuito: hacia un enfoque desde la autonomía sobre la gentrificación

Traducido por @Caliptra_ [i] a partir de “Short Circuit: towards an Anarchist Approach to Gentrificación”, de “Two Toronto Members”. Disponible en Libcom:
Definiendo el proceso
El resultado es en todas partes el mismo, cualquiera que sea el motivo invocado: las callejuelas y los callejones sin salida más escandalosos desaparecen y la burguesía se glorifica con un resultado tan grandioso; pero… callejuelas y callejones sin salida reaparecen prontamente en otra parte, y muy a menudo en lugares muy próximos.—Friedrich Engels, Contribución al problema de la vivienda [ii]
BERRI-OTXOAK
(Plataforma Contra la Exclusión Social y Por los Derechos Sociales)
www.nodo50.org/berri_otxoak
Informazio bulegoa berrietxea@nodo50.org oficina de información

Materiales de interés en torno a las protestas contra el desalojo del BANC EXPROPIAT en Gracia (BCN)
Apoyo psicosocial en momentos de tensión
Apoyo psicosocial en momentos de tensión:
https://bancexpropiatgracia.files.wordpress.com/2016/05/apoyo-psicosocial.jpg
Y otras reflexiones:
Contra el desalojo del Banc Expropiat de BCN [Texto aparecido en el libro "Cuando se señala la luna": http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/504831/index.php
Claves para entender el conflicto en las calles de Gracia: http://www.lamarea.com/2016/05/25/claves-entender-conflicto-las-calles-del-barrio-gracia/
En palabras de los propios autores: “El libro es una apuesta política por la reconstrucción de la memoria del barrio, si es que lo segundo puede hacerse sin lo primero. Es una apuesta política porque queremos que este libro funcione como una historia de los de abajo. Queremos contribuir a construir y mantener la identidad de un barrio obrero, en la creencia que sólo a través de la construcción de identidades colectivas antagonistas se producen cambios políticos de calado. Los y las de abajo corremos el riesgo de que nos cuenten a nosotros mismos lo que somos y por eso es fundamental que construyamos nuestra propia historia. Este libro pretende aportar un granito de arena para que la voz y la memoria de las personas que habitaron y habitan las calles de este barrio perdure”.

Barrio vivo, barrio combativo. Libro sobre la revuelta de Gamonal realizado por la Editorial Klinamen
La Editorial Klinamen acaba de publicar Gamonal, barrio vivo, barrio combativo, un libro en formato breve que aborda la revuelta que sacudió el barrio de Gamonal en enero de 2014.
Entre los materiales que recoge esta publicación destaca la transcripción de una entrevista radiofónica realizada a vecinos de Gamonal a la que se acompaña un texto sobre la historia de los conflictos sociales y luchas que ha vivido el barrio burgalés durante las últimas tres décadas.
Este primer libro sobre la revuelta de Gamonal está disponible ya en diversos espacios del propio barrio como el CSR Gamonal o La Biblioteca Anarquista La Maldita.
En enero de 2014, durante algo más de una semana, todas las miradas se posaron sobre el burgalés barrio de Gamonal. Sus vecinos protagonizaban un proceso de lucha contra la construcción de un bulevar sobre la antigua calle Vitoria; proyecto que supondría un gasto de 8,5 millones de euros al Ayuntamiento de la ciudad.
Más allá de las fotografías espectaculares o de los titulares alarmistas, con esta edición buscamos sortear la información y el análisis mediado acerca de lo ocurrido, dando voz a los protagonistas de aquel conflicto, y conectando la lucha contra el bulevar con la trayectoria histórica de aquel barrio.
Datos técnicos:
50 páginas
PVP: 4.00 €
La lucha de Gamonal: destellos de una vida otra

LA LUCHA DE GAMONAL: DESTELLOS DE UNA VIDA OTRA
Hace un par de años algunos nos atrevimos a vaticinar un ciclo “de contestación general a la dictadura de una economía inhumana”, dentro del cual ese revulsivo tan esperanzador como ambiguo y contradictorio, que por comodidad seguiremos llamando 15M, era “una parte más de un movimiento mucho más amplio y mucho más profundo”[1]. Si afirmamos aquello fue porque teníamos la certeza de que lo ocurrido en las plazas, aunque no consiguiese tumbar el sistema y ni siquiera lograse algún objetivo concreto, sí que logró transformar radicalmente tanto la vida cotidiana como las certezas ideológicas y las ilusiones democráticas de mucha gente. Algo cambió, pero las verdaderas transformaciones requieren de largos períodos de tiempo.
La urgencia del momento actual, en la que los recortes y la crisis económica son solo la cara más visible de una nueva vuelta de tuerca de un sistema capitalista, hace que a menudo nos pueda la impaciencia y la desesperación porque no avistamos la revuelta que traerá el mundo nuevo. Y quizás ésta nunca llegue, al menos bajo la forma en que siempre pensamos que lo haría. Y es a veces de forma inesperada, donde menos se espera, y en medio de lo que parece una oscuridad completa, que se nos presentan ráfagas de luz imprevistas. Una de ellas fue Gamonal.
Pero Gamonal no surge de la nada. Detrás se encuentran más de dos años de recortes salvajes, de reforma laboral extremista y bárbara, de descenso brutal del nivel de vida, de paro y de explotación, de corrupción y de plutocracia, de represión policial y de silenciamiento mediático, de luchas y enfrentamientos no violentos (incluyendo asaltos al Congreso), de masivas manifestaciones pacíficas, de difusión de ideas de resistencia por numerosísimos colectivos de las más diferentes ideologías, de mareas más o menos sindicalizadas y de huelgas generales muy movidas. Y por supuesto de dos años de experimentación asamblearia en barrios y pueblos tras el 15M. Y también de luchas sindicales duras. La más cercana en el tiempo fue la huelga de basureros de Madrid, sucedida sólo unos meses antes que Gamonal, que elevó el tono de la contienda presionando a las autoridades con la invasión de basura por las calles y que llegó a utilizar tácticas alejadas ya de la no-violencia. Su vago precedente fue una huelga de taxistas, en julio de 2012, también en Madrid, que acabó a golpes y que también consiguió imponer sus reivindicaciones. A la de Madrid siguieron las huelgas de basura en Alcorcón, especialmente firme y con disturbios graves, la de lavandería en los hospitales de Madrid (que empezó como huelga salvaje) y también la prolongación en el tiempo de la de Panrico, que llegó a los ocho meses de huelga. Todo ello mostraba un leve resurgir de las luchas obreras, que empezaban a comprender que la benignidad y la blandura que hasta ahora habían caracterizado a las luchas eran contraproducentes, y que era necesario ir un paso más allá si querían conseguir sus objetivos y conservar sus puestos de trabajo.
En definitiva, y en la línea de esos precedentes, Gamonal, a mediados de enero de 2014, se levantó como un revulsivo frente a la tibieza excesiva de las luchas inmediatamente anteriores. Y por ello lo sorprendente, lo nuevo, lo esperanzador de lo sucedido en Gamonal fue que, durante cuatro días luminosos con sus cuatro igualmente luminosas noches se fusionaron en la acción y en el discurso dos mundos que hasta ahora habían permanecido (en el territorio español) como esferas separadas y demasiado alejadas: el mundo de la “pequeñoburguesía” – la insuficiencia e inexactitud del nombre será explicada más tarde –, de los vecinos y vecinas que sólo desean, al parecer (y es importante ese “al parecer”), ciertas reformas en el sistema, y los “revolucionarios” – de nuevo un término inapropiado en este caso –, que apuestan por el cambio radical de las bases del Régimen. Hasta el momento estábamos acostumbrados a dos formas de lucha que caminaban en paralelo, sin yuxtaponerse, y cuyas diferencias los medios del poder intentaban resaltar y hacer aún más pronunciada, en su estrategia de aislamiento: grandes manifestaciones ciudadanas que se autodenominaban o eran denominadas pacíficas y no violentas, con lemas aparentemente reformistas, por un lado, y supuestos altercados o disturbios de “radicales” o incluso “vándalos”, por el otro, demonizados y criminalizados desde el primer momento por el establishment, sabedor del peligro que la chispa que aportaban podría traer a la yesca del descontento generalizado económico, político y social.
En Gamonal, el panorama ofrecido fue esencialmente distinto. Lo que se vio en esos cuatro días y noches fue una simbiosis o convergencia perfecta entre esos dos grupos que parecían irreconciliables y estancos. Ambos se unieron de manera iluminadora para traer una dureza de acción y de discurso admirable, una acción que se atrevió a ir un paso más allá de la no violencia ideológica que aquejaba a gran parte del llamado “15M” (una de esas fórmulas alfanuméricas que tanto gustan a la clase tecnocrática) y un discurso duro que se oponía con firmeza a las mentirosos relatos habituales del poder. Basta con leer algunos de los comunicados de la asamblea de Gamonal para entender un significativo cambio de matiz y de tono.
Desde los días previos al estallido, se vio con claridad ese cambio de rumbo: un trabajo asambleario disperso pero de largo recorrido fructificó en una manifestación o concentración que tenía como claro objetivo detener y paralizar unas obras. Esa resistencia pasiva no era nada nuevo, aunque aquí lo interesante es que se ejerció con singular cohesión y firmeza. La concentración y el enfrentamiento con las fuerzas del orden dieron paso al estallido de cólera nocturna que hizo arder parte del barrio. Y es a continuación cuando empezó a forjarse la diferencia: los disturbios fueron asumidos, inopinadamente, por la masa barrial como un instrumento más, y no desechados como hasta ahora como excesos reprobables. A partir de la segunda noche se desencadenó una dinámica demoledora. La masa vecinal y barrial se reúne en asambleas diarias – dos al día, una a las doce y otra a las siete – y es en esa asamblea donde empieza a cocerse todo: la elaboración de un discurso colectivo duro, la creación de una comunicación interna imprescindible dentro de esa comunidad en lucha y la toma de posición unitaria a la contra de un poder en delicuescencia. De ahí surgieron las dos vías que, como una pinza venenosa, trajo de calle a las autoridades: manifestaciones masivas de día, disturbios graves de noche, que incluían acciones de sabotaje contra las indeseadas obras, ataques a bancos y quema de instalaciones temporales de la empresa inmobiliaria. En esa doble acción o en esa acción en dos flancos estuvo gran parte de la eficacia de las confrontaciones de Gamonal. Habría que unir a ello la coherencia y legitimidad sin fisuras de su discurso.
La asamblea fue el catalizador y motor de ese movimiento: allí se unificó, se pulió y se fortaleció el discurso que se opuso al del poder político, al de la especulación y corrupción del capital, y, no por último menos importante, al de la violencia de los cuerpos de seguridad del estado. Podemos ver aquí un efecto positivo y eficaz, a medio-largo plazo, un efecto de onda larga de la perseverante, asidua y siempre informal práctica asamblearia del llamado 15M, tantas veces denostada por ineficaz y “blanda”. El asamblearismo ha ido decayendo desde el 15M hasta ahora. Pero Gamonal es también asamblearismo, y fruto de esa educación política que es siempre la asamblea. En efecto, este es un caso de esa labor silenciosa, oscura, anónima y subterránea de una colectividad que tarde o temprana recoge sus frutos. La asamblea crea con preeminencia algo que otras formas de acción obvian: comunidad, el primer paso para cualquier trabajo político serio. Y lo trascendental es que la asamblea crea una comunidad horizontal, igualitaria, libertaria, vinculada no sólo política, sino personal y afectivamente (opuesta por ello a todas las comunidades jerárquicas). En ese verse las caras, en ese hablar en comunidad, en ese trabajo de creación de lo público real – como opuesto a lo privado-público de la democracia capitalista – se fragua una bomba de relojería social de un potencial inusitado. Y aquí lo público lo es en su significado etimológico y auténtico: lo de la gente, el espacio de libertad de todos, como opuesto a lo público del estado y a lo privado del capital, que en el interior del Régimen que padecemos son uno y lo mismo. Y su eficacia real ha estado y estará en su incardinación en el barrio, como lugar propicio e idóneo para un movimiento asambleario fértil.
En efecto, el movimiento llamado 15M se ha debatido en esas dos vertientes – la global y general, que intentaba abarcar mucho y apretar poco, y se aventaba en gigantescas manifestaciones urbanas, y la local de las asambleas de pueblos y barrios, mucho menos espectacular, pero más concreta y afilada en sus pretensiones y funcionamiento – y Gamonal ha mostrado muy a las claras cuál es la de importancia primera, tanto en el sentido cronológico como de categoría: la del barrio, como espacio opuesto a la ciudad moderna en tanto sede, base de operaciones y esencia del capitalismo contemporáneo, la del barrio como comunidad opuesta a los poderes imperantes y la del barrio como espacio de relaciones solidarias y distintas a las que el Régimen impone o intenta imponer desde arriba. Esto no quiere decir que las grandes demostraciones de masas sean algo a menospreciar, sino que el trabajo asambleario y comunitario en el barrio es el presupuesto y la base para ese otro trabajo posterior de las grandes masas levantadas. Con claridad Gamonal ha puesto ante nuestros ojos el potencial transformador de la lucha barrial, y su capacidad desestabilizadora real, que debe servir como ejemplo en el resto de barrios, pueblos y comunidades pequeñas como componentes primarios de la lucha política, económica y social.
Pero Gamonal ha iluminado otro aspecto importantísimo de nuestra realidad que pocas veces se considera, un aspecto que puede resultar clave si se sacan de ello las conclusiones a las que parece apuntar. La dicotomía arriba descrita entre una masa reformista pequeñoburguesa y una vanguardia de activistas revoltosos y “vandálicos” no es real, porque (al menos en Gamonal, y es posible que eso sea extrapolable a otros sitios) no existen esas dos realidades de manera factual. Lo sorprendente de lo sucedido en Gamonal es que ha desvelado que son las estrategias y las acciones comunitarias las que crean el sujeto revolucionario, no que este sujeto exista a priori –que no existe. No existe tal cosa como una masa de clase media pequeñoburguesa de pequeños comerciantes, profesionales liberales, asalariados de tipo medio, etc. etc. y otra de “proletarios” con nítida conciencia de clase – o existen, pero sólo si se empecina uno en clasificarlos como tales. Lo que de verdad hay es una masa descontenta y bastante homogénea en su descontento y en partes de su discurso destructivo, y son los propios tipos de unión en la reivindicación las que los constituyen como un sujeto u otro. En el seno de manifestaciones globales y pacíficas, se constituirá un sujeto ciudadano y reformista, de aspiraciones débiles. En el seno de un movimiento asambleario duro, de manifestaciones masivas y opuestas al poder y sin miedo a la llamada violencia, se constituye otro sujeto, un sujeto con aspiraciones más maximalistas y radicales, que se relaciona de otra manera con el poder (como algo opuesto frontalmente a él). La lucha institucional crea un tipo de relaciones y sujetos, la lucha ciudadana otros y la lucha popular – por llamar de alguna manera a una lucha que incluye a todos los descontentos, explotados y oprimidos, que son legión – otros radicalmente distintos. Esto es algo muy a tener en cuenta en el futuro, para borrar determinados prejuicios existentes. En Gamonal las rafias contra bancos, la quema de contenedores y los actos “vandálicos” fueron realizados por vecinos vulgares y corrientes. No vamos a entrar aquí en si la chispa de estos actos fue encendida por grupos de determinada naturaleza desestabilizadora previa; en cualquier caso, se trataba también de grupos de vecinos de Gamonal, seguramente más jóvenes, y por tanto miembros también de esa comunidad. Se sabe en Gamonal que las pedradas a bancos fueron secundadas por ancianos poco sospechosos de tener un pasado revolucionario a sus espaldas. El ambiente creado por una movilización como la de Gamonal crea sujetos políticamente duros, y crea relaciones interpersonales fuertes – frente a las relaciones políticamente débiles de la posmodernidad –, y esa evidencia debe hacernos recapacitar sobre muchas de las estrategias hasta ahora practicadas. La división entre ciudadanistas y radicales es irreal, y creada y fomentada por un poder y sus mass media que lo que más temen es precisamente eso: que los vecinos de una barriada se movilicen en organizaciones políticas comunitarias y que utilicen métodos radicales y contundentes para sacudirse de encima la bota que les aplasta.
Subyacen aquí dos temas también de suma importancia, que en Gamonal afloraron con inusitada actualidad: el tema de la represión político-policial y el tema de la violencia.A la gazmoñería de cierta parte del llamado 15M con respecto al uso de la violencia[2] se opuso en Gamonal una sabia reflexión sobre el uso de la violencia reactiva como defensa ante la brutalidad y presencia represora y omnímoda de la policía en nuestras calles y pueblos, que les permitió asumir con normalidad y coherencia las acciones violentas sobre las cosas como parte de su lucha, como un instrumento más de especial eficacia en su presión diaria frente a las autoridades. La idoneidad de esa autodefensa ha quedado incuestionablemente clara, y es deseable que sirva de ejemplo a otras reivindicaciones similares. Esa coherencia elogiable e impecable les llevó a incluir entre sus principales reivindicaciones la liberación de los detenidos a raíz de los disturbios y a llevar las manifestaciones masivas ante las puertas de las comisarías. También en eso la comunidad de Gamonal mostró una lucidez admirable: la acción represora policial es parte fundamental, y no accesoria, del Régimen. La policía, en especial las UIPs, es un cuerpo de represión política feroz, y el mito del policía bueno debe desaparecer del panorama de lucha política actual. En Gamonal asistimos a una verdadera lucha antirepresiva popular, aunque fuere en estado embrionario, y ese es el inicio de un camino esencial por el que debemos sin duda seguir. Por otra parte, esa estrategia de violencia contra las cosas fue orquestada de manera organizada y concreta, no fue una borrachera de violencia ni mucho menos, sino una acción estratégica y selectiva: los puntos elegidos – bancos, inmobiliarias, casetas de obra – tenían un significado claro dentro de la lucha, y un significado también a nivel simbólico dentro del inconsciente colectivo, y podían perfectamente ser asumidas por los elementos en apariencia más “reaccionarios” como pequeños comerciantes. Eso sin duda, junto con el trabajo asambleario, influyó en la solidaridad total con los detenidos, que se extendió hasta otra acción encomiable: acudir a las sucursales bancarias para que retiraran las denuncias contra esos detenidos. Una lucha política seria incluye necesariamente esa solidaridad, cuidado y recuerdo permanente de los secuestrados por el poder.
Y por último nos detendremos en otro aspecto de lo allí vivido de mucha trascendencia, aunque también sea obviado o poco considerado por la mayoría de las luchas. Se trata de la momentánea ruptura del espectáculo, entendido como forma de dominación esencial del régimen, ruptura realizada desde dentro. No nos cabe la menor duda de que los vecinos de Gamonal debieron de sentir durante esos memorables cuatro días y noches de revuelta, acción conjunta y directa y vida comunitaria, lo mismo que otros sentimos durante la acampada de Sol y que otros sintieran en revueltas y levantamientos colectivos similares: la sensación de estar viviendo la vida real, la vida auténtica, sin intermediación ninguna de los instrumentos inter y intrasubjetivos del poder (televisión, radio, internet, etc.), la sensación de libertad pública, colectiva y compartida, que no es sino un ramalazo de utopía transportada súbitamente a nuestras vidas y vivida de pronto con la estupefacción de un buen sueño. Eso (experiencia viva de la lucha y de lo otro posible) queda para siempre en las mentes y corazones de quienes lo han vivido, y fue puesto en palabras cabales y perfectas por uno de los vecinos de Gamonal en la primera asamblea: “¡Vecinos! ¿De verdad queremos volver a nuestras vidas amargas de hace unos días, esos días en los que nos veíamos como desconocidos? ¿O queremos crear algo fuerte?”[3]. Ese contraste radical entre la vida amarga dentro del Régimen y su diaria opresión y la vida fuerte, la vida auténtica y siempre ahí escondida y subyacente, que nos abre un mundo ilimitado e inimaginable de relaciones, situaciones y experiencias diametralmente distintas a la vida “normal”, y que se nos revela a veces en iluminaciones liberadoras, es subrayado de manera brutal cada vez que se produce uno de estos levantamientos y subversiones, y son como verdaderos destellos que alumbran el camino hacia la libertad verdadera. Por decirlo así, son incursiones extremas del principio del deseo y del placer sobre el principio de realidad, o por decirlo de otra manera, incursiones extremas y placenteras de lootro sobre la espesa normalidad imperante.
La dinámica de Gamonal se reprodujo unos cuatro meses después con el desalojo del centro okupado Can Vies, en el barrio de Sants en Barcelona. Esta réplica en el tiempo, que incluyó una defensa durante varios días del territorio, con enfrentamientos con fuerzas del orden y presión sobre las autoridades, careció en un principio de la cohesión social de la de Burgos, y pareció promovida en mayor medida por una cierta pequeña vanguardia. El asamblearismo vecinal fue dejado de lado en este caso, pero el apoyo vecinal estuvo presente tanto en los días posteriores al desalojo como en los de la re-okupación, donde quedó patente la irradiación del centro dentro del barrio de Sants y la respuesta retroalimentadora de la comunidad para defenderlo y reconstruirlo. Las dinámicas de resistencia volvieron a traer consigo una pequeña victoria sobre el sistema.
En definitiva, lo sucedido en Gamonal es una muestra de que cuando la comunidad actúa como comunidad horizontal y cohesionada, borrando toda diferencia de clases y de ideologías, es capaz de erosionar, socavar y abrir un boquete real en el muro del poder, pero sobre todo en el mundo de relaciones interpersonales, subjetivas, políticas, económicas y sociales que constituye el capitalismo (lo que en otros sitios hemos denominado “capitalismo del espíritu”). La combinación armónica y radical de asamblea-comunidad y discurso, masa-manifestación y acción-ataque parece presentar una ecuación con un futuro bastante halagüeño en la lucha actual. Y su ejemplo deja bastante claro que no se debe tener miedo a la contundencia a la hora de esa lucha, pues se ha demostrado que, cuando va acompañada de unidad, legitimidad y justicia, es un argumento de enorme peso en el conflicto contra el poder (o los poderes).
Jesús García Rodríguez
Salamandra 21-22
Grupo surrealista de Madrid
http://www.gruposurrealistademadrid.org/
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[1]Instrucciones de uso para el Rapto nº 7
[2] Esa gazmoñería no es atribuible al “15M” en su conjunto: acciones como la toma del Parlament o el asalto a los ayuntamientos o la visita del Papa a Madrid y otras lo demuestran.
[3] Ver http://www.publico.es/actualidad/495429/gamonal-no-quiere-volver-a-su-vida-amarga-y-continuara-con-las-protestas
El efecto Gamonal. COMUNICADO de la Asamblea de La Maldita contra la criminalización. Apuntes críticos sobre el mismo
Nota de la REDACCIÓN:
no necesariamente estamos de acuerdo con todo el contenido de los siguientes textos,
pero vemos interesante la reflexión
sobre lo ocurrido y LO QUE ESTÁ OCURRIENDO
y de estas líneas puede surgir
perfectamente un debate más amplio
en otros sitios y experiencias de lucha]
Comunicado de la Biblioteca Anarquista La Maldita sobre la manipulación en torno a las revueltas en Gamonal.
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Recibimos y publicamos:
APUNTES CRÍTICOS SOBRE EL “EFECTO GAMONAL”

Tejiendo redes de solidaridad y de lucha
hacia la revolución social,
anticapitalista e internacional.
1. ANTECEDENTES: SITUACIÓN GEOGRÁFICA DEL BARRIO DE PAJARILLOS EN EL PLANO URBANO DE VALLADOLID.
-el oeste, del otro lado del Pisuerga: con barrios residenciales y de trabajadores más o menos normalizados (de los 80 como Parquesol -enorme pelotazo urbanístico para la inmobiliaria del mismo nombre-, Huerta del Rey, La Victoria y Girón, algo anteriores) y algún barrio marginal en sus exteriores (Cuesta de la Maruquesa, Arturo Eyries).
- el centro: centro de la ciudad, por un lado, cuyos ejes son El paseo Zorrilla y el Pº Isabel La Católica, ambos cercanos al río) residenciales o burgueses (Puente Colgante, Pº Zorrilla, Campo Grande) y por el sur barrios más o menos obreros (La Farola, La Rubia y los barrios de nueva creación).
Ambas zonas ofrecen perfectas condiciones para su control policial, a pesar de que la zona centro, como suele ser habitual presenta un entramado de calles que sí puede ser propicio.
La expansión urbanística de viviendas se encuentra focalizada en el Sur y Oeste de la ciudad porque eran zonas limpias, desiertas, nadie podía oponerse a sus planes desarrollísticos. En el Este, con barrios como Delicias surgido con el ferrocarril decimonónico o Pajarillos con los desechos de la industrialización de los sesenta, las cosas no van tan bien. En toda esta zona, se está ejecutando un proceso de urbanización periférica (Delicias-carretera Segovia), Pajarillos-Pilarica y, paralelamente, varios procesos de gentrificación (que son uno solo en realidad) y lo que llamaremos “aclarado urbanístico”: es decir, por un lado, degradan zonas, las compran baratas y las derriban; y por otro, mediante ejes viarios y destrucción de "zonas oscuras", reorganizan y “aclaran” el entramado urbano característico de épocas pasadas.
De este modo, la construcción y el clareado urbanístico van “reajustando” el plano para conseguir mejores rendimientos a efectos policiales, burocráticos y administrativos.
2. LOS PROCESOS DE GENTRIFICACIÓN Y LA ACUMULACIÓN DE CAPITAL:
Para el que no se haya parado a pensar en estos procesos de gentrificación (utilizamos un término que leímos hace años en un Ekintza Zuzena) vamos a intentar explicarlos brevemente:
Zonas urbanas que anteriormente estaban destinadas a unos usos (viviendas obreras, poblamiento marginal), debido al desarrollo incesante que el capital necesita para reproducirse (crecimiento urbanístico, creación-destrucción de tejido industrial, etc.) se prefieren destinar a otros (viviendas de clase acomodada o media alta, porque ahora el centro está más cerca; a centros comerciales, "porque pillan aquí al lado": corredores de tráfico o ejes viales que alejan al vecino del vecino, al proletario del proletario, al hombre de la mujer y del hombre. Para conseguir este "pequeño cambio", el proceso más habitual consiste en degradar la zona que se quiere reconvertir hasta que el vecindario se harta y se va o le echan o exige, incluso, las propias reformas que el capital necesita (esto último puede parecer raro pero es lo más frecuente).
Todo este proceso suele realizarse de tal modo que ninguno de los afectados es consciente de los pasos dados ni del fin que el poder persigue.
Así, como ha ocurrido en Pajarillos los vecinos se unen y luchan contra las consecuencias (traficantes, degradación social) pero no contra las causas (política urbanística y especulativa, reordenación urbana de acuerdo con el interés del capital y del control social total al que aspira). Nuestra tarea en el conflicto desde el primer momento fue demostrar con actos y palabras esta línea que une a los diversos "poderes" (policías, traficantes, constructores, políticos: todos ellos son los especuladores que hay que desalojar).
Los ejes viarios y de mercancías como el planteado para el AVE en Valladolid (vale un puerto como pueda ser el caso de Valencia) estructuran el espacio rural y urbano a su medida. La construcción de puerto secos, ejes ferroviarios, talleres, etc., está única y exclusivamente destinada a la acumulación de capital y al movimiento de mercancías que el capital necesita para reproducirse. Esto parece muy simple (o se suele simplificar en exceso) pero conlleva toda una serie de reformas "sustanciales" como las planteadas en Pajarillos y la Zona Este.
3. ANÁLISIS SOCIOLÓGICO E HISTÓRICO DE LA POBLACIÓN DE PAJARILLOS.
El barrio de Pajarillos (San Isidro, Pajarillos Altos, Pajarillos Bajos y Buenos Aires) es un barrio proletario situado en la zona este de la capital castellana. Con entre 25000 y 30000 vecinos cuenta entre su población con minorías destacables entre las cuales la comunidad gitana sobresale con cerca de 5000 vecinos repartidos por las diversas zonas del barrio. Junto a estos cabe apuntar la presencia de inmigrantes (del Este, del Sur, del Oeste), población nueva que no ha participado de las movilizaciones salvo excepcionalmente. Frente a esto, los gitanos y los payos llevan decenas de años conviviendo (con todos los sentidos que esto implica) y ambos han sido los que se han visto envueltos en las movilizaciones.
Desde su nacimiento (décadas de los 50 y 60) el barrio ha estado separado físicamente de la ciudad por la vía del tren. Esto marca: en los 50 se pedían pasos subterráneos, desde los 70 el soterramiento, ahora que el soterramiento parece decidido con la llegada del AVE, muchos "progres" van a ver cumplido su sueño de la manera más funesta.
El origen de los primeros asentamientos en Pajarillos (generalmente ilegales) reforzó en el pasado este sentimiento con el que muchos hemos crecido. En Pajarillos, desde su propia fundación, han existido asentamientos en chabolas (ahora, aparentemente, no los hay, pero hay cosas peores). El primer poblado fue desmantelado a finales de los 70. Se construyeron adosados para las familias realojadas en el que se llamó "Poblado de La Esperanza" que acabó convirtiéndose en el poblado más grande de Castilla y León y en el principal foco de venta de drogas en una parte del norte de la península (Castilla-León-Cantábrico, subsede de mafias gallegas y madrileñas: es el centro entre ambas). Este poblado fue desmantelado entre 1998 y 2003. El anuncio de que se iba a desmantelar se realizó en 1989. Para su desmantelamiento hubo una subvención de la Unión Europea de más de 800 millones de pesetas que gestionaron la Junta de Castilla y León (PP), el Ayuntamiento de Valladolid (PSOE al principio, PP, después), bancos y algunas asociaciones de vecinos (La Unión y La Esperanza).
Su desmantelamiento condujo a:
Es decir, podemos afirmar que existió un primer proceso de gentrificación que se cerró e inmediatamente ha conducido a un nuevo proceso que es el que ahora está en marcha en Pajarillos: zona de la barriada del 29 de octubre (ver en el anexo la foto 1) con pisos de 3 y 4 alturas y viviendas de 40 m2, construidas en la época de Franco. Alguien dirá que esas casas no son dignas (y no lo son) pero sí lo es el entorno de calles peatonales y ajardinadas que ofrece espacios de gran libertad fuera de ojos indiscretos. Hoy en día se pueden construir viviendas de 40 m2, pero no zonas oscuras como a la que nos estamos refiriendo.
4. LAS LUCHAS EN PAJARILLOS.
4.1. Movilizaciones previas: contra el poblado de la esperanza y otras miserias.
Antes de que el poblado desapareciera se habían iniciado protestas en varios barrios de Valladolid (Belén, Las Flores, Pajarillos, Delicias) por el realojo de familias provenientes de aquel. Pajarillos ha recibido 29 familias (una pequeña parte es la relacionada con la droga), Delicias otras tantas, etc... Los barrios del centro y sur de la ciudad no han recibido ninguna familia demostrándose así el doble rasero en lo que al tratamiento de los barrios se refiere. Es este un punto importante para entender las protestas (alguno de los gritos en las concentraciones: “Alcalde cabrón, llévalos a tu rincón”). Una vez que la última casa del poblado fue desmantelada (principios de enero) el movimiento de furgonetas se acrecienta en la zona conocida como Barriada del 29 de octubre (Pajarillos Bajos). El movimiento de yonquis empieza a generalizarse en ese mes de enero. Algunos vecinos empiezan a vender su casa, otros se quieren ir del barrio (los pisos de esa barriada tienen menos de 50 m2 y están en un estado bastante pésimo). La policía hace acto de presencia llamada por la asociación de vecinos, en principio, y por la APA del colegio situado en esta barriada (un colegio de primaria) que ven como sus hijos van al colegio entre traficantes, yonquis y policías y recogen firmas para que una dotación policial esté presente en las salidas y entradas de los niños al colegio. Unos jóvenes del barrio que ven como en el portal en el que nacieron se está vendiendo droga y que no pueden ni pasar por su calle se encaran a los traficantes y a los yonquis, rápidamente algunos gitanos que viven de siempre en esta zona se encaran también y se produce una primera concentración espontanea, ocupan la sede de la Asociación y el presidente de esta dice que va a hacer algo: se reúne con el subdelegado del gobierno. A los dos días de esta concentración, la Junta de Castilla y León (con competencias en educación) decide que los niños del colegio Pavo Real serán traslados a otro colegio del barrio en la C/Cigüeña ante el aumento del tráfico de drogas. esto provoca aún más indignación: ¿el problema es el tráfico de drogas y por eso se cambia a los niños de sitio en vez de combatir el tráfico? la pregunta se repite de boca en boca, los vecinos hablan de la presencia policial que se mantiene siempre en los coches y sólo hace controles a los viandantes y registros a los coches que pasan por esas calles (es decir, a los vecinos, sobre todo a los jóvenes). Aparecen hojas contra el ayuntamiento, los constructores y la policía a los que se acusa de cómplices y últimos beneficiarios de la droga.
4.2. Las movilizaciones.
Desde nuestra perspectiva -toda una vida en el barrio- hemos conocido diversas situaciones con el tráfico de drogas y las protestas vecinales. Las primeras protestas realizadas por el colectivo difuso jóvenes descontentos se remontan al año 2000, una concentración contra la miseria y la presencia policial atosigante en el barrio en la que unos 30 o 40 concentrados desplegaron pancartas contra la policía (Menos Policía, Más Cultura; Basta de cacheos, policía no). Estas movilizaciones se debían a los constantes cacheos a jóvenes del barrio y las continuas multas por tenencia de hachis. La siguiente protesta fue una concentración contra la miseria de nuestro entorno y la ausencia de cualquier tipo de centro social (ni cívico siquiera) y otras carencias culturales y de espacio. Fue una protesta centrada en la marginación de los barrios proletarios. En dicha acción se colgó una pancarta en el túnel de Pajarillos en la que se leía “Trabaja, consume, muere”.
Posteriormente, se participó de diversas formas en las protestas contra la forma en que el ayuntamiento estaba gestionando los realojos y la desaparición del poblado. Hubo una manifestación de 1000 vecinos en la que se repartieron multitud de hojas y en la que se sacó una pancarta en la que se leía “Las razas no nos separan, nos separa la clase social”.
Los posteriores números han dejado el carácter monográfico para centrarse en publicar análisis de los actuales problemas del barrio así como de los distintos movimientos vecinales y barriales que ha habido en los últimos tiempos en Valladolid. Y así llegamos a febrero del 2003: inicio del movimiento vecinal.
La formación de organizaciones propias y autónomas en barrios o curros es un hecho más que posible, real. El análisis práctico de los conflictos actuales y de los hechos históricos arroja luz sobre las dificultades de que estas formas de organización se conviertan en organizaciones revolucionarias de clase.
En Valladolid, como ejemplo, se formó una asamblea de vecinos del barrio de Pajarillos a partir de las incipientes luchas contra el narcotráfico. Vemos, desde dentro, este movimiento. Varias voces individuales –de vario signo también- comienzan a alzarse contra la creciente proliferación de tráfico de drogas en una zona determinada del barrio. Jóvenes y mayores se ven afectados por esta situación. Hay que repetir una vez más, que el grueso de la población del barrio es proletario y, en ciertos grupos, en esa rara línea que separa al proletariado de sus márgenes, lumpen proletariado por un lado, pequeña burguesía comerciante y afines por otro. En este contexto, en el que los ataques por parte de los cuerpos represivos son constantes: en torno a 20.000 registros individuales, 10000 vehículos, más de un millar de aprehensiones de drogas o armas, medio centenar largo de detenidos por tráfico de droga, una treintena de vecinos multados con cantidades entre 600 y 2500 euros por cortar calles, insultar a la policía, dos vecinos condenados a penas de cárcel por resistencia a la autoridad, etc.
La chispa prende en forma de manifestaciones ilegales, numerosas, contundentes (violentas en sí, por la negación de ley y orden que generan). Empecemos por “un principio”.
Un buen día, un grupo de dos centenares de vecinos de etnia gitana se juntan en la citada zona. Tras esta manifestación "espontánea" (que, bien mirada, no lo es tanto), se dirigen a la sede de la Asociación de Vecinos. No pasemos de largo estos primeros pasos: las condiciones objetivas de supervivencia se hacen más difíciles, un grupo que se reconoce como tal (todos sabemos del sentimiento colectivo de los gitanos) decide protestar. ¿Cómo lo hace? Primero, mediante un acto colectivo ilegal -medida de fuerza-; segundo, acudiendo al representante de las instituciones más cercano. La respuesta de la Asociación es evidente: "hablaremos con los responsables". Todo podía, perfectamente, haberse quedado aquí.
A raíz de estos hechos (denuncias individuales y movilización gitana) un grupo disperso de gente "con conciencia de clase" asume el conflicto como propio y decide realizar acciones en torno a esta problemática. Primero: se convoca una concentración junto al lugar donde se trafica. Segundo: se inician determinadas acciones de propaganda encaminadas a difundir la verdadera realidad del conflicto (la no separación de lo económico y lo político, dijéramos).
Como ejemplo un Panfleto repartido en las semanas previas a la primera concentración:
AYUNTAMIENTO, CONSTRUCTORES Y POLICÍAS = TRAFICANTES.
El nuevo punto de venta de droga existente en el barrio (junto al Colegio Pavo Real) es un ataque a nuestra forma de vida en el barrio y a toda nuestra gente.
La siguiente concentración es un éxito de nuevo, con el doble de asistencia que la anterior. La propuesta de realizar una asamblea de los jóvenes ha sido recogida por la asociación (si la hacen ellos no se quedan fuera). Algunos vecinos dicen que hay que echar a su presidente, otros apoyan pero dicen que tiene que haber unión sobre el tema del tráfico de drogas para hacer verdadera fuerza. En esta segunda concentración (manifestación no legalizada por muchas calles del barrio) se decide de boca en boca que una de las próximas concentraciones termine en el ayuntamiento, para plantear el problema a toda la ciudad. Los cánticos más coreados fueron: convivencia sí, traficantes no; pueblo unido jamás será vencido, policía sobornada droga asegurada, alcalde cornudo te lo metes por el culo, alcalde fascista tú eres el racista, alcalde cabrón llevalos a tu rincón, esto nos pasa por un alcalde facha, justicia social, etc. Algunas señoras gritaban drogas no, mientras la cabecera de la manifestación (vecinos, payos y gitanos) portaba una pancarta en la que se leía: “si son enfermos que lo venda la farmacia” (v. Anexo, foto 2).
4.3. Posición de las asociaciones de vecinos y demás entidades del barrio.
En Pajarillos existen varias agrupaciones y asociaciones que están teniendo que ver en las protestas (o que podrían tener que ver en su futuro):
La Asociación de vecinos “La Unión” sería la asociación de vecinos del barrio pero su representación no es mayoritaria (400 vecinos sobre 25.000). El gran problema de la misma (a parte de la función de controlar las protestas que todas las asociaciones de vecinos suelen tener) es que tiene muy poca legitimidad porque ha estado comandada por un intolerante que lleva 22 años de presidente y todo el mundo ha visto como en estos 22 años no se ha hecho nada bueno por el barrio. La Asociación de vecinos en los años 90 estaba controlada por I.U., en la actualidad la presidenta, Mª José Larena es candidata de IU, pero no hay que olvidar tampoco la presencia de familiares de policías y jubilados. Como muestra un botón:
"Panfleto repartido en la concentración del 18 de febrero.
La asociación gitana “La Esperanza” tiene gran peso y está formada por todas las familias de determinados clanes (en Valladolid hay tres patriarcas y cada uno domina una zona, en Pajarillos vive uno de ellos). Su implicación en las protestas es menor, aunque fueron los que iniciaron la primera concentración espontánea y han dado verbalmente su apoyo a la protesta. Pero existen problemas de miedos y amenazas entre clanes que controlan la droga y los que no quieren verse envueltos en eso y sí seguir viviendo donde lo llevan haciendo años. El racismo, uno de los problemas mayores que una protesta como la presente puede engendrar, no ha aparecido en ningún momento (aunque en algunos vecinos está latente). Uno de los cánticos de la última concentración fue: “alcalde fascista, tú eres el racista”.
La Coordinadora contra el narcotráfico surge a raíz de las primeras asambleas que se organizaron al hilo de las concentraciones y manifestaciones. Esta fundamentalmente formada por vecinas y vecinos del barrio y cuenta con gran respaldo pues su base es lo que queda de la asamblea del barrio en la que se dio continuidad a las movilizaciones promovidas desde los descontentos. La fracción con más fuerza en ella (debido a nuestra salida y al abandono de los antiprohibicionistas) es la que apoya la Izquierda Castellana.
A estas asociaciones hay que sumar la Agrupación de sordos (bastante buena gente que colabora a su manera), el CEAS (una mierda), etc. Y, aunque no están exactamente en el barrio, hay que tener en cuenta a la Asociación de Vecinos de San Isidro (independentistas dentro del barrio: provocan división), la Asociación de Vecinos de Pilarica (claramente a favor de movilizaciones, pero sólo pacíficas y legales, y en contra, desde hace años, de “La Unión”). También es importante reseñar la existencia en Pilarica de un local de ACLAD (ayuda a drogodependientes, prostitutas, etc., que hacen una labor integradora importante).
Otro punto a reseñar son los dos Centros Sociales que ha habido en Pajarillos hasta el momento. En primer lugar estuvo el local de Cannabicum (asociación antiprohibicionista) y Por los Suelos (malabaristas). En este local se han movido multitud de multas por tenencia ilícita de hachis de las efectuadas en el barrio, por lo que la mayor parte de la juventud de este barrio sabe lo que es la droga y quién se beneficia de ella. También desde aquí se participó en protestas del barrio, fiestas y actos culturales, así como se apoyó las concentraciones primeras de los descontentos. En la actualidad, este centro se ha trasladado al barrio de las Delicias (también en la Zona Este). El segundo centro social fue el centro Social de la Polilla (en San Isidro) desde el que se ha venido realizando una importante labor de difusión en el barrio en torno al FIES y la situación de los presos en lucha, contra el capital-estado, por la unidad y la autonomía obrera, contra los centros de menores, contra la represión, etc. Hay que decir que desde el local se han repartido multitud de hojas de propaganda variada por el barrio, carteles, y otros muchos medios de propaganda y acción. Esto, así como la libre iniciativa de los chavales del barrio (el barrio con más subversivos por metro cuadrado seguramente), han hecho de Pajarillos y a pesar de los eficientes servicios de limpieza del ayuntamiento, el barrio con más pintadas, carteles y pegatinas políticas de la ciudad y uno de los más implicados en las movilizaciones obreras y populares.
A esto hay que sumar la existencia de bares afines en alguno de los cuales se han realizado charlas, videos, conciertos, actuaciones, etc., sobre diversos temas: charla-presentación de un libro sobre okupación (tras la que se intentó okupar un local en el barrio sin lograrlo y de la que surgió en otra parte la actual okupación que hay en Valladolid que lleva alrededor de 3 años ocupada y se llama “La Casa”), charlas contra el TAV, asambleas contra la represión, charla sobre las cárceles de menores, etc.
Hoy por hoy, no existe Centro Social y el mítico bar el Bierzo cerró con lo que los descontentos y afines ya trabajamos en nuevos espacios.
4.4. Ayuntamiento. Constructoras. Policía.
“La mejora en la distribución del espacio viario y la recalificación del mismo (arbolado, mejora de la pavimentación, elementos de mobiliario...) tiene una fuerte repercusión en la mejora de la calidad de vida en el barrio. El objetivo no es reducir el suelo destinado al vehículo, sino garantizar una calidad mínima del espacio destinado a los peatones”. Estas son las bases sobre las que el estudio elaborado por la Universidad fundamenta la necesidad de intervenir en casi todos los viarios de Pajarillos. La realidad es muy otra, aunque en su ilusión ellos mismos se creen lo que cuentan.
Otra de las propuestas es ensanchar y arbolar la acera edificada de la calle La Salud, una actuación ‘compatible con las propuestas sobre la futura avenida del corredor ferroviario’. La barrera como se puede ver se mantendrá sean cual sean las circunstancias, pero su sentido puede ser otro. El plan está perfectamente trazado.
El estudio también se fija “en las denominadas calles de coexistencia, proponiendo intervenciones en las calles Urraca, tramos de Perdiz y Avestruz, La Esquila, Flamenco, Oca, Trepador, Anade, Estornino, Oriol, las dos calles patio existentes entre Pelícano, Salud, Martín Pescador y Zorzal, así como Rincón de Esgueva”. Esto es sólo una muestra de la profunda modificación que los expertos anhelan y que el ayuntamiento ha venido a corroborar recientemente planteando el derribo escalonado de parte del barrio (v. Anexo, foto 1) siguiendo experiencias similares como la realizada en Baracaldo.
A la mayoría de la gente nos gusta nuestro bario aunque veamos miles de defectos y lo que nadie quiere es lo que ya está pasando: obras en las calles del barrio, pisos que se cierran, pisos que caen, pisos que se levantan, obras en las salidas del barrio, sensación de provisionalidad y aislamiento colectivo y generalizado, etc.
Hay que tener claro un principio en lo que respecta a este tipo de modificaciones urbanísticas: se debe luchar con todos nuestros medios contra medidas que vayan encaminadas a mejorar el control social (intervenciones para facilitar el trabajo policial y de control urbano) y aquellas que sirvan, exclusivamente, para que las constructoras engorden sus bolsillos (ponen toda la calle de árboles pero a la vez tiran manzanas de pisos para construir pisos nuevos).
4.5. Algunas prácticas interesantes:
Se han producido infinidad de actos de protesta en estos tres años, algunas más interesantes, otras menos, ahí va una muestra:
+ lo primero que hay que destacar es que mediante la convocatoria de la primera concentración iniciamos una práctica constante de manifestaciones ilegales que hoy en día se mantiene. Las manifestaciones se iniciaban sin recorrido predeterminado y daban mil vueltas que descolocaban la acción policial, con cortes de calles continuos sin que la policía pudiera preparar un dispositivo para desviar el tráfico. Esto fue posible porque las primeras manifestaciones (de entre 800 y 2000 personas) forjaron una práctica de ilegalidad masiva.
+ manifestaciones al centro de la ciudad de 8000 o 10000 personas.
+ pintadas contundentes (policía, ayuntamiento, constructores = traficantes), pegatinas explicitas (se vende cocaína. tlf. 091), propaganda escrita constante en los actos de los vecinos, con posiciones revolucionarias suficientemente claras, buzoneo habitual, carteleo, etc...
En los últimos dos años las manifestaciones contra el narcotráfico, la especulación y la corrupción han sido constantes: una manifestación semanal (todos los martes) y manifestaciones nocturnas quincenales dos viernes de cada mes. Esta movilización popular surgió como ya hemos dicho de la iniciativa de grupos autónomos juveniles. Pronto se organizó una asamblea del barrio.
A ningún lado: la policía está haciendo muy bien su papel, persigue a los que mueven fardos y menudean pero en su propio seno se esconde la gangrena más despreciable. O como rezan unos hermosos adhesivos que se ven por ahí: “Se vende cocaína: tlf. 091”.
Lxs desconcentxs de Pajarillos y Sin Isidro queremos denunciar la complicidad de la policía, los jueces, los constructores y los narcotraficantes en la marginación y el exterminio de la vida comunitaria en el barrio, sin olvidar otras zonas de la Zona Este como las Viudas en el Barrio de las Delicias donde se está reproduciendo la situación.
Lxs descontentos gritamos que la cárcel no es la solución a ningún problema y que la única solución posible pasa por la guerra social y de clases contra todos los rostros de la burguesía. Los vecinos continúan con sus movilizaciones. Nosotros seguimos con las nuestras.
En una de las veladas de los viernes (27 de julio) se produjeron algunos incidentes con Monchines y con toxicómanos. En la posterior asamblea realizada el 7 de agosto, 200 personas convocadas por la Coordinadora contra el Narcotráfico de Pajarillos decidieron rechazar a aquellas personas que se metan con los toxicómanos e intentar evitar problemas de ese tipo, así mismo se ratifican en la medida: cada dos viernes se concentrarán de 20’00 a 3’00 para cortar el tráfico de drogas. Esto provoca el masivo traslado (temporal) del tráfico de drogas a las Viudas en las Delicias., Ante la presión vecinal el poder acelera el proceso de degradación en otras zonas. Utiliza lo que le jode para lo que le conviene.
Por otro lado, la Coordinadora pretende personarse como acusación particular en el juicio contra los Monchines -la familia más conocida de traficantes de Valladolid- para lo que necesitan 24.000 euros. La coordinadora pretende sacarlo de la buena voluntad de la gente (con bonos). Parece algo imposible pero ya veremos como sigue la historia.
Se han colgado por Pajarillos los carteles que ha realizado para los balcones la Coordinadora con el lema de siempre: “Convivencia sí, traficantes no” en un círculo como una chapa y en el medio “Pajarillos”. En alguna zona del barrio hay muchos, en otras unos pocos y en otras ninguno.
El problema, de un conflicto como este al que queremos servir como ejemplo, reside en provocar un conflicto que nosotros / vosotros no vamos a poder / querer gestionar, o que va a tener una continuidad en el tiempo (todo el tiempo) y nosotros / vosotros sólo vamos a poder incidir en momentos precisos y puntuales.
Este es el problema. La solución no es no hacer nada. Esto es dejar el problema como está. Lo que hay que plantearse es, en esta situación, por dónde abordar el problema.
La problemática de los barrios, de este modo, tiende a centrarse en las más que diversas formas de la guerra capitalista contra el proletariado: desde la destrucción de casas y barrios enteros (como la destrucción de La Punta en la década pasada), a la expulsión de los sectores más desfavorecidos “cada día un poco más lejos” del centro de la urbe (“y sobre todo que los obreros no lleguen al centro de la ciudad, que se pudran de desesperación e impotencia en sus suburbios”), hasta la venta masiva de droga como método de bajar o subir los precios del suelo al libre antojo de los poderosos... (este es el ejemplo que estamos viviendo en Pajarillos, Valladolid, y en tantos barrios de Madrid y otras ciudades) son variadas las formas que adquiere la guerra capitalista en los barrios en los que, obligatoriamente, tenemos que sobrevivir.
En este sentido (el análisis realizado sólo apunta unas breves líneas que deben ser desarrolladas por extenso), la agitación y la propaganda de las minorías proletarias debe ir encaminada a “centrar los conflictos puntuales y los ataques de cualquier tipo en la lógica de la guerra capitalista y de la lucha de clases”. Cualquier conflicto puntual que ocurre en un barrio es un reflejo de la lucha de clases como cualquier respuesta a esta situación que en los barrios se produzca es un reflejo del rechazo de la totalidad.
Los métodos para extender nuestra idea son muchos, y es de esto de lo que quizás debamos hablar más largo y tendido con los nuestros: buzoneo, reparto de hojas, pintadas, pegatinas, carteles, panfletos en los parabrisas de los coches, mensajes en los periódicos de los bares, propaganda en los centros cívicos, pintadas en los suelos de las calles, en las aceras, pancartas en las carreteras y túneles, .... miles de formas que puede adquirir la propaganda. La labor de propaganda además de generar unos contenidos y extender nuestras ideas, posibilita la creación de un ambiente social en el que se desarrolla nuestra vida. No es lo mismo crecer en un barrio con grandes avenidas limpias y cientos de policías que en un barrio con calles estrechas y miles de pintadas contra la policía. En esta dirección, la propaganda debe ser constante. Más importante que las grandes “hazañas” son los hechos cotidianos que se repiten todos los días, la propaganda que generaliza, día a día, la imagen del conflicto real en nuestro entorno. La agitación debe acompañarse de todas estas formas y de las propias de la agitación armada[1] y proletaria: hay que extender el conflicto, hay que romper cuando la rotura se entiende, hay que reventar cuando todo el mundo quiere reventar lo mismo que nosotros. No debemos perder nunca de vista la necesidad de situar las acciones en el conflicto. Es esta seguramente la mejor manera de que nuestras acciones no caigan en saco roto.
Descontentxs de Pajarillos y San Isidro (Valladolid)
[1] La simplificación lucha armadista ha llevado a confundir “agitación armada” con armas de fuego y explosivos. Es evidente que las armas para luchar son miles y que todas deben ser utilizadas en la medida en que sean necesarias.
Por el combate en el ámbito laboral
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