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Publicamos aquí un documento histórico, elaborado en 1997 por los
compañeros del Grupo Comunista Internacionalista (GCI), que sintetiza
en forma de tesis las rupturas programáticas alcanzadas por nuestra
comunidad de lucha acerca de la revolución y la contrarrevolución en
España durante los años 30.
Estas tesis son un documento de trabajo, un borrador, y debían
ser criticadas con el fin de obtener contribuciones más amplias en
vistas de la publicación de materiales sobre el tema.
Hasta la fecha, el GCI sólo ha publicado una revista completa dedicada a esta cuestión crucial, a saber, Comunismo nº66, en la que también hemos encontrado la presente contribución…
1.
La reapropiación de la historia de nuestra clase es una tarea
fundamental para la organización y la centralización del proletariado en
su lucha por la revolución comunista mundial. De esa manera podemos
extraer las experiencias, tanto errores como aciertos, y convertir esa
derrota pasada en un arma de lucha para el presente y el futuro.
2.
El capitalismo deforma y desfigura toda la memoria histórica de
nuestra clase. La obra ideológica fundamental realizada por el Estado
consiste en camuflar las verdaderas contradicciones de clase, en
presentarlas como antagonismos internos del esquema burgués de poder, en
esconder la fuerza de la revolución. En Rusia, antes y después de 1917,
se intentó negar la fuerza revolucionaria del proletariado y su
capacidad para luchar por una sociedad comunista, se nos dijo que ahí
había feudalismo y, al final, en base a esa misma concepción
socialdemócrata que […] [predominó] en los bolcheviques, se aplicó una
política abierta de defensa y desarrollo del capitalismo. De la misma
manera, en España, la socialdemocracia afirmaba que no se podía hacer la
revolución proletaria porque todavía había feudalismo y el proletariado
primero debía asumir, realizar, las tareas democrático-burguesas. Todas
las corrientes que defendían la tesis de la España con feudalismo y
tareas democrático burguesas por realizar se situaron como es lógico en
las antípodas de los intereses del proletariado y de su movimiento
revolucionario, y lucharon por transformar la lucha de clases y los
proyectos antagónicos de la burguesía y el proletariado (capitalismo y
comunismo) en una lucha interburguesa entre formas de gobierno y gestión
del Capital. A esta concepción, a esta práctica social decisiva en la
contrarrevolución, corresponde una visión de la historia de España en la
cual lo que habría sucedido sería una guerra civil entre fascistas y
antifascistas, entre franquistas y republicanos.
3.
Para nosotros por el contrario, el movimiento proletario en la región
española durante los años treinta es la última tentativa revolucionaria
de la mayor ola mundial de luchas proletarias que se ha producido hasta
la actualidad, un período que se inició en los albores del siglo XX
(1904/1905), tuvo su fase central entre 1917/1921, y terminó con la
derrota de 1937. El movimiento revolucionario mundial en 1917/19 había
obligado a parar la guerra. En la década de los treinta, tras las
amplias e importantes derrotas que el proletariado internacional había
sufrido hasta entonces y que habían culminado con la represión y
liquidación frentepopulista del proletariado en China, el Capital tendía
ineluctable a la guerra imperialista, repolarizando el mundo entre
fascistas y antifascistas, afirmando así la necesidad de imponer su
ciclo infernal para seguir reproduciéndose en forma ampliada. Ante esta
tendencia de la burguesía mundial a reanudar la guerra imperialista, el
proletariado solo logra responder afirmando su terreno de clase (la
lucha por la revolución social) en algunos países como El Salvador,
Austria, y principalmente en España…, mientras que en el resto del mundo
se encuentra disciplinado en los frentes populares y nacionales. Luego
de esa serie de hitos históricos, en los que el proletariado enfrenta
regionalmente al capital unificado, la burguesía logra acorralarlo y
someterlo a su guerra. La última gran batalla de esa resistencia
proletaria a someterse a la guerra capitalista, en donde el proletariado
afirma la lucha contra el capitalismo, fue la lucha en España durante
los años 30. La derrota, la liquidación de la autonomía proletaria que
se producirá particularmente durante el período julio de 1936 a mayo de
1937, al transformar en España la guerra de clases en guerra
imperialista, abre definitivamente las puertas a la generalización de la
guerra capitalista que culminará con lo que se ha dado en llamar
“Segunda Guerra Mundial”.
4.
Durante los años 20 y el principios de los 30 contradiciendo la
situación mundial de derrota proletaria, la agitación y lucha proletaria
en España sigue creciendo. Durante la primera mitad de la década del 30
el enfrentamiento de clases llega a niveles ejemplares.
Así por ejemplo en mayo de 1931 se producen
revueltas proletarias en Madrid, Barcelona… en donde se queman iglesias y
conventos. Luego en ese mismo año se producen importantes movimientos
proletarios en toda Andalucía así como importantes huelgas, solidarias
con los presos, primero en Barcelona y luego en Zaragoza, Algeciras,
Bilbao, Huelva, Cádiz,… generalizándose a todo el país.
En 1932 se sigue radicalizando el enfrentamiento de
clases produciéndose batallas cada vez más violentas entre proletarios
armados y agentes del orden, tanto de grupos de acción de una y otra
clase, como de movimientos masivos como el que se produce en la
provincia de Logroño en enero que termina generalizándose a todo el
país. En la cuenca minera de Alto Lobregat y Cardoner la revuelta
proletaria afirma el proyecto revolucionario intentando asumir aspectos
centrales de la dictadura revolucionaria: se declara abolido el dinero y
la propiedad privada y se asume la necesidad del terror revolucionario.
A pesar de la violencia de la represión republicana los movimientos
continúan en toda España y las huelgas son el pan cotidiano de los
proletarios: Alicante, Valencia, Granada, Tarrasa… En pueblos y regiones
enteras se proclama el comunismo libertario siendo en algunos casos una
mera declaración, mientras que en otras partes las minorías de
vanguardia tratan de imponer por la violencia medidas elementales contra
el capitalismo. El proletariado agrícola asume en esta fase un
importante papel expropiando los dominios agrícolas por ejemplo en las
regiones de Victoria, Zaragoza, Barcelona, Avila, Toledo, Sevilla…
También el proletariado minero juega un papel importante ya en esta
fecha: en marzo se dan importantes huelgas en Asturias. Los
enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los proletarios en lucha
se suceden en todo el país: Toledo, Córdoba, Orense… durante todo el
año.
1933 se abre con importantes luchas en Barcelona,
Casas Viejas (Cádiz)… que culminan por la declaración de la huelga
insurreccional en todo el país impulsada y encuadrada por la CNT/FAI. Se
organiza la fuga de los presos de la prisión Modelo, nuevamente se
atacan iglesias y se incendian conventos. El comunismo libertario es
proclamado en diversas partes como en Sardanola-Ripollet y en villas y
pueblos se hace flamear la bandera roja y negra. La república de Azaña
(a la que luego la CNT/FAI se someterá) muestra su capacidad para llevar
el terrorismo estatal a su máxima expresión: se da la orden de tirar
directamente a matar a los proletarios insurrectos. Los brutales golpes
represivos no impiden que ya en mayo el proletariado vuelva a la huelga y
a ocupar la calle en Madrid, Barcelona, Valencia, Burgos, Alicante,
Sevilla, Granada, Bilbao… En diciembre el movimiento del proletariado
adquiere sus expresiones más elevadas en Aragón y proximidades: se
queman archivos, se incendian conventos, se lucha abiertamente contra
las elecciones.
1934 se abre también con importantes huelgas
obreras: metalúrgicos y tipógrafos en Madrid, gaz y electricidad en
Barcelona, huelga general en Zaragoza, así como tentativas de huelgas de
proletarios agrícolas. Pero sin lugar a dudas el momento más álgido de
ese año es la insurrección proletaria en octubre de 1934 que se conoce
como “insurrección de Asturias”. A pesar de la violencia del movimiento
en Bilbao y dadas las tentativas infructuosas en Barcelona y Madrid, el
movimiento queda rápidamente circunscrito a la región de Asturias,
especialmente en las grandes concentraciones mineras. La huelga general
llevada adelante por el proletariado unificado bajo el signo de U.H.P
(Unión de Hermanos Proletarios) asume inmediatamente un carácter armado e
insurreccional escapándosele de las manos a los sindicatos y los
partidos (principalmente del P.S.O.E.) que intentan controlarlo. El
proletariado minero toma la ciudad de Oviedo utilizando la dinamita y
algunas armas, también en otras ciudades como Gijón el movimiento es
directamente insurreccional. Se atacan las fábricas de armas, así como
los centros de poder, se expropia y se intenta organizar la producción
sobre otras bases; pero el rápido fracaso de la insurrección en el resto
del país y los límites del armamento proletario permite al Estado
aislar el movimiento y concentrar todas sus fuerzas para derrotarlo.
Luego de una terrible lucha de 20 días y una sangrienta represión el
Estado impone la vuelta al orden. La represión y el terrorismo
generalizado del Estado caracterizará el resto de 1934 y todo el año 1935.
Luego del aislamiento y la derrota de la Comuna de Asturias de octubre
de 1934, se siguen produciendo grandes luchas en toda España, pero al
mismo tiempo la ideología frentepopulista y antifascista se va
imponiendo cada vez en más las estructuras organizativas del
proletariado hasta el triunfo electoral del Frente Popular y la amnistía
de los presos políticos, que constituyen ya, formas de canalización
democráticas de la lucha proletaria desarrollada hasta entonces.
En 1936 el proletariado es capaz de armarse,
enfrentar y vencer al fascismo pero al mismo tiempo se paraliza frente a
la república. La tendencia a “ir por el todo” y a la “dictadura de la
anarquía” que se antes se expresaba por doquier, va perdiendo fuerza
frente a los antifascistas que por otra parte encuentran apoyo a sus
tesis en julio de 1936 en la amenaza de las flotas francesa e inglesa.
Con el “colaboracionismo antifascista” descarado de la CNT, la FAI, el
POUM a partir de julio de 1936, el proletariado pierde autonomía contra
el Estado burgués que en base a ello va logrando desarmarlo y
encuadrarlo en los ejércitos antifascista y fascista. La última gran
resistencia generalizada del proletariado se produce en las gloriosas
jornadas de mayo de 1937 en donde el proletariado se encuentra solo en
la calle enfrentando a todas las estructuras del Estado burgués,
incluido no solo sus represores republicanos stalinistas y socialistas
sino también lo que habían sido sus organizaciones, la CNT, la FAI, el
POUM…
5.
Una vez más, la derrota del proletariado en España se produjo porque
éste no logró organizarse como clase y como partido autónomo contra
todas las fuerzas burguesas. Y todo ello gracias a la concepción y la
política socialdemócrata del mal menor, del apoyo a la democracia
progresista, de alianza de los mal llamados “partidos obreros”. A la
Alianza Obrera de octubre de 1934 entre PSOE, BOC (después POUM), PCE y
secciones de la CNT, siguió el Frente Popular de principios de 1936
contra el fascismo, que unía a PSOE, PCE, POUM, CNT y toda una serie de
partidos burgueses declarados (ERC, Azaña…). La constitución del Frente
Popular y de la alianza antifascista significó la rápida y total
disolución de la autonomía de clase del proletariado y su enrolamiento
en la guerra interburguesa en España primero y después en la segunda
guerra mundial en el resto del mundo.
6.
El Frente Popular (y más precisamente la dualidad
antifascismo-fascismo) es la táctica utilizada en ese momento por la
burguesía contra el proletariado para liquidar su autonomía de clase.
Los fenómenos del fascismo, del nazismo, del frentepopulismo, del
stalinismo, que se desarrollan en esos años tienen todos las mismas
características básicas de conciliación nacional, movilización de masas,
apología del trabajo y de la producción en gran escala y conducen todos
a la renuncia de los intereses proletarios, al esfuerzo nacional y en
última instancia a la guerra imperialista, donde el único papel que
tiene el proletariado es el de carne de cañón. A pesar de la resistencia
activa de las fracciones comunistas e internacionalistas, el
proletariado no logra la ruptura con dichas corrientes y terminará
jugando exactamente ese papel de carne de cañón. España es entonces el
último país en donde el proletariado libra una gran batalla
revolucionaria de todo el período y a su vez el primer país en donde el
capitalismo mundial logra concretar la canalización de todas las
energías proletarias en la guerra fascista-antifascista cuya culminación
será la guerra mundial.
7.
La lucha en España durante la década de los treinta en la medida que
culmina en la transformación de la guerra social en guerra imperialista y
en destrucción/liquidación del proletariado concluye el proceso
contrarrevolucionario que ya era general en el mundo. Para ello fue
fundamental el papel que jugó la socialdemocracia, como partido burgués
para los obreros. Ese rol lo desempeñaron PSOE, PCE, POUM y CNT.
Mientras que las dos primeras tiene un programa abiertamente burgués y
opuesto a la revolución proletaria (tareas democrático burgueses…) será
en las otras dos que el proletariado estructuró su lucha. No existen
otras organizaciones masivas de proletarios organizados autonomamente. A
partir de estructuras militantes de la CNT, la FAI y pequeños grupos,
que aunque no son oficialmente reconocidos se reivindicaban de esas
estructuras, se organizó la insurrección armada. Minorías y grupos que
se reivindicaban de la CNT fueron la vanguardia de las expropiaciones
proletarias y de la acción autónoma de la clase obrera contra el
capitalismo. La masa proletaria no organizada vio también en la CNT a su
organización. Sin embargo, tanto por su práctica social global (la CNT
era principalmente un sindicato y funcionaba como un aparato del Estado
burgués) como por su concepción (predominio de una ideología anarquista
incapaz de concebir la lucha contra el Capital y el Estado), esa
organización que encuadraba a la vanguardia del proletariado no pudo dar
otra dirección que no fuera la del antifascismo. En efecto, desde mucho
antes de 1936, la CNT había confirmado su naturaleza socialdemócrata y
durante las elecciones de ese año, así como con posterioridad, se mostró
como un aparato capaz de funcionar como el ala izquierda del
republicanismo y el Frente Popular. Más aún, durante los meses previos
al asalto insurreccional de julio de 1936 se había ido imponiendo una
línea abiertamente antifascista a secas (es decir burguesa) que ya no
designaba como enemigo a la burguesía y el sistema social capitalista,
sino al fascismo. Aunque esta práctica se denunciara en el interior
mismo de la CNT (por ejemplo, en el Congreso de Zaragoza), el
frentepopulismo se impuso totalmente en la renuncia al abstencionismo
revolucionario y en la participación activa en las elecciones del lado
del Frente Popular.
8.
En las luchas en España, el proletariado alcanzó grados
importantísimos de autonomía y dio evidencias del alcance de la
revolución que contiene. Son de destacar la concreción y la
radicalización de la lucha, la autonomía de los proletarios al armarse y
tomar los centros de poder en diversas ocasiones como en octubre de
1934 y julio de 1936, las rupturas de grupos o fracciones que fueron más
lejos que sus propias organizaciones, la rápida extensión de consignas y
tentativas prácticas de lucha contra la propiedad privada, las
expropiaciones de tierras y fábricas, los intentos de abolición del
dinero, la búsqueda de organismos de producción colectiva y la búsqueda
de otras formas de producción y distribución; sin embargo, la ideología
antiautoritaria, antidictatorial,… socialdemócrata que predominaba
dispersó esa formidable energía en miles de pequeñas acciones sin fuerza
orgánica capaz de reventar el capitalismo. La concepción gestionista
predominante se completaba perfectamente con la política antifascista y
juntas impidieron que el proletariado impusiera sus propios intereses en
base a su dictadura revolucionaria. Ese extraordinario movimiento del
proletariado no tenía una dirección revolucionaria en el sentido más
fuerte de esa palabra y en su lugar existía una dirección formal que no
correspondía con la práctica real del movimiento y que lo dirigía al
callejón sin salida del antifascismo y el gestionismo radical: la
formación de colectividades en coexistencia pacífica con la economía
capitalista.
9.
En 1936, el proletariado se arma y conquista la calle frente a la
burguesía, a la propiedad privada y al Estado; pero se encuentra
desarmado políticamente por las organizaciones de la socialdemocracia
que con sus ideologías anarquistas y secundariamente socialistas y
leninistas lo conducen atado de pies y manos a aceptar la disciplina del
antifascismo (milicias antifascistas), la república burguesa (legalidad
democrática), la gestión capitalista (colectividades). Aunque los
aspectos militares, políticos, económicos de la lucha de clases están
indisociablemente unidos, podríamos esquematizar la imposición de la
contrarrevolución haciendo una disociación de esos aspectos para
exponerlo con más claridad. En lo militar se liquidó la lucha de clases
al someter al proletariado al frente militar dirigido por la burguesía
republicana. En lo político, la entrada y colaboración de esas
organizaciones en el gobierno republicano fue una confirmación de su
incapacidad de darle a la situación una salida revolucionaria y de su
política contrarrevolucionaria de conciliación de clases. En lo
económico, la ideología que pretende que se puede organizar la
producción sobre bases revolucionarias sin la dictadura del proletariado
que destruya centralmente la propiedad privada (la mercancía, el
dinero, el trabajo asalariado…) condujo a canalizar la energía
proletaria en la gestión y reproducción de la economía mercantil. Toda
la energía revolucionaria del proletariado fue liquidada por el
antifascismo (guerra imperialista) y el gestionismo (colectividades) que
impusieron la CNT y el POUM, lo que vino a complementar con creces el
papel criminal que realizaban en el campo antifascista el PC y el PSOE.
Dada la coherencia entre la práctica social y la ideología (así como las
prácticas anteriores), de todos los grandes partidos denominados de
izquierda, resulta absurdo hablar de traición. De la misma manera que la
socialdemocracia formal no traicionó en 1914, sino que cumplió su papel
histórico de partido burgués para los obreros, y los asesinatos de
revolucionarios y las casas de tortura utilizados por el PC confirmaron
su papel contrarrevolucionario, el papel centrista, desempeñado por la
CNT y el POUM que parten de la lucha del proletariado, de sus
necesidades y efectúan declaraciones revolucionarias, para someterlo
inmediatamente a las necesidades de la guerra y la economía capitalista,
resultó confirmado por la práctica contrarrevolucionaria de estas
organizaciones. Ello fue esencial para encuadrar a lo mejor el
proletariado y liquidarlo en el campo de la guerra antifascista y de la
producción militar capitalista y lejos de constituir una traición
significó la confirmación de la concepción general de esas
organizaciones y de su política de años anteriores.
10.
La derrota de la insurrección de mayo de 1937 (la más claramente
antiburguesa antiestalinista y antirrepublicana) se produce gracias a
que el antifascismo radical logra desarmar totalmente al proletariado
insurrecto, notablemente gracias a la dirección de la CNT, del POUM y
sus Ministros. La paralización/liquidación de la insurrección y la
vuelta al trabajo preconizada por estas organizaciones dejaron el campo
totalmente libre para la tortura, la desaparición y los asesinatos
practicados por los stalinistas para descabezar la revolución. Como en
las otras tentativas insurreccionales, en abril de 1931, octubre de 1934
y julio de 1936, el proletariado no afirmó una dirección revolucionaria
realmente propia, que no estuviera dispuesta a transigir y a aceptar
los llamados a la paz social del antifascismo. Su formidable impulso
revolucionario logró ser liquidado por la represión física selectiva y
la ideología de vuelta al trabajo y al frente de batalla antifascista
que impusieron la CNT y el POUM.
11.
Frente al desarrollo de los enfrentamientos y tras la derrota del
proletariado en España, los proletarios de otras partes del mundo se
encontraron sin poder actuar en solidaridad con el mismo como hubiese
sido necesario para impedir su aislamiento y liquidación. Ello se debió
principalmente a la debilidad del movimiento del proletariado
internacionalista en ese período, puesto que había sido derrotado por
doquier. A pesar de las luchas en Francia en junio de 1936, en México…
se dio una situación de aislamiento del movimiento a nivel
internacional. La burguesía mundial logró camuflar el verdadero
antagonismo de clase de la “guerra civil” en España y venderla a la
opinión pública mundial como una guerra entre republicanos y fascistas,
lo que llevó al proletariado revolucionario en España a un aislamiento
político muy profundo. Cuanto más se imponían internacionalmente las
banderitas fascistas y antifascistas con los colores nacionales y más se
movilizaban al proletariado hacia las Brigadas Internacionales, más
solos se encontraron los revolucionarios e internacionalistas en España
para enfrentar al capitalismo mundial.
En particular, el papel de la Internacional Comunista, la URSS y los
diferentes PC, así como sus diferentes apoyadores críticos (sobre todo
el trotskismo en sus múltiples variantes) fue fundamental para ese
aislamiento. Cuanto más se reclutaba para el antifascismo, más se
liquidaba la posibilidad internacional de acción internacionalista en
comunidad de acción y lucha con el proletariado en España. Es obvio que
existe una relación directa entre las necesidades de la URSS en tanto
que potencia capitalista compitiendo con otras potencias capitalistas y
la defensa de tal o cual “táctica” en la IC. La del Frente Popular, que
tuvo en España su confirmación más clara como fuerza de liquidación de
la energía revolucionaria del proletariado, obedecía a los intereses
imperialistas del Capital en esa región del mundo.
12.
Contra todas esas fuerzas burguesas sólo un puñado de compañeros
dispersos por el mundo repudiaron por igual el fascismo y el
antifascismo y continuaron la lucha invariante del Partido contra el
capitalismo mundial y el Estado. Nosotros consideramos importantísimo,
no sólo para el análisis del pasado, sino para la lucha futura, los
aportes de esos distintos compañeros, más o menos estructurados en
grupos o fracciones comunistas en diferentes países del mundo. Uno de
los ejes fundamentales de las publicaciones que se realizarán será
precisamente el del rescate histórico de los mejores de esos materiales.
Sin ese decisivo trabajo de reapropiación, el proletariado debería
volver a empezar siempre de nuevo su propia historia, repetir los mismos
errores e improvisar inmediatistamente la dirección a tomar. Sin ese
aporte decisivo, los internacionalistas de hoy y de mañana no tendríamos
todo ese bagaje de experiencia, de teoría revolucionaria, que
constituye el arma más decisiva y potente de gestación de una dirección
revolucionaria que asegure el triunfo en la próxima ola de luchas
proletarias.
FUENTE: https://www.autistici.org/tridnivalka/gci-icg-tesis-acerca-de-la-revolucion-y-la-contrarrevolucion-en-la-region-espanola-durante-los-anos-treinta/
OTROS TEXTOS PUBLICADOS
BREVE RECOPILACIÓN DE TEXTOS sobre la Guerra Civil en España: https://valladolorenlabiblioteca.blogspot.com/2020/04/1936-39-algunos-textos-sobre-la-guerra.html
FOLLETOS: TESIS sobre la Guerra de España: https://valladolorenlabiblioteca.blogspot.com/2019/07/folletos-tesis-sobre-la-guerra-de-espana.html
1936 - 1939 . La Guerra de España (PCint): https://www.pcint.org/05_ElPC/ElPC_53/53_guerra-espana.htm