1.-La revolución proletaria es en esencia una cuestión de contenido. Por tanto tiene poco que ver con algunas luchas obreras (llevadas a cabo por obreros) y jamás se puede considerar que cualquier lucha obrera, por el simple hecho de serlo, sea un avance en la lucha de clases; mucho menos considerar rasgos formales como la violencia, etc., como factores determinantes y esenciales de una lucha.
2.-Una consecuencia de esto es que determinadas luchas obreras pueden ir contra ese contenido, el comunista, es decir, ir contra el conjunto de la clase proletaria en tanto ataque sus intereses generales. Esto se suele producir en la forma de una alianza entre trabajadores de una empresa o sector económico concreto y su burguesía, en nombre de un interés común que es defender la producción, defender dicho sector.
3.-Desde los años `70, la reestructuración económica lleva a liquidar lo que antes eran sectores centrales (industria naval, minería, etc.), no porque se deba dejar de producir barcos o sacar carbón, sino para hacerlos más productivos. Esto ha llevado a que a día de hoy sean puramente residuales, lo que quiere decir que han perdido su capacidad de aglutinar en torno suyo las condiciones de explotación, de vida, de la clase obrera: han perdido su centralidad y se desgaja de dichas condiciones como sectores especiales, con unas características en lo que se refiere a sus trabajadores y a la industria misma esencialmente diferentes al resto de la clase y el mercado.
4.-Esto lleva a que, por una parte, no son capaces de influir en el conjunto del proletariado, no son ya su vanguardia. Por otra parte a que sus intereses cimentados sobre una situación de privilegio respecto al resto de la clase, van hacia mantener esos privilegios amenazados. Y los defienden defendiendo la especificidad de su sector económico o empresa, pidiendo su mantenimiento (vía subvenciones, trato favorable...) al lado de sus dueños que, obviamente, tienen las mismas pretensiones. No pueden apelar al resto de la clase porque, si su intención es mantener sus privilegios de la mano de la burguesía y no luchar por las condiciones de vida del proletariado (al que pertenecen aunque lo ignoren), van contra la clase obrera.
5.-Las subvenciones a la empresa las sufre el resto del proletariado en forma de impuestos, etc. El mantenimiento de la producción se hace a costa de mayor productividad, lo cual repercute en una mayor explotación. Estas son políticas que benefician a unos pocos (proletarios y parte de la burguesía) a costa de otros muchos (proletarios). Por tanto llevar una línea de lucha que busque abiertamente dichas políticas va contra el proletariado. Con ello lo que realmente se hace es pasar el núcleo del enfrentamiento de las necesidades del proletariado, a las necesidades de la economía, que coinciden con parte del proletariado. De hecho según esas necesidades sean o no rentables, la lucha triunfará o no. Hay una diferencia sustancial entre defensa del salario y defensa de la empresa, la primera consigue aglutinar a la clase obrera, la segunda incide en sus divisiones.
6.-Ha de quedar claro que en estos contextos los sindicatos se mueven como pez en el agua porque jamás se van ha ver desbordados por la realidad obrera. Sin embargo, si sucediese que dada su labor de gestores de parte del capital en ciertos sectores fuesen incapaces de defenderlos (los intereses corporativistas) porque directamente el capital no es rentable, y fuesen largados por los trabajadores, no habría cambiado la situación, en lo esencial, ni lo más mínimo. Se tendría, sí, un poco más de libertad para decidir, etc., pero si no está comprendida como libertad de clase, no deja de ser un formalismo burgués (lo importante es lo que se decide, no como se haga: asambleas, sindicatos...)
7.-No se puede dejar de considerar a estos sectores del proletariado que tienen y luchan por privilegios, como una Aristocracia Obrera, pero ésta es una división impuesta al proletariado. Si se mantiene una fábrica por su lucha corporativa no dejarán de empeorar las condiciones de trabajo de sus hijos, vecinos y demás; aumentará su explotación y eso acaba revirtiendo en ellos y su entorno. El “pan para hoy y hambre para mañana” es una constante en estos conflictos. Pronto no habrá quien pueda entrar en los bares que se pusieron con las prejubilaciones; no habrá dinero. Quien pacta con la burguesía, lo paga; realmente sus intereses son opuestos.
8.-Una organización comunista, revolucionaria, debe entender que los conflictos económicos son una constante producida por el capitalismo, lo cual no quiere decir que haya que apoyarlos sin más, tal cual se presentan. Esto tiene como consecuencia que nuestra labor no ha de ser apoyar o unificar sin más las luchas obreras, no somos el nexo de unión de unas parcelaciones listas para dejar de serlo. Lo esencial de nuestra actividad ha de ser la de buscar la superación de estas luchas parciales, haciendo avanzar a los proletarios que las libran fuera del marco parcial y sesgado del resto de la clase, que le imponen los contenidos por los que luchan. Es un trabajo sobre el terreno mismo de la lucha y no desde fuera para unificar, precisamente porque atacando las mismas contradicciones resultantes de su contenido, se hace avanzar no la lucha (que es sectorial, nacional...) sino al proletariado hacia el reconocerse como clase, más allá de toda división.